Olga Lava Mares. Kinesióloga y Formadora de Terapeutas
Hay muchos tipos de malestar que una persona puede experimentar y no pensaría que están directamente relacionados con la alimentación. Algunos de los síntomas como el cansancio, las migrañas, los dolores musculares o articulares, pueden deberse a una intolerancia o una alergia alimentaria.
Normalmente podemos comer una gran variedad de alimentos sin problemas. Sin embargo, en un porcentaje de la población hay determinados alimentos o componentes de alimentos que pueden provocar reacciones adversas. La probabilidad de padecer alergias alimentarias es mayor en los niños cuyos padres tienen antecedentes. Como medida preventiva se ha demostrado que la lactancia materna reduce el riesgo de sufrir alergias alimentarias, en comparación con aquellos bebés que son alimentados con preparados para lactantes.
Ante todo tenemos que aprender a diferenciar entre lo que es alergia o intolerancia. La alergia alimentaria es una forma específica de intolerancia a un alimento o uno de sus componentes, que activa el sistema inmunológico. Un alérgeno provoca una serie de reacciones en cadena, entre ellas la producción de anticuerpos. Dichos anticuerpos provocan la segregación de sustancias químicas, como la histamina, que produce síntomas como picor, moqueo, tos o trastornos respiratorios. Frecuentemente las alergias a los alimentos se heredan y se detectan en los primeros años de vida. Aunque se pueden dar reacciones alérgicas a cualquier alimento o componente del mismo, algunas se dan más frecuentes que otras. Los alérgenos alimenticios más comunes son la leche de vaca, los huevos, la soja, el trigo, los crustáceos, las frutas y los frutos secos como los cacahuetes o nueces. Y aunque los aditivos alimentarios no suponen ningún problema para la mayoría de la gente, un número reducido de personas con determinadas alergias pueden ser sensibles a algunos aditivos, como ciertos colorantes o sulfitos.
Afortunadamente la mayoría de las reacciones alérgicas a los alimentos son relativamente leves, excepto en el caso de un número reducido de personas que experimentan una reacción grave con peligro de muerte, que se conoce como anafilaxis. Entre el resto de síntomas más frecuentes se encuentran los respiratorios, como moqueo, estornudos, tos; cutáneos como inflamación en labios, boca o garganta, urticaria, picazón, eczema; gastrointestinales como dolor abdominal, diarrea, náuseas, cólico, vómitos, etcétera.
La intolerancia alimentaria, en cambio, afecta al metabolismo, pero no al sistema inmunológico del cuerpo. Puede tener síntomas muy similares a los de una alergia (náuseas, diarrea y dolor abdominal), sin embargo el sistema inmunológico no interviene en las reacciones que se producen. La intolerancia alimentaria se da cuando el cuerpo no puede digerir correctamente un alimento o uno de sus componentes, a veces se pueden consumir pequeñas cantidades del alimento sin que se den síntomas, pero si se no se retira de la dieta al final se terminará comprometiendo la salud de los intestinos, la mucosa y la flora intestinal, entre otros.
Las dos causas más comunes de intolerancia alimentaria son la lactosa (azúcar que se encuentra en la leche) y el gluten (proteína que se encuentra en el trigo, el centeno, la cebada y la avena, aunque existe controversia en estas últimas y es algo que se está investigando actualmente).
Podemos detectar si existen alergias o intolerancias alimentarias con el test de alimentos de Kinesiología. Las pruebas son realmente sencillas y 100% fiables cuando el testaje muscular está hecho por un profesional experimentado. Una vez tenemos la información acerca de los alimentos que producen intolerancia, la recomendación común para todos los casos será retirarlos de la dieta, al menos entre 4 y 6 meses, para que el cuerpo pueda desintoxicarse y con ayuda de algunos suplementos como probióticos, L-glutamina o fitoterapia el intestino se regenera y gradualmente desaparecerán los síntomas.
El 7 y 8 de noviembre se dictará en Valencia un Taller de Kinesiología en el que se podrá aprender a trabajar con el testaje muscular de forma fiable y precisa, y realizar test de alimentos.
Es una gran oportunidad para averiguar qué alimentos te están favoreciendo o cuáles deberías dejar de consumir para mejorar tu bienestar. Este curso está dirigido a profesionales de las terapias o a cualquier persona que tenga curiosidad en aprenderlo. Imparte Olga Lava. Infórmate en www.olgalava.com, o en el 679 320 928. Además, dará una charla de Kinesiología el 3 de noviembre, a las 18, con entrada libre y gratuita en el Herbolario Navarro, calle San Vicente 63, Valencia.