Víctor M. Flores. Instituto de Estudios del Yoga
Es difícil explicar el cúmulo de emociones y sentimientos cuando éstos te envuelven a raudales en tan corto tiempo. Tanto Aurelio Álvarez como yo nos propusimos continuar con la semilla sembrada un año antes debido a la firme creencia de que la ciudad de Valencia, levantina y levantisca, eterno cruce de caminos y de razas, podía convertirse en lo que en este fin de semana se ha consolidado: la capital mediterránea del yoga, figurando entre uno de los congresos de mayor importancia de Europa, no sólo por su número de participantes, sino por su carácter jovial, su carácter plural, en el que distintos linajes y escuelas comparten el mismo espacio porque comparten sus mismas inquietudes, la osadía de compaginarlos con espectáculos no “propios” del yoga o el incluir en su cartel a profesores que recién se estrenan en esta senda con otros consagrados.
Creemos que somos capaces de unirnos por aquello que nos diferencia. En ti creemos, la verdadera razón de este encuentro. Y todo salió a pedir de espíritu.
Volvimos a encontrarnos con caras amistosas debido a la “vox populi” que reclamaron su presencia. Tao Prajñananda y Ananda Vir Kaur nuevamente expusieron su yoga integrador de dos tendencias que pueden amalgamarse en una sola expresión. El poeta José María Márquez integrado en el maestro de yoga Gopala, secretario de la organización Sivananda Vedanta Internacional, uno de los yoguis más honestos y ecuánimes que conozco, volvió a prestarnos su apoyo y cariño incondicional.
Y con ellos también vinieron Carmen Broch, Eugenia Sánchez, el hatha yogui Cosmin Iauncu, la escuela mallorquina de yoga Soham, el yoga a 40 de Sabrina Damm, las técnicas sanadoras de Mirenlu Guinea, las técnicas prácticas para vaciar la mente de Fundación Yoga y una aproximación al mundo de la curva y de las espirales del Instituto de Estudios del Yoga.
Se estrenaron con gran éxito Elisabeth Abad, ofreciendo un taller de masaje ayurvédico, la colombiana Gisela Henao, Belinda Christensen con su visión rompedora de cómo impartir una sadhana al acorde del rock, la escuela navarra Mahashakti, proveedora de la más pura herencia de ese gran sabio indio que fue Aurobindo, ese corazón palpitante que es Toni Bono y nuestros tres platos fuertes con sabor internacional: Jenny Cornero, profesora radicada en Miami que impartió un taller de Yogasana al estilo de su muy admirado maestro Dharma Mitra; las formas físicas del Power Yoga de la húngara Szilvia Körosi, y la representante del linaje Jivamukti, la americano-nicaragüense Ximena Gutiérrez, con su concepto de re-evolución radical de la sociedad y del individuo.
En el salón de actos pudimos ver a ese músico y orientalista que es Pepe Lanau y el Rincón del Tibet, el grupo de pop-rock Patton, la Senda del Caracol del Dúo Amares, entregados al mestizaje musical y al descubrimiento de nuevas melodías; y la exploración del ser humano a través del Naad Yoga de Atmananda Devi Kaur. También pudimos disfrutar en este mismo espacio al astrologo Sirio Simó, toda una autoridad en encontrar lazos firmes entre el yoga y la astrología, y a Chandra Kaur abriendo cuerpo y mente al yoga tibetano del corazón.
Además de estos tres espacios habilitamos una pequeña feria de muestras dónde todos nuestros visitantes, todos nuestros amigos, cada amante del yoga que puso sus pasos en la Petxina pudo degustar galletas veganas, colgarse como murciélago del columpio dispuesto por Anya Yoga Aéreo, comprar las innovadoras camisetas de Neomistic y sus estampados cargados de tanto significado como "Vete a tomar… conciencia", y otros tantos expositores de aceites, y de fragancias, y de maderas labradas y de piedras ensortijadas y de libros inolvidables.
El mundo llueve a cambio, huele a nuevo. Aurelio y yo sabemos que hay muchas soluciones a la problemática de este planeta, hermoso y degradado, auténtico teatro de luces y de sombras. Sabemos que el yoga es una solución. Porque es espíritu. Porque es voluntad. Porque es una fiesta.
Somos conscientes de que hay más filosofías aparte de la nuestra debajo de la bóveda del cielo. Pero el yoga es una, la que conocemos, la que hizo posible este fin de semana, la que te convocó, te conmovió, te hizo ser instrumento del cambio.
Podemos ser parte del problema o parte de la solución, porque no solo consiste en ser. Consiste en ser con conciencia del lugar que ocupamos en este universo infinito, en esta densidad material, esta inabarcable alegría de la existencia. De verdad, te digo honestamente, después de tantos libros escritos y años en la senda y escuelas y más escuelas y talleres y congresos, que no sé si tu Uno es mi Uno y si todo forma parte del Todo. Sé que en Valencia te encontré. Y vi a un hermano. Vi a una hermana. Vi un alma. Te vi a ti y tengo ganas de volver a verte.
www.institutodeestudiosdelyoga.com