Isabel Llano Blanco
Desde que el hombre comprendió los procesos que nos llevan a la enfermedad sabe que sudar es de las herramientas más valiosas que tenemos. Una de las bases de la salud plena es la eliminación de tóxicos y al sudar depuramos nuestro organismo de manera natural, profunda y efectiva. Ya lo dijo Hipócrates, "dame una fiebre y curaré cualquier enfermedad".
El hecho de limpiar internamente nuestro cuerpo es de suma importancia para mantener un óptimo estado de salud y vitalidad. Es algo en lo que hacen hincapié casi todas las escuelas de medicina natural del mundo, incluso se resalta en las grandes tradiciones espirituales. No obstante, en la sociedad actual tendemos a omitir y prescindir de lo que fue válido y eficaz durante milenios por el motivo más sencillo que se pueda imaginar: porque nos es desconocido.
Este verano tuve la oportunidad de conocer una banya rusa (algunos lingüistas consideran que el nombre ruso "banya" procede del griego y significa "quito el dolor y la tristeza"). Pasé unos días con una familia que vive en San Petersburgo y me invitaron a compartir con ellos este baño de vapor que tienen en su casa del campo, era una cabaña de madera anexa a la vivienda principal. Me llamó la atención como tienen integrado el hábito de sudar. Y es que el uso de los baños de vapor no es una moda, es una costumbre ancestral, ampliamente difundida en numerosas culturas. Esta práctica cotidiana viene de antiguo: en la medicina ayurveda lo denominan swedana, hamánn lo llaman los musulmanes y en las culturas de Mesoamérica, temascal. La tribu Dakota lo denominó con el bonito nombre de la morada del sudor.
Generalmente, en las culturas que se practican los baños de vapor se usa de manera complementaria la fitoterapia de la zona; típicas son las ramas de abedul en la banya rusa y variadas las hierbas medicinales en los temascales chamánicos. El sudor, por sí solo, ya tiene un alto valor curativo; si además consideramos que este vapor es generado por plantas medicinales, aumentamos en gran medida la capacidad terapéutica del tratamiento. Cada hierba tiene propiedades medicinales distintas, por ejemplo, el espino blanco actúa como un valioso regulador cardiovascular, la manzanilla es excelente para limpiar los ojos y restablecer la buena digestión, mientras que la ortiga o la cola de caballo son idóneas para la depuración de hígado o riñón, etcétera.
El uso de las plantas medicinales de nuestro entorno es más importante de lo que pensamos, como bien dice Mariano Bueno, divulgador y pionero de la agricultura ecológica: "Al usar las plantas medicinales que han crecido cerca de donde vivimos, nos estamos vacunando de los tóxicos del aire, del agua y de los gérmenes, virus y sustancias tóxicas que hay en nuestro entorno. Estamos aprovechando las sustancias que ellas ya han sintetizado".
Podemos considerar esta práctica en su aspecto más simple como un baño de limpieza, pero sobrepasa en beneficio y eficiencia a los baños comunes de vapor, porque emplea técnicas de termoterapia, hidroterapia, fitoterapia y aromaterapia, entre otras. Y con ello contribuye en el tratamiento de innumerables afecciones, tanto físicas como emocionales, y es por supuesto una excelente práctica de salud preventiva si lo hacemos de manera regular.
En general, sirve para purificar el cuerpo, relajarse, limpiar la piel y también contribuye a abrir la mente y desarrollar la percepción, incluso si lo usamos como un tiempo de introspección, podemos meditar. Estos espacios eran considerados en ocasiones como un lugar de prueba, ya que el calor es alto y a veces sientes que no puedes permanecer más tiempo y quieres salir. Hay personas que se activan a nivel emocional, así que también se debe contemplar como un espacio de crecimiento y autoconocimiento. Yo misma, cuando empecé hace muchos años, era de las que no soportaba el calor extremo que a veces se genera. Pero tenía una situación física que quería resolver, por lo tanto decidí atravesar el agobio, la taquicardia y permitirme estar. Mi organismo se fue adaptando y hoy en día lo practico de manera regular porque me he acostumbrado al agradable bienestar que me proporciona tanto a nivel físico como anímico.
El efecto que este baño de vapor genera en el cuerpo físico es innumerable. Prácticamente todos los órganos del cuerpo se ven estimulados y depurados. Beneficia la circulación sanguínea, ayuda a bajar de peso, calma las molestias en el aparato digestivo y es útil en problemas ginecológicos. Reduce trastornos hepáticos, limpia las vías respiratorias, estimula el sistema nervioso y ayuda a relajarse. Combate el insomnio, los estados depresivos y nerviosos y mitiga el estrés. Hidrata, sana y regenera la piel y el cabello; combate infecciones, reduce la retención de líquidos y elimina el ácido láctico, un veneno responsable de dolores y fatiga. Excreta los metales pesados y fortalece el sistema inmunológico. Ayuda a liberar emociones contenidas, da una sensación de plenitud e integridad. No somos personas pre enfermas, la salud plena es nuestro estado natural. Los baños de vapor son una manera sencilla de restablecer nuestro bienestar físico y emocional.
Isabel Llano Blanco es codirectora del Instituto Valenciano de Terapias Naturales y naturópata, y realiza junto con Mamen Peiró la sauna fitoterapéutica o temascal en Valencia.