Martín Ribes. Experto en Marketingpara Terapeutas, Formador de Alto Impacto
Cuando llegué de Irlanda con mi título de Shamanic Practitioner bajo el brazo tenía muy claro una cosa: quería hacer de mi vocación de servicio una profesión. Lo que no tenía nada claro era cómo iba a hacerlo. Me había entrenado a fondo como terapeuta, pero carecía de la más mínima formación como emprendedor. Os podéis imaginar que para lograr mi objetivo tuve que dar muchos palos de ciego por falta de conocimientos para hacer llegar a mi público mis servicios. Hice mil pruebas y muchas cosas que no hay que hacer, las cuales me desgastaban mucho y, además, seguía sin obtener los resultados que buscaba: conseguir clientes para mi consulta y alumnos para mis talleres. El camino fue realmente duro, frustrante, solitario y me cuestioné en varias ocasiones si valía la pena continuar, si realmente iba a poder vivir de esta profesión, si mi sueño era realista... Pero mi sueño tiraba de mí, sabía que tenía talento, un don que ofrecer al mundo, quería honrar la razón por la que me hice terapeuta y esta razón me mantenía enfocado con determinación en momentos de abatimiento.
Pero mi salto de amateur a profesional y mi gran cambio a nivel de ingresos se produjo cuando pude identificar el conflicto moral que tenía con el hecho de cobrar a las personas por hacer algo que me encantaba hacer. Y además descubrí que detrás de esto estaba mi incapacidad de saber recibir. Sabía dar, pero no recibir.
Una vez superada esta resistencia el universo se puso en marcha y empezaron a llegarme ideas para poder ofrecer mis servicios. Empecé a invertir en cursos de marketing y me di cuenta de lo importante que es tener nociones de negocio para no ir tan perdido. Muchas veces los terapeutas, coaches y formadores son muy buenos en lo que hacen, pero tienen muchas dificultades para conseguir clientes. Nos guste o no tenemos dos profesiones. Y es necesario que aprendamos estrategias de marketing y venta para que nuestra consulta sobreviva y para poder llegar a nuestro público y que éste entienda que lo que tú haces le va a mejorar la vida. Sólo así podrás ayudar a más gente –haciendo lo que realmente amas– y conseguir más clientes sin sacrificar tus valores e integridad.
En realidad, vender es servir y si quieres, puedes dedicarte a tu pasión que es tu don, tu pasión es buena para la gente porque contribuye al bien común. Además de dar sentido a tu vida, te puede generar abundancia y tiempo. Porque en realidad esto es tu vida, no tu trabajo, es tu vida. ¿Cuánto estás dispuesto a apostar por tu vida?
Así que te animo a que trasciendas tus miedos, tus resistencias y dudas, y que te lances al ruedo con las herramientas necesarias. De verdad que lo que tú tienes, si lo haces desde el corazón, le va a servir de utilidad a mucha gente. Perjudicarías al mundo si no lo pusieras a disposición. Muéstrate, sirve y recibe... Ahó!
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