Aurelio Álvarez Cortez
Quién es
Licenciada en Filología Anglo-germánica y profesora de lenguas, Maite Bayona es escritora y mindful coach. Durante más de ocho años enseñó inglés y alemán en la Escuela Universitaria de Turismo y Dirección Hotelera de Sant Pol de Mar y ha trabajado como traductora. Es también terapeuta de ayurveda, shiatsu y reflexología, entre otras terapias complementarias, además de ser una buscadora de la verdad más profunda del ser humano.
Autora de "Conquista tu felicidad", "Artesanía del amor", y "10 hábitos para iluminar tu vida", dialogamos sobre otro, "El goce de las pequeñas cosas", de editorial Obelisco, en el que ahonda en esa filosofía que busca ir más allá de las apariencias y que nos ayuda a comprender el mundo como un reflejo fiel de nuestro interior.
Contacto: www.maitebayona.com
-¿Cómo advertimos las pequeñas cosas en nuestra vida, Maite?
-Cuando conseguimos aterrizar en nuestra propia vida percibimos las cosas que son reales, las que están aquí pero que las prisas y la falta de atención no nos permiten ver. Nuestra vida siempre está esperándonos, pero con la falta de atención nos alejamos de ella. Nos metemos en la ilusión y en las historias que habitan en nuestra mente de forma continua e insistente. Al final estas historias son como una goma de borrar que elimina los pequeños placeres de los que está hecha nuestra vida.
-Al principio me pareció un manual de autoayuda, con una síntesis de muchos temas expresados de forma amena, sutil, profunda y sencilla. ¿Qué has querido comunicar en esencia?
-Escribir es una forma de conocerme, de profundizar en mí misma. Al escribir expongo mi visión del mundo, pero puede haber muchas. Es un modo de comunicarme con mi propio espíritu a través de las palabras, para poder acceder a esa realidad que está ahí, y que muchas veces mi propia mente inquieta me impide percibir.
-Ya que hablas de realidad, en el libro dices que “lo real nunca duele, si duele es ilusorio y necesitas averiguar dónde te estás engañando”.
-Exactamente. La mente es potente y, al mismo tiempo, muy seductora. Nos llama para que caigamos en ese engaño, entonces duele. Y es cuando duele que podríamos despertar, darnos cuenta de que si duele no estamos en contacto con lo real de nuestro ser, porque nuestra realidad es la alegría, el amor, la conexión. Cuando percibimos dolor estamos dentro de la ilusión y para despertar una buena manera es poner atención justamente en aquello en lo que estamos, además de ser valientes y querer averiguar cuál es en verdad nuestra realidad. Habitualmente nos engañamos por comodidad, porque preferimos no saber tantas cosas. A veces ver la realidad nos puede empujar a desmontar toda una forma de vida.
-Además de poner atención, que supongo plena, también te refieres a soltar y a cuestionar los pensamientos, todo ello como estrategia para detener el pensamiento.
-Soltar porque es la manera en la cual toda la vida te pertenece. Tenemos tanto miedo que no nos puede llegar la abundancia que merecemos porque nos aferramos, y al hacerlo no podemos percibir todo lo demás que está pasando. Se trata entonces de aprender a dejar ir, a soltar ese miedo que impide el ciclo de la abundancia. Esto se tiene que hacer a cada instante, es decir, prestando atención; cuando lo logras, estás dejando ir lo viejo y dando la bienvenida a aquello que está delante de ti. Cuestionarse la realidad significa que la verdad se encuentra más allá de los conceptos, de cualquier tipo de pensamiento que podamos tener. La realidad no es pensable, para saber qué es lo real la vida nos obliga a vivir.
-Aquello que decía Buda, “no me creas, experimenta”, tal y como lo recuerdas. O dicho de otra manera: captar la realidad sin filtros.
