Bibiana Ripol
Para desarrollar valores es esencial compartirlos con los demás, expresándolos en conversaciones, ¿y qué mejor manera que comenzando con un cuento?”, es lo que propone Juan Lucas Onieva López, doctor en Educación, licenciado en Arte Dramático, y máster en Políticas y Prácticas de Innovación Educativa. Además es escritor de cuentos infantiles e imparte talleres de convivencia y escritura creativa. Conversamos con el autor de “El Convivenciario” (Editorial Desclee de Brouwer), quien también ha ejercido como docente en Puerto Rico, Corea del Sur y en España.
-Todos hemos oído en alguna ocasión decir que los valores se están perdiendo, ¿es eso cierto?
-La sociedad actual, con todos sus hábitos, formas de entretenimiento y valores va cambiando cada poco tiempo, lo cual afecta a cómo vivimos y cómo nos educamos. En muchos casos podemos ver cómo entre las personas se promueven ideas y pensamientos que fomentan actitudes y comportamientos que poco o nada nos ayudan a ser personas con principios morales o éticos, capaces de convivir con los demás de forma saludable y pacífica.
Por ello, la educación en valores es una labor importantísima que debe comenzar en el seno familiar y continuar en la escuela. En muchas ocasiones, la falta de tiempo o de medios dificulta a padres y docentes la adecuada enseñanza de valores en el seno de cada familia y en las aulas, por lo que es esencial disponer de recursos con el que ayudarse.
-¿Cuál ha sido el camino que le ha llevado a escribir “El Convivenciario”?
-Después del éxito de “El diario de la convivencia en clase”, que ya va por su segunda edición, con el objetivo de seguir fomentando y mejorando la convivencia en las aulas y los hogares, me propuse realizar otro libro pero con un formato diferente. Seleccioné un total de 25 valores, y acompañé cada uno de ellos por otros tantos cuentos, ilustraciones y preguntas reflexivas. En él han colaborado 23 ilustradoras e ilustradores de diferentes nacionalidades, creando cada uno de ellos dibujos que aparecen en él, con estilos muy diferentes a la vez que divertidos.
-¿Cree que la sociedad actual dificulta la transmisión de los valores?
-Vivimos en una sociedad en la que desde muchos hogares se fomenta que los jóvenes compitan con otros para lograr sus objetivos, o bien se les exige ser los mejores en algún deporte o disciplina, haciendo que se sientan superados por esta presión durante años, cuando en el día a día, ya de adultos, se obtienen mejores resultados cuando se ha aprendido a trabajar en equipo o se han desarrollado en estos jóvenes actitudes y comportamientos relacionados con la bondad, el ser agradecidos, el ayudar a otros, ser compasivos o saber escuchar.
Cada vez oigo más a menudo a estudiantes de secundaria y universidad utilizar la palabra “fracaso” cuando hacen referencia a sus temores e inquietudes. Y uno, que ya ha vivido algunos años más que ellos, les pregunta qué hay de malo en equivocarse, en cometer errores, o en no cumplir las expectativas de los demás. También es cierto que muchos padres y maestros están realizando un gran esfuerzo por inculcar en los niños y jóvenes principios a través de los cuales puedan regir sus vidas, en el presente y el futuro, de forma satisfactoria. Por todo ello, considero muy importante que las familias dediquen un tiempo para, todos juntos en casa, conversar sobre sus creencias y valores, y de cómo resolver situaciones cotidianas con la actitud adecuada. A pesar de los grandes y rápidos cambios tecnológicos, económicos y laborales que sufrimos desde hace pocas décadas, los seres humanos seguimos siendo eso, seres humanos, con los mismos temores, sueños y aspiraciones, y sobre todo con el tremendo deseo y necesidad de ser comprendidos, aceptados y amados por los demás.
-¿Es fundamental transmitir los valores a una edad temprana?
-Los valores, las creencias y los comportamientos son aprendidos por nuestros niños y niñas desde una edad muy temprana y debemos seguir persistiendo en dicha enseñanza y aprendizaje durante la adolescencia. Esta adquisición de principios y valores no solo nos ayudan a saber lo que está bien o mal, sino a evaluar las diferentes opciones que tenemos en nuestro día a día, reconociendo así las ventajas y desventajas de nuestro comportamiento al convivir con otras personas.
-Aunque el libro ordena los valores por orden alfabético ¿se puede afirmar que el primer valor “agradecido” es uno de los más importantes?
-Para mí, la bondad es uno de los valores más destacados, seguido por el de ser agradecidos. Agradecerle a los demás lo que hacen por ti es un acto de humildad, de respeto, con el que haces saber a la otra persona que valoras su trabajo o aportación. Y no me refiero a decir simplemente “gracias”. Se trata de mirar al otro a los ojos y decir además por qué le estás tan agradecido. Solemos vivir muy estresados, corriendo de un lugar a otro, y nos estamos desacostumbrando a pararnos un momento para simplemente dar las gracias a quienes nos rodean, con la calma y la sinceridad necesarias. Cuando vivía en Puerto Rico me llamó mucho la atención que las personas no solo te dieran las gracias, sino que acompañaban esta palabra por la frase “que tenga un buen día”. Ser agradecidos, además de ser un valor muy importante, motiva a los demás para que mejoren en su día a día.
-¿Afectan las redes sociales a la transmisión de los valores?
-El uso que hacemos de las redes sociales está influyendo significativamente en la forma en que nos comunicamos. Gracias a ellas, por ejemplo, podemos contactar de manera inmediata con cualquier familiar o amigo por audio o vídeo, sin importar en qué lugar del mundo se encuentre. Lo preocupante es cuando las redes sociales se utilizan de forma inadecuada, mermando o entorpeciendo la relación con nuestras amistades e incluso entre los miembros de una familia. Estos casos se producen cuando, por ejemplo, pasamos más tiempo delante de una pantalla que conversando cara a cara con tu amigo o madre. O al permitir que sean las aplicaciones de la tableta o móvil el vehículo de comunicación principal con nuestra familia. Y si llegasen a afectar a las relaciones con nuestros familiares y amigos, es muy probable que influyan en la concepción que tenemos de los demás, de nuestros valores y de la vida.