Emi Zanón Simón. Escritora y comunicadora
Chuang Tse o Chuang Tzu o Zhuangzi como es conocido el famoso filósofo taoísta de la antigua China (siglo IV a.C.) ha sido mi inspiración para el artículo de este mes en el que deseo manifestar la necesidad de buscar siempre el punto de equilibrio en todo.
Miles de años tomó la revolución de la agricultura. Cientos de años la revolución industrial. Y apenas unas decenas de años la revolución digital, que cada día nos sorprende más y más con cosas que podríamos definir como de ciencia ficción (recordemos, como nos apuntó Einstein entre otras mentes lúcidas, que la ciencia ficción es un avance de las posibilidades de futuro que están por venir).
Impresoras 3D capaces de imprimir tejidos y órganos humanos son ya una realidad. También se ha probado con éxito la impresión de muebles y enseres y hasta piezas comestibles que abre muy buenas expectativas en la producción de alimentos a gran escala. También el mundo digital nos trae el "bitcoin", la futura moneda virtual que no depende de bancos ni autoridades monetarias, y quizá sea una alternativa al sistema capitalista neoliberal que ya no nos sirve ni queremos. El micromecenazgo (crowdfunding, crowdsourcing, como se les llama en el mundo virtual), los bancos de tiempo, son, entre otros, modelos de una nueva financiación popular y ciudadana que ya ha empezado a extenderse y que marcan las tendencias de nuestro futuro más inmediato.
Sin olvidar los coches eléctricos, los ordenadores de muñeca, los viajes interespaciales y, cómo no, los smartphones o teléfonos inteligentes que, si bien pueden ser de gran utilidad y relativizar carencias y acercar servicios a lugares remotos, en nuestro mundo occidental están convirtiéndose en una adicción y por ello se han empezado a crear aplicaciones para limitar y controlar su uso y frenar la dependencia ("adictos al espejo negro" como se les llama en la miniserie británica Black Mirror que ha tenido mucho éxito por Internet y que especula sobre las consecuencias del uso incontrolado de las tecnologías sobre la vida de las personas). Y es que en todo, vuelvo a insistir, hemos de tener un punto de equilibrio.
La famosa escritora Ángeles Caso ha escrito en uno de sus recientes artículos: "Considero que la tecnología debe estar a mi servicio, facilitarme la vida, pero jamás avasallarme y convertirme en esclava de cosas que ni necesito ni deseo", y todo como consecuencia de la fiebre que hay hoy en día por tener un teléfono de ultísima generación.
El día que Deep Blue, una supercomputadora desarrollada por el fabricante estadounidense IBM para jugar al ajedrez, derrotó a Kaspárov (campeón del mundo vigente - mayo de 1997), ganando el encuentro a 6 partidas por 3½-2½, la convirtió en la primera máquina del planeta capaz de derrotar a un ser humano, marcando un hito en nuestra historia. Quizá deberíamos tenerlo más en cuenta.
Avanzar por el camino de la evolución juntamente con todo lo que los nuevos tiempos digitales nos ofrecen y deparan, responsabilizándonos de nuestras acciones, de nuestra vida, tratando de situarnos siempre en el término medio, en el punto de equilibrio, y siendo conscientes de que tan importante es nuestro mundo material como nuestro mundo espiritual, así conseguiremos disfrutar plenamente de todo ello sin perdernos y siendo verdaderos "hombres libres".