-La mente nos puede ayudar a crear, pero es tan sutil cuando crea una ilusión, que ésta lo impregna todo, entonces necesitamos ir más allá de todas las palabras para salir de ella. Cualquier pensamiento que des por válido absolutamente quizá te esté dificultando que experimentes algo diferente. Tal vez tu realidad pudiera ser totalmente distinta y no lo puedes percibir porque tienes unas ideas muy preconcebidas. Esto puede observarse en cualquier persona con pensamientos demasiado fijos que dice “es que yo soy así”, “esto es así”, y la verdad es que nada es así porque todo cambia constantemente, no existe nada que sea estático. Sí hay algo perdurable, estable, es nuestro propio ser; aquello que te invito a conocer para que puedas tener un soporte mucho más estable en la vida, y dejar de irte detrás de cada experiencia, ya que al fin y al cabo cada experiencia nace y muere.
-La muerte nos provoca miedo. Y también tenemos miedo a perder, a que nos dejen, a crecer, a cambiar.
-El miedo a la muerte sería una falsa comprensión de la realidad. Si finalmente la muerte es una ilusión no deberíamos temer a nada, si la muerte no existiese no temeríamos nada. Y los sabios nos dicen que la muerte no existe, que si observamos la realidad lo único que vemos es una sucesión constante de muerte y nacimiento. La muerte simplemente es el inicio de algo nuevo.
-Vivimos en una época de incertidumbre, que a su vez causa miedo. Van desapareciendo todos los parámetros en que nos apoyábamos para sentirnos seguros. La vida estaba hecha, teníamos empleo, casa, coche, y ahora todo se desvanece.
-La incertidumbre no puede desaparecer porque todo es incierto, todo cambia y, además, no sabemos hacia qué dirección lo hará. Yo prefiero mirar la vida como un misterio. En el libro trato este tema del misterio pues lo veo como un enfoque más positivo. Desde el misterio la vida puede vivirse como una aventura. En el fondo, está muy bien no saber qué pasará porque todas las posibilidades existen en este momento. Todo es incierto, sí, y también misterioso, una sorpresa, una aventura. Se trata de una actitud diferente de vivir las cosas.
-¿Salir del victimismo, a eso te refieres?
-Sí, todo lo que ocurre es incierto, por eso me animo a buscar certezas más allá de lo incierto. Existe una certeza más allá de la incertidumbre que es la certeza de uno mismo. Si te fijas, las pequeñas cosas siempre están ahí mientras tenemos vida. Hay personas que viven en circunstancias lamentables y tienen un sentido mayor de la abundancia con respecto a muchas otras que poseen todo.
-¿No será más apropiada la confianza que la certidumbre para estos tiempos que corren?
-Totalmente. La confianza es la que finalmente nos lleva a través de la incertidumbre hacia un nuevo lugar. La vida siempre te lleva al lugar en donde debes estar. Aunque sea muy dura la crisis, es un reflejo de que hemos perdido el norte: no sabemos quiénes somos, en general no nos hemos movido por unos valores positivos, impera el egoísmo. Lógicamente, caemos en una crisis.
¿Alguien se cree que por el camino que nos conducíamos íbamos a algún sitio favorable? El camino del egoísmo lleva a la autodestrucción, resulta imposible avanzar por ahí. Es por eso que la vida, muy sabia, nos dice “no, por ahí no”. Creo que es nuestra propia alma, nuestro interior, el que hace estallar la crisis para señalarnos que esto no es la auténtica vida. La crisis es una llamada a despertar de la ilusión. El egoísmo es miedo, “quiero coger lo que tú tienes porque pienso que a mí me faltará”. No seamos ingenuos. ¿Alguien se cree que no íbamos aterrizar en una crisis según la manera en que nos estábamos comportando? Debemos crecer espiritualmente y ver la parte de responsabilidad que tenemos, en todos los niveles, personalmente, como país… Tomar conciencia y ver dónde estamos actuando con falta de autenticidad y generosidad.
-¿Cómo imaginas que saldremos de este “invierno” de la historia colectiva?
-Yo propongo volver a las pequeñas cosas de nuestra vida porque es una forma muy primaria, esencial, de volver a sentir quiénes somos, y entonces nos daremos cuenta de que somos abundancia, de que tenemos muchísimo, y no hay por qué tener miedo, para salir más fácilmente del egoísmo. Parece muy simple, pero, ¿existe otro camino que no sea empezar por lo más pequeño?
-“Hagas lo que hagas, ámalo”, dice uno de los personajes de “Cinema Paradiso”, al cual también citas.
