Olga Lava Mares
Técnicas Naturales y Evolutivas
La función del sistema digestivo es tomar del exterior los alimentos, transformarlos en nutrientes y después desechar lo que no sirve. Del mismo modo hacemos con cada experiencia que vivimos, llega a nosotros desde el exterior y nuestro trabajo es digerir, empezando por aceptar, transformar en algo útil, en un aprendizaje que nos nutra, y finalmente dejar ir lo que ya no nos hace falta, soltándolo. Pero en realidad, ¿somos capaces de extraer de cada experiencia algo que nos nutra y nos haga crecer? No siempre tenemos la capacidad de aceptar las cosas tal y como vienen sin pelearnos con ellas, enfadarnos o quejarnos, la realidad es que la mayoría de las veces vivimos las cosas como una contrariedad indigesta.
Según la Nueva Medicina Germánica, la enfermedad es el resultado de un conflicto biológico, una situación impactante vivida en soledad y sin poder expresar, que nos toma por sorpresa y ante la cual no sabemos qué hacer; esto nos crea tanto estrés, que el propio cuerpo toma el control para evacuarlo a través de un órgano concreto.
Cada síntoma tiene un sentido biológico que coincide con lo que la persona está necesitando hacer en ese momento y no puede. Así pues, en el momento del impacto, llamado bioshock, se activará lo que el doctor Hamer (creador de la NMG) denominó un programa biológico de supervivencia (PBS) para empezar a vaciar ese estrés que, de no ser así, pondría en peligro nuestra integridad. Veamos algunos ejemplos:
Las aftas en la boca estarían relacionadas con un conflicto de no poder expresar o decir algo porque creo que los demás no lo entenderían o sería ofensivo... El sentido biológico de este síntoma es hacer úlceras en la mucosa con el fin de que pase más rápido eso que está en contacto con mi boca (palabras) y que es dañino.
La dispepsia, o digestión pesada, se produce por estar viviendo algo que resulta completamente inaceptable y produce enfado. En este caso el sentido biológico sería producir más ácido clorhídrico en el estómago con el objetivo de digerir más rápido eso que es indigesto.
Un adenocarcinoma de colon sería el caso del órgano que aumenta de tamaño mediante un crecimiento celular para que, siendo más grande, pueda expulsar antes eso que es una cochinada que me han hecho y que no puedo perdonar.
Según los estudios que desarrolló el doctor Hamer sobre sus cientos de pacientes de oncología, toda enfermedad tiene dos fases: La primera es la llamada Fase Activa, que sobreviene tras suceder el bioshock y que pone al sujeto en un estado de simpaticotonía donde no duerme, no come y solo le da vueltas al problema. Después, tras resolverlo, ya sea de una manera externa, porque la situación cambia, o interna, porque la persona cambia, sucede la Fase de Reparación, en la cual se entra en un estado de vagotonía donde se tendrá sueño, hambre y se necesitará descansar para reparar todos los tejidos.
Es importante tener en cuenta que no todos los conflictos que tenemos son biológicos. Hay experiencias que, aunque nos provocan estrés, podemos manejar porque tenemos recursos y nos adaptamos a ellas. Solamente los conflictos ante los cuales se produce una necesidad que no podemos satisfacer u obtener y queda descubierta (gritar, falta de apoyo, reconocimiento, seguridad...) crearán un síntoma que puede ser una enfermedad, un trastorno de comportamiento o una limitación que hará que algún aspecto de nuestra vida no funcione. Al no poder completar la acción que nos permite cerrar la experiencia y extraerle una utilidad, la mente seguirá buscando una solución y el conflicto seguirá activo.
Por eso la cuestión no es el tipo de experiencia que vivimos sino cómo lo percibimos. ¿Y qué es lo que nos hace ver las cosas de una forma u otra? Las memorias de nuestras propias vivencias traumáticas que además generan creencias limitantes, los patrones de comportamiento y programaciones adquiridas de nuestros padres, incluso los conflictos sin resolver heredados de nuestros ancestros hacen que exista una predisposición a reaccionar de una forma determinada.
¿Esto se puede cambiar? Por supuesto que sí, hay que entender que no podemos cambiar las cosas, pero sí podemos cambiar nuestra manera de vivirlas; por lo tanto, si conseguimos transformar nuestra visión sobre la vida, asignar un nuevo significado a las experiencias vividas e integrar nuevos recursos podremos ser más libres para elegir.
En mi trabajo terapéutico con más de diez años de experiencia utilizo muchas y diversas herramientas que facilitan y aceleran este proceso de cambio.
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