Daniel Ferminades
La meditación es estar atentos, no es ninguna cosa más complicada. Hay personas que hoy entienden la meditación desde encontrar un espacio donde hacer silencio, en donde poder sentarse y no ser interferidos por sonidos externos, por el frío o el calor, y así estar en un lugar agradable para soportar físicamente el tiempo haciendo ese silencio. También, tratar de serenar la mente para que no esté generando pensamientos que no tienen sentido en el presente. Hay mucha gente considerando eso como una meditación, y de hecho es una parte de lo que es una meditación.
Las veinticuatro horas del día
¿Cómo traslado eso que me es tan grato y conveniente a mi vida diaria, si no es poniendo atención a que todo lo que egresa de mí sea desde el Amor?
En mi trabajo, por lo que hago me pagan un sueldo, pero lo que hago afecta a otras personas. Entonces cobraré mi sueldo, pero en mi labor voy a imprimir Amor. Poner Amor en lo que estoy haciendo es otra forma de meditar, es una meditación activa las veinticuatro horas del día.
¿Cuál es el momento? ¿Por qué hay que dejar de meditar en algún momento? ¿Por qué hay que volverlo tan complicado? Si en mi vida diaria –en la cual participo aportando ego, porque muchas veces reacciono y obro mal– pongo atención, comienzo a modificarla y a ver en dónde tengo que poner Amor, o cuándo tengo que devolver Amor ante lo que es una agresión. En definitiva, si hay una agresión por parte de otra persona, es por falta de conciencia de que en Amor debe expresarse.
Si le falta conciencia para entender que el Amor debe ser el medio a través del cual debe expresarse, tengo que ayudar. Tal vez no pueda directamente, porque existe una distancia con la persona, pero en definitiva sí puedo ir acercándome, con todo el Amor que me tengo que acercar, y que la otra persona permite para poder llegar, de alguna forma, a que se abra a ese Amor. No con el fin de querer seguir mi conveniencia para obtener lo que quiero, sino que estoy pensando en el bien de todos. Cuando obro con Amor lo hago por todos.
Cómo meditar constantemente
Cuando voy a hacer algo medito antes, pongo atención en lo que estoy haciendo. Tenemos la opción de hacer las cosas bien o mal. ¿Qué elegimos? Normalmente lo que está mal es lo más fácil, lo más conveniente y lo que hace la mayoría de las personas que no lo ven como mal, sino que lo ven como conveniente. Pero resulta que ocasiona daño, entonces ahí es en donde tengo que actuar conscientemente.
Debo hacer lo que corresponde más allá de lo que todos piensen, y más allá de que aparentemente yo salga dañado. En realidad es en mi beneficio porque estoy poniendo Amor. Es un beneficio para el espíritu, pero obviamente lo que hago de bien por el espíritu, lo hago en contra del ego.
Dentro de mí hay una revuelta, me pone mal hacer las cosas bien porque va en contra de los propios intereses del ego. Eso es una meditación activa, en la cual voy cambiando mi vida y dejando una estela de Luz, a medida que voy poniendo el Amor cada vez con más pureza.
Si voy marcando mis huellas con Luz, estoy dejando un camino marcado para quien viene detrás, pero si vivo en el egoísmo ese camino se mezcla entre tantas pisadas y no se distingue cuál hay que seguir. Nosotros hacemos la diferencia poniendo atención.
Esto es una meditación que debe ser llevada adelante las veinticuatro horas. Si podemos, además, darnos ese espacio de silencio en el cual tenemos la necesidad de estar a solas, en buena hora, va a enriquecer todo lo demás.
No nos limitemos solamente a esa meditación de hacer silencio y callar la mente en un momento, durante la semana o el día, sino tratar de volcarlo a la vida diaria.
Si medito, puede que en la meditación llegue a visualizar la mejor manera, o la más amorosa, de llevar adelante los problemas. Estoy hablando de una meditación llevada adelante desde el espíritu. Hay personas que sienten que meditan o premeditan con fines egoístas, para ver de qué manera sacar alguna ventaja a la situación. No confundir, estoy hablando de poner un Amor puro que sea de bien para todos.
El amor egoísta me lleva a hacer lo que es conveniente para mí, y el Amor puro me lleva a hacer lo que es de conveniencia para el espíritu.
La meditación puede ser en la montaña, puede ser en casa, puede ser con un hijo, puede ser en el trabajo. Es en la calle, es conduciendo, es caminando, es en toda situación que tengo la posibilidad de poner el Amor de manifiesto.