-Preciosa película… Es el mensaje que le da Alfredo a Totó, y que es útil para todos, para la vida. Es muy fácil amar las cosas que nos gustan, pero cuando llega una cosa que no nos agrada… ¿Cómo conseguir amar una realidad que no nos gusta? Es lo que puede suceder con la crisis, “abrazarla” de alguna manera en lugar de luchar contra ella. ¿Qué podemos extraer de ella?, ¿cómo nos transformamos a través de una crisis? Cualquier cosa que ames, te pertenece, si quieres abundancia ama, ámalo todo…
-Tratas el tema del amor, en el sentido profundo de la palabra, poniendo como ejemplos a los protagonistas de la tragedia de los Andes, personajes que vivieron el Holocausto, Vicente Ferrer… Es la guinda del pastel.
-En cualquier instante de la vida puedes entrar en el amor o bien en el miedo. En una frase del libro digo que “cualquier acción que realices puede ser luz o sombra”. No existe más iluminación que un momento en el que tengas una intención amorosa, y en el instante en que actúas por egoísmo estás entrando en las sombras del miedo. Cada momento supone un reto al amor y cada día encuentras gente con la cual practicar ese amor. El amor ha de incluir a todo el mundo, no solo a tu familia, tus seres queridos o amigos.
-¿Cómo surge esa fuerza tan poderosa, creadora, transformadora, alquímica que es el amor? ¿Puede ser del vacío?
-Sí. En Occidente este concepto tiene un significado nihilista, pero el vacío en realidad significa potencialmente todo. No se trata de un vacío de contenido, sino de plenitud absoluta. Ésta sucede cuando te has desecho de los miedos, los deseos, o el dolor emocional que de algún modo debes atravesar. Al conseguir apartarlos con un trabajo de atención plena, llegas al amor. No creo que el amor pueda forzarse, el amor surge espontáneamente cuando te vacías de todas esas historias que te impiden conocerte a ti mismo. Cuando te percibes, amas, y cuando amas, amas todo. Es la desnudez de todos los miedos que nos ponemos como capas lo que impide que nos demos al otro.
-¿Qué cosas pequeñas forman parte de tu universo, hoy en día?
-Cada día tiene su afán… Existen muchas pequeñas cosas que me reconcilian y me hacen volver a mí misma. Levantarme por la mañana, ver salir el sol, el aire fresco de la mañana, el cielo en cualquier momento del día, que para mí es la metáfora del espíritu. El mundo desaparece si no hay cielo, y esto puede ocurrirles a las personas que están todo el día encerradas en un sitio sin ver el cielo. También el mar, la luz del sol, la lluvia, el café de la mañana, una conversación auténtica con una amistad, un rato de soledad para escribir o leer o el hecho de saber que puedo volver a mí en cualquier circunstancia, que puedo volver al momento presente donde está la vida... Sin embargo, cuando me meto en la ilusión de cualquier historia me cambia la energía, lo cual me sucede como a todo el mundo, entonces dejo de estar presente y desaparecen las pequeñas cosas, es muy instantáneo. Pero puede salirse de esa situación si volvemos a fijar la atención en las pequeñas cosas, en lo que está sucediendo aquí ahora.
-¿Qué quisieras compartir para proponer cuando está terminando el año?
-Este final de año puede plantearse como un nuevo nacimiento, sin olvidar que la vida nace en cada instante. Debemos prestar atención a nuestra vida en el presente. Las rimbombantes celebraciones que se suceden en estos días son a veces un baile total de inconsciencia. El último día del año puede ser sencillo sin dejar por ello de estar lleno de alegría y celebración; como también el primer día del nuevo año.
-Redescubramos el goce de las pequeñas cosas, entonces…
-Cuando corremos tras la mente con un deseo estamos perdiendo exactamente aquello que buscamos.
La invitación es a detenernos, a dejar de huir de los miedos y de correr tras los deseos. Es cuando te paras, como digo en el libro, cuando la mariposa de la felicidad viene a posarse en ti. La plenitud que se encuentra dentro de nuestro ser se siente en la quietud del silencio. Podemos empezar por pararnos en las pequeñas cosas para experimentar esa plenitud y para que la experiencia de quien eres empiece realmente a formar parte de tu vida.