Quién es
Ha ejercido durante más de 20 años como intérprete simultánea, compaginando su actividad profesional con una formación académica continuada y una experiencia vital muy rica y profundamente variada. Profesora de adultos y niños durante 15 años en diversos países, se ha formado como coach ACC multilingüe a través de la ICF, así como también en programación neurolingüística (certificada iNLP), Ho’oponopono, Quantum Touch, The Work, Perdón Radical. Todo este recorrido la ha llevado a desarrollar la humanología, la esencia personal y el coaching en optimismo. Entre otros libros, es autora de “El optimista que hay en ti”, de Editorial Koan.
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Aurelio Álvarez Cortez
-¿Cómo has llegado a ser una coach en optimismo?
-Perdí el optimismo y tuve que recuperarlo. Tuve dos accidentes de coche que me dejaron completamente discapacitada. Además soy alérgica a la medicación y durante muchos años estuve con dolores crónicos todos los días. Tenía 28 años cuando ocurrió el primer accidente y el segundo, con treinta y pocos. Todavía sigo con dolores, pero me habían dicho por entonces que a los 40 años seguramente estaba en silla de ruedas, algo que no ha sucedido.
-¿Qué hizo click en ti para recuperarte?
-Una amiga me dijo después de muchos años “dónde se fue tu optimismo”, respondí “no sé, ¡lo quiero!”. Entonces comencé a estudiar. Había trabajado como intérprete simultáneo durante 20 años. No solamente tenía acceso a científicos de todo el mundo, también trabajaba con académicos. Estaba muy acostumbrada a investigar, estudiar. Así probé todas las herramientas que encontraba en mí misma y poco a poco fui mejorando, recuperando mi optimismo. La gente lo veía y me empezaron a pedir que los ayudara. Paso a paso acabó naciendo el coaching en optimismo.
-En ese proceso de aprendizaje, ¿qué causó un efecto potente, positivo?
-Algunas herramientas funcionan mejor que otras, pero yo enseño todas porque no sabemos cuál es la óptima para cada persona. En mi caso, fue poder recuperar mi energía. Yo soy una dínamo, tengo energía como para detener un tren. Pero la había perdido y decidí recobrar mi empuje. Lo hice con muchas herramientas, no fue una sola, en un proceso en el que fui eliminando los bloqueos, abriendo puertas, aplicando recursos. Aquellos que no funcionaban los adaptaba a mi forma de ser. En mi libro he intentado agrupar algunos de ellos, no están todos porque haríamos una enciclopedia. Abarcan diferentes campos, como cambiar el estado de ánimo, rescatar la energía inicial, acumular el optimismo… Son diferentes fases del proceso.
-Definición de un auténtico optimista.
-El tema del optimismo es bastante controvertido porque no existe una única definición. Cada persona lo hace a su manera; para unos es ver la vida color de rosa, para otros, ver el vaso medio lleno, otros creen que es ser siempre positivo. Cuando estudié el optimismo me di cuenta de que el auténtico optimista es la persona que no se rinde nunca, siempre sigue adelante y busca una solución a los problemas que surgen. Esa es la clave fundamental. El pesimista ante un obstáculo piensa que no lo superará y se rinde a la primera de cambio.
Como resultado, el optimista acaba teniendo más recursos, siendo más creativo.
-¿La resiliencia forma parte de lo que estás diciendo?
-Para mí, la resiliencia es claramente sinónimo de resignación. El resiliente es aquel que se enfrenta a un obstáculo, o cae, y vuelve a levantarse y dice “yo sigo, yo sigo”, pero lo hace sobrellevando la carga. El optimista es un resiliente con esperanza. Dice “yo me vuelvo a levantar porque sé que encontraré una solución”, es la diferencia fundamental.
-¿El optimista nace o se hace?
-Los seres humanos nacemos optimistas. Los niños, a no ser que tengan un trauma o una situación de vida difícil, se comportan de manera optimista siempre. Esperan lo mejor de la vida, regalos, sorpresas, que la vida les dé lo mejor y que la gente los ayude… Hasta que crecen y los demás adultos empezamos a machacarlos, diciéndoles “no hagas esto porque no es lógico”, “baja de las nubes y pon los pies en la tierra”, “tienes que ser más realista”.
-Jorge Luis Borges dijo que había sido feliz hasta que fue a la escuela.
-Tristemente, así es. El padre del optimismo moderno, en el campo de la psicología positiva y el optimismo reaprendido, el profesor Martin Seligman, decía que hay que reaprender el optimismo. Creé un método para eso.
