Entre los testimonios de la gente en tiempos de pandemia destaca el hecho de haberse convertido, inesperada e impensadamente, en verdaderos chefs, atendiendo al tema nutricional y lúdico que, a menudo, plantea la voluntad de explorar ese lugar llamado cocina. Y es en ese terreno que se pierde un elemento vital para la alimentación humana, porque se descuenta que al abrir el grifo –en esta parte del mundo– el problema de abastecimiento de agua está asegurado, más allá de virus o bacterias de cualquier tipo.
Ahora bien, en España el gobierno, frente a la nueva etapa de desescalada e incluso de la llamada “nueva normalidad”, ha anunciado que bares y restaurantes deberán dar, cuando el cliente lo pida, agua potable gratuitamente. Algunos no mostrarán preocupación por el consumo proveniente de un grifo, sencillo y humilde. Pero una pregunta está servida sin más motivación que el cuidado de la salud: ¿es necesario el tratamiento del elemento vital tanto en domicilios como en comercios de este tipo?
“Si bien el agua que nos llega a hogares y negocios es potable, y eso no lo cuestionamos –responde Pablo Ortega Grippa, CEO de Hydrologos Valencia–, también es cierto que la red de distribución hasta el punto de abastecimiento arrastra una serie de elementos en las tuberías. Recordemos que todavía hay conductos de plomo, cobre, hierro, fibrocemento, etcétera, que normalmente solo se cambian al producirse una rotura o avería. Una normativa allá por el año 2000, cuando España entró a la Unión Europea, obligó a que todas las tuberías de plomo que estuvieran desde el contador hacia la calle se eliminaran y cambiaran. Pero instalaciones internas, en casas o edificios, contienen plomo que solo se sustituyen cuando se hacen reformas o averías”.
En este contexto, el agua es el disolvente por excelencia, diluye y arrastra lo que encuentra a su paso y en aquellos casos donde el fibrocemento constituye el material de las tuberías principales todo ello llega a los domicilios.
Por otra parte, las plantas potabilizadoras utilizan legalmente productos químicos a fin de mejorar el agua. Y he aquí otra cuestión. Ortega Grippa aclara que “potable no significa que sea ciento por ciento saludable”. Entre esos elementos químicos se encuentra el sulfato de aluminio. Como se sabe, el aluminio causa problemas orgánicos; del mismo modo que mucho cloro generan trihalometanos.
“En el año 2001 el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) hizo un estudio conjunto con el Instituto de Investigación Médica de Barcelona y los científicos llegaron a la conclusión de que los subproductos del cloro, los trihalometanos, matan en España 500 personas al año por cáncer de vejiga. Un estudio similar que hizo recientemente la Unión Europea, arrojó un resultado que más de 6.500 casos anuales de cáncer de vejiga en Europa pueden ser atribuibles a la exposición a trihalometanos (THM) en el agua potable y está publicado en internet”, puntualizó el especialista, quien agregó otro dato hace tiempo reconocido: “En el caso de la Comunidad Valenciana, donde nos encontramos, hay mucha cal y nitratos en el agua, por lo cual, junto con todos esos exceso de minerales, metales y metales pesados que son arrastrados por las tuberías, más los químicos para la potabilización, recomendamos en esta zona del Mediterráneo un tratamiento del agua doméstica para que las personas beban un agua libre de toda sustancia impura. Estamos en nuestro derecho y para el beneficio de nuestro organismo”.
Así como queremos respirar un aire sano, tener una alimentación consciente, ecológica, y cada vez son más demandas las terapias naturales para preservar el cuerpo y mente, “este tipo de sistemas que aportan agua de calidad para beber, hace que cobre sentido el cuidado de lo que ingerimos”, dice Ortega Grippa. “No es casual que las tres cuartas partes del planeta sean agua, al igual que nuestro organismo”, y esa agua hay que renovarla a diario, añade.
Otra cuestión es la del cuidado medioambiental. “Comprar agua de calidad en el supermercado, agua embotellada, pagando lo que haga falta, significa finalmente que seguimos contaminando el planeta”, afirma el experto. “Del mismo modo que en su día quisimos dejar atrás el lavado a mano cuando se inventó la lavadora, o lavar los cacharros al instalarse en los hogares un lavavajillas, ahora podemos evitar ir al supermercado a buscar botellas, pues existe un purificador que significa abrir un grifo y disfrutar, sin más. Beber un agua sana desde el kilómetro cero de nuestra casa, recién filtrada en el instante, fresca, limpia y equilibrada para toda nuestra alimentación diaria, así también para cocinar y lavar alimentos”.
Los beneficios para la salud, añadidos, al poder contar con un agua de calidad son numerosos. Al respecto, Ortega Grippa señala que “el equipo purificador Hydrologos, elimina ese exceso de contaminación de sedimentos, elementos químicos, metales pesados y minerales inorgánicos, a través de unos filtros y membranas potentes y homologados en sistemas de ósmosis inversa, luego al agua se le da el Ph, aportando minerales esenciales como calcio y magnesio, muy saludable”. También está la opción de hidrogenar el agua. “Ya que está más que demostrado que el agua hidrogenada, por sus iones negativos y pequeños racimos de moléculas, puede llegar a ser un agua antioxidante para nuestro organismo”.
En el terreno del desarrollo de las últimas tecnologías, destaca que “nosotros investigamos al respecto y siempre llevamos a los hogares los equipos más potentes, compactos y certificados. En lo que se refiere al equilibrio y conocimiento, seguimos los consejos de los mejores, como es el caso de Masaru Emoto, quien estudió la cristalización por congelamiento de gotas de agua, un trabajo fantástico”. Emoto “demostró a través de sus estudios que si al agua le aportaba cierta información a través de la música, la molécula del agua cristalizaba de una manera bonita o fea. En mi opinión –expresa Ortega Grippa–, esto nos lleva a que nosotros somos así y según la información que uno da y recibe, puede alcanzar cierto bienestar, equilibrio y calidad de vida”.
Y estos tiempos de confinamiento han llevado a despertar mayor interés por nuestros sistemas de tratamiento del agua. La razón ha sido que “actualmente la gente se ha dado cuenta de que ir al supermercado, gastar dinero para volver cargado a casa y luego gestionar una botella de plástico vacía es un engorro, no es ecológico ni sostenible. Estando ahora más en casa, nos damos cuenta de la gran basura que generamos y sobre todo plásticos”, comenta este especialista.
Por dicha razón la tendencia es un aumento de las instalaciones de esos sistemas de tratamiento de aguas. “Son equipos que en cada hogar logran minimizar el impacto de los residuos plásticos que muchas veces acaban en ríos y mares, ofreciendo beneficios a nuestra salud. En nuestro caso, tenemos más de diez años de experiencia, ofreciendo este sistema purificador de agua que además es alcalina y antioxidante, un equipo homologado para el consumo humano, al alcance de todos los bolsillos y que cualquier familia se puede permitir tenerlo en casa”.
Si quieres consultar en la Comunidad Valenciana, contacta a través de hydrologos.es