Yuquerí Palmioli. Educadora somática. Kinesióloga y Fisioterapeuta
En 1999 y tras estudiar tres años Medicina, comencé mis estudios en Kinesiología y Fisiatría -que en España correspondería a la carrera de Fisioterapia- en Rosario, Argentina. Mi objetivo era analizar y comprender el movimiento del cuerpo humano. Como es sabido, los alumnos recibíamos sentados en el aula información que, paradójicamente, ingresaba principalmente a través de la mente y no del cuerpo. Los contenidos de la carrera eran transmitidos por imágenes que se proyectaban en una pizarra, también mediante libros e internet. Estudiábamos el movimiento (o "kinesis") de un cuerpo ajeno, que no nos pertenecía, un cuerpo de otro. Resultaba bastante contradictorio analizar el movimiento sin siquiera movernos de la silla.
Luego de unos años participé de un taller de Eutonía en un congreso estudiantil que organizaba mi universidad. Cuando entré al salón, observé con entusiasmo que no había bancos, sólo unas pocas colchonetas en el suelo. Aquella sala, que en mi época de estudio estaba llena de bancos, de repente se había liberado. Mi primer pensamiento fue: "Aquí vamos a poder movernos finalmente". El coordinador nos invitó a acostarnos en una colchoneta y a cerrar los ojos. Recuerdo frases como "dejen de hacer y observen qué cambia... si es que algo cambia" o "¿qué es lo que perciben cuando dejan de hacer?". "Dejar de hacer", algo que nunca se me hubiese ocurrido pensar porque estaba más acostumbrada a hacer muchas cosas, en breve tiempo, dejándome llevar por la vorágine de las grandes ciudades.
A partir de entonces he dedicado mi tiempo a investigar el movimiento y a formarme con maestros, y discípulos de maestros, que han creado métodos de estudio e investigación del movimiento humano, algunos muy poco conocidos actualmente. Entre ellos, Feldenkrais, Body Mind Centering, Laban, Eutonía, Esferokinesis, Fundamentos del Movimiento Humano, y otros más populares como Yoga, Pilates y Neurociencias. Todos me han enseñado, de diferentes formas, que la anatomía es única en cada ser; que lo importante es lo que percibimos pero nada es estático y el cambio es constante.
Estos métodos brindan herramientas de autoconocimiento y aprendizaje somático. Aprender a través de nuestro soma significa que aprendemos a través de lo que percibimos al movernos o al estar quietos. Aprendemos cómo nos movemos, cuánta energía usamos al hacerlo, qué sucede cuando dejamos de movernos y cómo podemos movernos sin tensiones innecesarias. Entender todo esto es la base de cualquier actividad, sea deportiva, artística o de la vida cotidiana.
Todos podemos, si lo deseamos, conocer nuestra anatomía desde la propia vivencia, más allá de los libros. Todos podemos, si lo deseamos, modificar un hábito de movimiento o postural que nos cause malestar, pero antes debemos conocer nuestros patrones más frecuentes. Para modificar un hábito necesitamos uno nuevo y mejor que lo reemplace, y para eso necesitamos descubrir otra posibilidad de hacer lo que siempre hacemos, pero de un modo diferente. Aprendemos con las diferencias. Si notamos un cambio, podemos elegir reforzar esa vivencia hasta que nuestro sistema la convierta en propia y natural o abandonar la práctica. En ese caso, quedará latente, en "la sombra", y nuestro sistema nervioso decidirá utilizarla o no en alguna ocasión.
Lamentablemente para muchos y afortunadamente para otros, nuestro cerebro aprende en quietud, descansando; aprende en pequeñas dosis, de a poco, y durante las pausas. Aprendemos cuando estamos dormidos o realmente relajados, en esos momentos del descanso en donde suelen aparecer las mejores ideas o ciertos problemas se resuelven y encuentran su cauce. Exactamente como aprendíamos de niños, explorando con curiosidad, conectando todos los sentidos y finalmente descansando. Un maestro durante las jornadas de formación nos decía: "No se preocupen, no van a aprender ahora sino cuando vayan a dormir esta noche".
En consultas y talleres mi trabajo es facilitar que cada persona pueda conocer más acerca de su anatomía ya que es un saber que nos pertenece a todos por igual, no sólo a los profesionales de la salud. Se acercan personas que desean mejorar su forma de estar y moverse, o que simplemente tienen curiosidad. Consultan personas que tienen malestares físicos, problemas posturales, neurológicos, con lesiones o diagnósticos como fibromialgia, artrosis, artritis, osteoporosis, hernias de disco, escoliosis, bruxismo, entre otros. También desarrollo sesiones para deportistas que desean mejorar su rendimiento físico, para niños con o sin problemas específicos y artistas que desean conocer acerca de estos métodos.
El autoconocimiento es un camino personal y cada uno de nosotros aprende de diferentes formas y en distintos tiempos, y afortunadamente el arte de aprender no es una "carrera".