-¿Qué papel juega en todo esto la motivación?
-La motivación es un aspecto del optimismo, aunque no es exactamente lo mismo. Todos los seres humanos tenemos una motivación intrínsecamente nuestra, diferente. En mi trabajo he establecido una dicotomía bastante fácil de manejar entre motivación instrumental y motivación integradora. La primera la tienen aquellos que se guían mediante el alcance de cada vez más objetivos, son personas que siempre están mirando al futuro, avanzando. Y la poseen por su forma de ser o por lo que han aprendido.
La motivación integradora se presenta en personas que establecen equipos, les gusta asentar bases, crear hogar, empresa, fortalecer el entorno en el que están viviendo. Ninguno de estos dos tipos es mejor o peor, simplemente son distintos. Cada uno de nosotros nos comportamos según esa motivación innata con la que vamos desarrollándonos.
-Recuerdo el proceso de población en el mundo, primero iban los exploradores y luego los colonos.
-El explorador es el que abre con la motivación instrumental, el colono es quien asienta con la motivación integradora. Y no le pidamos que tenga motivación instrumental porque lo hundiremos en la miseria y viceversa. Lo vemos también en las empresas, que pasan por fases en que necesitan estar lideradas por personas con este tipo de motivación. Luego se necesita un motivador instrumental que tire de la empresa para que siga avanzando. Ambos hacen falta.
-Estamos en una sociedad en que la mayoría de los mensajes que recibimos son desalentadores. Por ejemplo, “la vida es una lucha”.
-Seamos conscientes de que eso es el resultado de nuestra tradición judeocristiana. Durante muchos siglos el mensaje que se nos ha dado es que estamos en un valle de lágrimas, que hemos venido aquí para sufrir y tenemos que sentirnos culpables del pecado original, de ser no gratos ante el Señor. No estoy criticando a la religión, sino explicando. Como consecuencia, la humanidad ha llegado a establecer una serie de creencias culturales, transmitidas de padres a hijos, que nos dicen que tenemos que sufrir para ser merecedores. Cambiar la historia de tantos siglos no se hace de la noche a la mañana, pero afortunadamente estoy convencida de que estamos ante la siguiente revolución de la humanidad.
-Eres congruentemente optimista.
-¡Claro!, y estoy convencida. El ser humano está siguiendo ahora mismo un patrón que hemos visto en todas las revoluciones anteriores. Al igual que ocurrió con las revoluciones agrícola, industrial, tecnológica, se están polarizando las opiniones a niveles extremos. Es blanco o negro. La gente se está posicionando cada vez más, lo vemos en la economía y la política. Esto siempre ocurre en los años anteriores de una revolución, y la que se está fraguando es una revolución humana. Mucha gente en el planeta está empezando a defender lo básico, la recuperación de valores, la felicidad… Se ha demostrado que los modelos anteriores han fracasado y por eso estamos abocados a una nueva transformación. Y no será una revolución cruenta, porque nos volverá a llevar al origen que somos. Al fin y al cabo, el ser humano está en el núcleo de todo lo que hacemos.
-El lenguaje no es inocente, y a veces se piensa que lo es.
-Para nada. El lenguaje es una herramienta que todos utilizamos, y no se trata solo de las palabras. El lenguaje no verbal es todavía más potente que las palabras. Transmitimos muchísimo con cada gesto, cada tono y cada palabra. Quienes ostentan el poder hacen un uso exquisito de la comunicación para manipular, utilizar y conducir a las personas hacia sus creencias, que están defendiendo. Pero, insisto, esta corriente de cambio que se produce también es consciente de ello y cada vez son más quienes hablan de felicidad, bienestar, valores. Incluso los libros de autoayuda, la new age. En el fondo, todos hablan de lo mismo con una sola voz, cada vez más fuerte.
-¿Existen estudios que confirmen los beneficios del optimismo?
-Sí, hay miles, incluso estudios de muchos decenios de duración. Se ha analizado la población durante 30, 40 años, y los resultados dicen que las personas optimistas acaban disfrutando de vidas más largas, más saludables, felices y con mayores recompensas. Puedo mencionar los realizados por el propio Seligman o los del doctor David Di Salvo, que demuestran incluso la repercusión positiva del optimismo en enfermedades cardiacas, en la depresión… En internet, poniendo “estudios” y “optimismo” encontrarás información y los resultados son abrumadores.
-Y los neurotransmisores, ya que estamos hablando de estudios científicos, ¿qué función cumplen, cómo actúan en un optimista?
