Olga Lava Mares. Kinesióloga y Formadora de Terapeutas
Al igual que los adultos, los niños a veces también necesitan ayuda para manejar su estrés ante las distintas situaciones de la vida: la escuela, la familia, etcétera. Y para cualquier padre cuyo mayor deseo es ver crecer a sus hijos sanos y felices siempre es un reto saber qué ofrecerles para apoyar sus procesos. La Kinesiología junto con otras terapias energéticas es una buena opción que ayuda a contribuir en el bienestar de los niños.
En qué momento puede ayudar la Kinesiología
Si tu hijo está triste, frustrado o agresivo, si tiene problemas para dormir, si tiene dolores o problemas físicos recurrentes, si tiene alergias o intolerancias alimentarias, si de repente comienza a tener comportamientos más infantiles o dependientes, o miedos e inseguridades… en general, cualquier cosa que indique que el niño no está en equilibrio es un buen motivo para apoyarlo con una sesión de Kinesiología.
Los niños, que son los futuros adultos, necesitan ser cuidados si queremos un mañana en el que la sociedad sea un modelo de colaboración y no de competición. Es decir, si queremos un mundo mejor para todos, debemos responsabilizarnos y ocuparnos de que los niños de hoy vivan en equilibrio, desarrollen todo su potencial y puedan convertirse en personas seguras, libres y con confianza.
Quién se puede beneficiar de una sesión de Kinesiología
El tratamiento es recomendable para niños de cualquier edad y condición, desde bebés, niños pequeños hasta preadolescentes y adolescentes. La kinesiología ayuda a cambiar emociones, pensamientos y comportamientos en los niños, de manera que encuentran el equilibrio en la vida diaria y pueden seguir adelante sintiéndose mejor.
Cómo funciona la terapia
Los niños son muy sensibles a las terapias energéticas, la mayoría de las veces más que los adultos, por ello incluso después de una sola sesión suelen estar más relajados y aliviados.
Al trabajar con la energía podemos darnos cuenta de que todo está conectado. Las emociones y la forma de pensar de los padres, tutores o educadores afectan a los niños, hasta tal punto que muchas veces cuando un cliente pide una consulta para su hijo, es necesario trabajar directamente con el padre y con ello ya mejora la condición del niño. Las emociones de los niños, sus hábitos y limitaciones suelen estar estrechamente relacionadas con los problemas o situaciones que estén viviendo los padres. Es cierto que hay casos en los que no es así, y los padres no necesariamente están involucrados, como puede ser el caso de estar procesando una pérdida o duelo. Pero, en general, la mayoría de las veces vamos a encontrar que los niños reflejan los problemas de los padres, pues ellos recogen sus asuntos, los imitan y los complementan. Los niños aman tan incondicionalmente a sus padres que los seguirán en cualquier camino que éstos tomen.
Este enfoque implica responsabilidad pues es más fácil decir “mi hijo tiene un problema de agresividad” o “mi hijo no puede dormir”, que aceptar que lo que le sucede al hijo es que está somatizando lo que le ocurre a su progenitor. No es sencillo entender cómo nuestra propia actitud y nuestras acciones se relacionan con sus problemas, o qué podemos hacer para apoyar el cambio. Pero definitivamente puedo afirmar, desde mi experiencia como profesional, que cuando el padre hace un cambio y resuelve su lado de las cosas, transforma la negatividad y encuentra un punto de vista positivo, el niño mejora.
Excepto para los adolescentes, que ya se puede trabajar con ellos directamente, para los niños más pequeños la sesión suele ser distinta. Dado que hacer el test muscular es más complicado y además la mayoría de los problemas del niño los tendremos que trabajar con los padres, no es necesario que vengan físicamente a la consulta sino que haremos la sesión con cualquiera de los dos padres como sustituto. Esto es otra modalidad de la terapia a distancia que, además, nos da la ventaja de tratar simultáneamente a los dos, padre e hijo.
Si necesitas más información puedes consultar en olgalava.com o ponerte en contacto con Olga Lava en el 679 320 928, ya sea para pedir cita o resolver dudas.