Olga Lava Mares. Kinesióloga y Formadora de Terapeutas.
En todos los tiempos el ser humano ha ubicado sus asentamientos cerca de mares, ríos y lagos para beber y alimentarse. De forma instintiva siempre se buscaron las playas y torrentes para bañarse y tenderse al sol, para regocijarse o para llevar a cabo sus ofrendas y ceremonias. Desde tiempos inmemoriales, el agua, en todas sus formas, se asocia a las fuerzas espirituales más profundas y originarias. En la mayoría de las culturas es símbolo de la purificación y del renacimiento.
Y es que el agua es esencial para la vida, se puede sobrevivir durante semanas sin comer, pero sin agua moriríamos en unos pocos días. Curiosamente, aunque la mayor parte de la población tiene acceso al agua, muchas personas están deshidratadas sin saberlo, con grave peligro para la salud. Se sabe que el 80 % de las enfermedades del cuerpo y del alma, incluida la depresión, tiene su fundamento en la microdeshidratación de los tejidos del cuerpo. Y esto se debe a la carencia o la contaminación de las aguas.
En general, se asocia la falta de agua con la sensación de sed y se piensa que si no se tiene esta sensación no hay necesidad de beber agua, pero la mayoría de las veces la sed celular se puede disfrazar de hambre, cansancio o dificultad para concentrarse.
El agua juega un papel fundamental para los seres humanos, constituye el 36 % de la linfa, el 80 % de la sangre, el 75 % de los músculos, los huesos contienen un 30 % de agua y el marfil de los dientes un 10 %. Entre las funciones más importantes que ayuda a realizar en el organismo están la respiración, la digestión, la regulación de la temperatura del cuerpo, transporta nutrientes como el oxígeno y las sales minerales, equilibra la presión sanguínea, regula la acidez estomacal, sostiene el metabolismo, regula todas las reacciones del cuerpo y equilibra las reacciones enzimáticas.
Todos hemos escuchado la recomendación de beber dos litros de agua al día. Aunque esto va en función de las necesidades de cada persona, lo más importante es la calidad del agua que tomamos. Muchas personas no se hidratan lo suficiente, de hecho, la mayoría podemos pasar incluso semanas sin tomar un vaso de agua verdaderamente pura. Las bebidas alcohólicas, las aguas gaseosas, coloreadas y mineralizadas artificialmente que se anuncian con el reclamo de hidratar y revitalizar son engaños que están ocasionando que nos deshidratemos sin saberlo, porque la realidad es que no quitan la sed y por el contrario aportan al organismo excesos de minerales y tóxicos.
Hoy en día existen en el mercado distintas opciones de aguas que son beneficiosas para la salud, el agua de mar es una de ellas. Tiene un valor único porque tomándola facilitamos al cuerpo todos los elementos de la tabla periódica, lo cual no se puede conseguir con ningún otro alimento o bebida.
Los tratamientos terapéuticos a base de agua de mar no son una moda repentina que haya surgido de la noche a la mañana. Ya en la antigüedad Heródoto, Eurípides o Hipócrates señalaban sus beneficios, pero fue a finales del siglo XIX cuando René Quinton, un investigador francés, desarrolló una auténtica teoría científica sobre la terapia marina que estipula que las enfermedades son en realidad una intoxicación del medio interno a nivel celular. Según Quinton, las células para poder desarrollar sus funciones correctamente deben disfrutar de un medio interno equilibrado como método para evitar que los órganos terminen por deteriorarse, y este método interno es análogo al agua de mar.
Pese a las trabas de la comunidad médica y la industria farmacéutica, son numerosas las investigaciones que demuestran que el Plasma de Quinton resulta muy beneficioso para numerosas enfermedades, carece de efectos secundarios y la calidad del agua está comprobada, al proceder de lugares que cumplen unas características muy específicas. Otra marca de gran calidad es Biomaris. Sea cual sea la marca que decidas tomar, asegúrate de que el producto que compres haya pasado los controles sanitarios y confirmen que se trata de un producto seguro y el agua no esté contaminada. Si estás interesado en este tema te recomiendo leer el libro del doctor Mariano Arnal "Cómo beber agua de mar" y, por supuesto, siempre consultar con un especialista que te indique la cantidad que debes tomar según tu peso, sexo, edad y circunstancias personales.
En conclusión, tomar agua de calidad biológica es la forma más barata de medicina preventiva que se conoce. Además nos apoya en cualquier terapia que hagamos, todos los procesos emocionales o tratamientos para una enfermedad se van a resolver más rápido bebiendo abundante agua, puesto que es el medio de todas las reacciones biológicas, tanto a nivel físico-químico y electromagnético como vibratorio.