-Llevo hablando de neurotransmisores hace ya muchos años. Empecé con la oxitocina, luego con otros como las endorfinas, la serotonina y la dopamina, por mencionar algunos. Y hoy los neurocientíficos se refieren a ellos como la gran panacea. Los neurotransmisores liberan sustancias químicas que nos hacen sentir cosas. Si tú tienes gran cantidad de oxitocina en la corriente sanguínea tendrás sentimientos de unión, de amor, de compañerismo. La dopamina hace que te sientas más relajado, igual que las endorfinas. En el coaching en optimismo utilizamos este conocimiento para enseñar qué tipos de acciones o actividades se pueden realizar para producir la liberación de esos productos químicos.
Hay otros, como el cortisol o la noradrenalina, que segregamos cuando estamos ante un peligro, tenemos miedo o en una situación de estrés. Su efecto es que tensan el cuerpo, aceleran el ritmo cardiaco y nos preparan para enfrentar la situación amenazante. Por eso enseñamos a dominar, a manejar esos mecanismos, de forma que gradualmente uno comience a sentirse mejor.
-¿Esos neurotransmisores forman parte del grupo de optimizadores del estado de ánimo que citas?
-Sí, hay muchísimos. En mi libro intento ofrecer una recuperación del optimismo, en fases. Para empezar, tenemos una serie de elementos que permiten cambiar el estado de ánimo, como algunos de los neurotransmisores que señalé. Si te encuentras desanimado y liberas endorfinas, de modo inmediato te sentirás mejor, eso es cambiar el estado de ánimo. Si quieres aumentar tu sensación de optimismo, de energía, de positividad, puedes utilizar estos neurotransmisores de manera más constante para que esa acumulación sea mayor, pero también usamos otras herramientas, como las afirmaciones o declaraciones, los mantras diarios, la gratitud, que permitirán tomar el control de cómo vives tu día a día.
-¿Qué es el Árbol de la Felicidad?
-Es otra herramienta, visual, práctica, que permite comprender cuál es la situación de vida en este momento, saber dónde existen carencias, vacíos, y la necesidad de tomar las riendas, aumentar la felicidad y el optimismo. Se puede utilizar en todos los campos de la vida, lo que no ocurre con otros recursos; da una imagen global de tu vida en general, y dice exactamente cómo actuar paso a paso. Está estructurado de tal forma que intenta evitar que se produzcan crisis.
-En tu libro hay páginas en blanco para responder preguntas inspiradoras.
-La humanología, disciplina que he creado, en la cual el coaching en optimismo es solo una de las metodologías utilizadas, dice que el ser humano es el único que realmente se puede cambiar a sí mismo. Para poder hacerlo, primero ha de reconocerse, de ahí la importancia de plantearse preguntas y enfrentarse a sí mismo para ver en dónde uno está exactamente y qué es lo que no está funcionando bien.
-¿Una pregunta inspiradora, importante, para ti?
-Quizá una que me gusta mucho es qué puedo hacer en este momento para ser feliz.
-Cítame alguna anécdota, un episodio, un hecho, que reforzó tu trabajo, consolidándolo.
-Mi propia historia, yo perdí el optimismo. Hoy no estoy en una silla de ruedas, e inspiro a miles de personas en todo el mundo. Hago una vida que, aunque con limitaciones físicas porque tengo seis hernias discales y dos burbujas en la médula ósea, es aceptablemente normal. Eso me ha permitido disfrutar de cada momento de mi vida. Y si yo puedo hacerlo, lo puede hacer cualquiera.
-¿Y un motivo para ser optimista ahora mismo?
-En la Edad Media se hablaba de “momento”, que era el desplazamiento entre raya y raya en los relojes de sol. Cada momento es un tiempo abstracto, algo que todos conocemos pero pocos manejamos. Muchas personas pasan gran parte de sus momentos en el pasado, recordando episodios de dolor, culpas, cosas desagradables, no están en el aquí y ahora, en el presente, experimentando lo que realmente está pasando.
La vida es como un collar de cuentas, de momentos. Cuando no estás en el aquí y ahora, no experimentas, no vives. Esas cuentas quedan vacías, sin color, sin vida en su interior.
Animo a que se recupere la energía y el empuje a través del coaching en optimismo para llenar esas cuentas de luz, de vivencias, de lo contrario la vida no tiene sentido. Coleccionar momentos es lo que puedes hacer a través del optimismo, para tener una vida plena.