Emi Zanón Simón. Escritora y comunicadora
Quizás tú, querido lector, ya conozcas el significado de tu nombre, los antecedentes, las anécdotas y muchas más cosas que se ocultan tras de él. O quizás no. Sea como sea, ahora tienes la oportunidad de tener amplia información sobre él de la mano del diccionario más amplio de nombres propios nunca publicado, cuyo autor, Emilio Salas, utilizando la numerología como herramienta que nos permite conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás –de la que hablaremos en otra ocasión– nos aporta los conocimientos necesarios (etimología, historia y carácter) para elegir el nombre más apropiado para nuestros hijos, si es que están por venir, o para saber más sobre uno mismo.
No es una frivolidad, sobre todo si tenemos en cuenta, además, que nuestro nombre y apellidos emiten una vibración, una onda determinada por su sonido. Son pues una configuración energética que, como tal, nos aporta sus características favorables o no tanto (dependiendo, por supuesto, de otros factores). De ahí que debamos seguir ciertos consejos de Emilio Salas cuando vayamos a elegir el nombre de nuestro hij@.
Por ejemplo, él recomienda que además de hallar el nombre que mejor suene con los apellidos, habrá que elegir el nombre que numerológicamente presente unas mayores posibilidades de futuro. Recomienda huir de los nombres inventados –que quizás puedan sonar exóticos pero causarán problemas en el futuro–, de aquellos que sean objeto de burla (Perfecto, Bella, Primitivo, etcétera) y recomienda evitar combinaciones jocosas o malsonantes: Armando Guerra, Dolores Fuertes, Paco Jones, etcétera, y los nombres de moda tanto cinematográfica como televisiva (me acabo de acordar que mi padre bautizó a sus dos perros de caza con los nombres de Pamela y Poldark...).
Por último, hace hincapié en que hay que tener en cuenta el número hereditario, dado por los apellidos paterno y materno, ya que casi siempre posee algunos números en exceso y otros en defecto, debiendo compensar en lo posible estos excesos o carencias con el nombre propio.
Además de lo valioso que puede ser para uno mismo como herramienta de autoconocimiento, este diccionario puede ser muy valioso para los psicólogos, los médicos, los departamentos de selección de personal, los profesores y en resumidas cuentas para todos aquellos que a priori quieran tener una visión general de la persona que tienen delante. Y cerraremos este artículo con algunos ejemplos del propio Emilio Salas.
Vicente, del latín vincentius: vencedor. El carácter de Vicente es enérgico y obstinado, pero también reservado y prudente, dejándose llevar por los acontecimientos cuando no puede dominarlos y seguir luego como si tal cosa, siendo su meta el conseguir su parcela de poder e independencia, en lo que se basa en su seguridad en sí mismo y en la bondad de sus ideas, e incluso a veces en su sentido artístico. Pero sus números clave son ausentes, por lo que le costará mucho conseguir lo que ambiciona; además puede pecar de inestabilidad por un gusto excesivo por el cambio, por lo que tendrá que aprender a dominar esta tendencia. En el terreno sentimental es ardiente y apasionado, pero poco sentimental y, a menos que su número hereditario lo compense, poco fiel.
Habría que estudiar, lógicamente, los apellidos que le acompañan y fecha de nacimiento para una información más exacta, al igual que en el siguiente caso.
Ana, del hebreo hannah: benéfica, compasiva. Ana es enigmática y algo paradójica, pues tímida y reservada a veces, se muestra inquieta y nerviosa, dudando de sus propias capacidades y sopesando el pro y el contra de las cosas antes de decidirse, y replegándose en sí misma al menor contratiempo. Pero estas características se hallan en contradicción con su necesidad de conocer y asimilar nuevas experiencias y conocimientos, lo que la impulsa a exteriorizarse. De aquí que pase de un extremo al otro sin solución de continuidad. En el amor es muy sentimental y maternal, pero también muy contradictoria, pues tanto desea sentirse protegida como ser ella quien dispense su protección.
¡Qué interesante!, ¿verdad? ¡Cuánta información en apenas tres o siete letras! Yo no dejo de sorprenderme cada vez que leo sobre un nombre en concreto. En fin, amigos, otro camino más para poder llegar a nuestro interior.
No obstante lo expuesto, yo siento, muy profundamente, que somos nosotros quienes elegimos nuestro nombre de pila desde el otro lado del velo y que, sutilmente, se lo comunicamos a nuestros futuros padres en sueños.
¡Feliz comienzo de otoño!
www.emizanon.galeon.com
www.emizanonsimon.blogspot.com