Estela Vassallo Pasqua. Terapeuta Gestalt
¿Cómo se mide la felicidad? ¿Dónde se siente? Primero para poder ser feliz tendré que determinar qué es ser feliz. ¿Un estado, un instante, momentos, etapas....? Todo ser añora la felicidad. Es una búsqueda implícita. Viene de serie. Sin embargo, no siempre sentimos que podemos llegar a ella.
Una definición. "Felicidad": estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno.
En la Real Academia Española: "(Del lat. felicĭtas, -ātis). 1. f. Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien. 2. f. Satisfacción, gusto, contento. Las felicidades del mundo 3. f. Suerte feliz. Viajar con felicidad".
¿Realmente la posesión de un bien puede darme "felicidad"? Ciertamente alguna alegría puedo sentir y depende de la situación individual. A una persona que no tiene qué comer, un pedazo de pan duro puede resultarle un manjar espectacular y satisfacer su necesidad seguro le otorgará una sensación que podría llamarse felicidad.
Recuerdo cuando encontré en un mercadillo un libro de poesías que llevaba años buscando. Ya me había olvidado de él cuando de repente lo vi allí, tirado, entre un montón de libros viejos, puedo decir que me sentí feliz cuando apareció ante mis ojos. Pero la posesión de un bien es momentánea. Satisfacer necesidades, sí. Sentir alegría, disfrutar, sí.
Yo no me estoy refiriendo a ese estado en concreto. Sospecho que la "felicidad" va por otro derrotero. Creo que es un estado mucho más profundo. Tiene más que ver con el adentro que con condiciones externas.
Si es así, solo queda trabajar conmigo. Conocerme. Una mirada hacia el interior no vendría nada mal. Ya. Pero... tengo miedo, no sirvo para ello, no tengo paciencia, no tengo tiempo...
Excusas. Como decía Einstein: "No pretendas resultados diferentes si siempre haces lo mismo".
Entonces empiezo mi camino hacia mi interior y descubro que mi adentro es un lugar desconocido. Me observo y no sé quién soy. Vivo, hablo, pienso, siento y reacciono muchas veces en automático. No soy yo. Atrapada en mi manera de funcionar, no advierto otras formas.
Me doy cuenta de que he creado una serie de "personajes" para "protegerme" de todos los "peligros" que la vida me pueda presentar. Y ahora estoy recluida detrás de las "máscaras" de tantos y tantos actores.
Hay máscaras que ni siquiera no son mías. Me las han "impuesto" mi familia y las llevo conmigo desde siempre. Nunca las he cuestionado. Otras fueron suministradas por la sociedad, la publicidad e incluso por mis amigos. Algunas ya no me sirven, me quedan pequeñas o son muy pesadas de llevar... Y todas me limitan.
Limitan mi verdadero Ser. No permiten desplegar todo mi potencial. Opacan mi sabiduría, impiden mi expresión genuina y esconden mi condición.
¿Para qué uso máscaras entonces? Para vivir. He aprendido a evitar aquellas situaciones que me son desagradables a través de diferentes mecanismos de defensa, procedimiento que se conoce como "represión". Las máscaras en sí no son ni buenas ni malas, son neutras, representan lo mejor que pude hacer en el momento que la he creado. Yo misma le otorgo un valor, de acuerdo a mis propias creencias y prejuicios.
Si bien vivir bajo una careta me permite sentirme más cómoda y segura, me di cuenta de que, con el tiempo, conlleva un precio muy alto: la desconexión de mi verdadera esencia. Y de tanto llevar una máscara puesta, me olvidé quién era antes de ponérmela.
Necesito reconocer mis propios engaños, mis actitudes enmascarantes, mis máscaras convertidas en conductas automáticas. No identificarme con ellas.
Necesito desenmascararme. Sentirme desnuda. Experimentar el vacío. Conectar con esa parte más auténtica de mí, vivenciar y expresar las emociones que surjan, re-conocerme en mi legítimo Ser. Esa sí soy yo. Un Ser con mayúsculas. Con muchas posibilidades. ¡Tengo tantos talentos por explotar! A medida que voy descubriéndome, voy aceptándome y autoafirmando. Adquirir confianza en mí misma me hace sentir libre. Y esa libertad es lo más parecido a la felicidad que conozco.
Durante años he estado preguntándome ¿se puede ser feliz? Y la respuesta es ¡sí!
La búsqueda es hacia uno mismo. Llegar a Ser. Hubo muchos caminos de autoconocimiento en mi experiencia de vida. El que sigo ahora se llama Gestalt.
¿Qué es terapia Gestalt? Un proceso que te guía para descubrir cuáles son tus necesidades, qué límites te estás imponiendo, cuáles son tus potencialidades innatas y adquiridas y desarrollarte en función de lo que decidas realizar, con responsabilidad y respeto, sintiendo que tú eres tú y no tus máscaras. Es una terapia basada en el presente. Si surgen cuestiones del pasado o del futuro se tratan aquí y ahora. Es vivencial y la experiencia es lo que favorece el "darse cuenta" de las actitudes, juegos, roles, máscaras, etcétera, en que nos encontramos inmersos inconscientemente. A través de estos "darse cuenta" vamos acercándonos cada vez más a nuestra verdadera esencia.
Te invito a experimentarla. El que busca, encuentra.
¡Sé feliz!
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