Quién es
Licenciado en psicología y escritor, especializado en comunicación y crecimiento personal, Xavier Guix es formador en programación neurolingüística (PNL) y ecología emocional y director de l'Observatori del Creixement Personal de la Fundació Àmbit. Junto a su labor terapéutica, imparte cursos como profesor de EADA y másters en la Universitat de Barcelona. Ha publicado, entre otros libros, "Ni me explico ni me entiendes", "Descontrólate", "Atreverse a decir No", "¡Cuánto te quiero!", "Querer es poder" y recientemente se lanzó actualizado un título que apareció hace diez años, "El sentido de la vida o la vida sentida" (Ediciones B).
También colabora con medios de comunicación.
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Aurelio Álvarez Cortez
-Más que una búsqueda del sentido de la vida, Xavier, en tu libro "El sentido de la vida o la vida sentida" dejas claro que se trata de un encuentro. Las religiones y la misma filosofía hablan de buscar, y tú apuntas a encontrar, fuera de todo tipo de control o de intención, pues eso ocurre.
-El sentido de la vida no puede ser algo pensado, que yo organizo en mi mente y estoy pensando, deduciendo, por qué la vida tiene este sentido. No es un ejercicio mental. En determinadas situaciones algo ocurre de repente e ilumina tu vida, como si lo uniera todo, como si aquello que hasta ahora no tenía demasiado sentido, lo alcanzara. Y eso no pasa porque uno lo esté buscando sino porque uno lo encuentra. Uno va hallando el sentido a través de los sinsentidos de la vida. Vamos armando un cierto relato hasta que llega un día en que nos topamos ante una circunstancia y decimos "¡guau!, ahora lo entiendo... por qué hice esto, por qué debía estar ahí, el propósito de mi vida". Es como una resonancia interior, aquello que estaba ahí dentro halla su manifestación externa.
-Citas en varias ocasiones a los filósofos griegos y a Víctor Frankl. ¿Qué significa para ti este hombre?
-Es quien nos ofrece la mejor estructuración del sentido existencial. A partir de su experiencia como creador de la logoterapia, supongo que con un tono suficientemente reconocible de una pregunta trampa, cuando alguien le contaba sobre sus vicisitudes preguntaba: "Oiga, ¿por qué no se suicida?, alguna cosa habrá para que usted quiera continuar en este mundo". Pues ahí creo que da en el clavo, con aquellas cosas fundamentales que adquieren sentido. Habla de su gran amor, del gran reto, de la gran fe. ¡Cuántos místicos hablan de la iluminación como la experiencia de sentido en su vida al sentirse amados por Dios! Algunos dirán que es ese amor con el que nos reconocemos mutuamente; otros, que son los hijos, y otros una gran vocación... Yo creo que tengo una tarea en este mundo y la tomo como el sentido de mi vida. En realidad, no existe como tal un sentido universal de la vida porque eso significaría que existe algún tipo de orden que es bueno para todo el mundo. Pues no. Quizá incluso la vida no tenga ningún sentido, no como uno quisiera... Cada uno debe encontrar sentido en su vida. ¿Hasta qué punto tenemos control en nuestra vida? No hemos predicho, programado, las cosas más importantes en nuestra vida porque simplemente han ocurrido.
-Personalmente, soy de los que cree que no controla nada en su vida.
-Efectivamente, es muy poco lo que podemos controlar. El vivir conlleva que busquemos seguridades, dónde agarrarnos, encontrar algo que nos dé estabilidad y perdurabilidad.
-Tal vez ello nos excusa de sentirnos víctimas de lo que nos pasa para pasar a ser actores responsables de nuestra vida.
-Es la actitud que nos sirve para que aquello que nos ocurra al menos tenga algún sentido. Quizá no el sentido metafísico, el para qué, porque a veces hay experiencias que son un misterio, como señalaba el filósofo francés Gabriel Marcel, quien distinguía los problemas y los misterios. Ante el misterio de la vida uno se queda tan azorado, tan sorprendido, que ahí no encuentra ningún sentido. Pero al menos hay algo seguro: aprende de eso que ocurre y no entiendes, aprende lo que puedas porque eso es al menos el más básico de los sentidos del porqué estás quizá en este mundo: aprender. ¿Qué?, muchas cosas, como ser feliz, entre otras. Que la actitud de aprendizaje sea lo contrario de la queja, de la victimización, ante las situaciones que se presentan.
-Tú eres crítico con la "cultura del rendimiento", basada en resultados. Una carrera alocada que ha impregnado la vida personal, proveniente del mundo empresarial. Vivir a tope, sacarle el máximo jugo a la vida y a lo que hacemos. Así nos va.
-La cultura del rendimiento se aceleró de forma exponencial a partir de las nuevas tecnologías, que no las culpo. El problema es el uso de las herramientas, como siempre. En lugar de ser algo que nos quite tensión, esfuerzo, se convierte en todo lo contrario. Llevamos años donde se ha instalado una vida sin parar, acelerada. Desde que te levantas hasta que te acuestas no te detienes, es lo peor de todo. Ansiedad, estrés continuo. Es asombroso y preocupante. Como la rueda del hámster, das vueltas y más vueltas. Estás tan metido en la telaraña construida desde fuera, porque hay tantas cosas ahí que te apetecen y seducen, por conquistar... Para llegar hasta las que puedas, necesitas rendir mucho, ganar mucho, para consumir más. Ese es el juego del rendimiento. ¡Y luego exiges rendimiento! Eso se tiene que compensar, ¿cómo?, a todo le tienes que sacar el máximo jugo.
¿Cómo te lo has creído y no te has planteado qué es una vida buena, y no me refiero a una buena vida que te prometen ahí fuera? Una vida buena consiste en que vivas sereno, tranquilo. Esa tranquilidad dependerá del nivel energético de cada uno, pero dentro de unos cauces en los que al final del día respiremos contentos, alegres. Hay que plantearse serenamente cómo queremos vivir.
-Cuéntame aquello del tiempo circular, el lineal y el simultáneo.
-El tiempo, según como cada uno lo viva, le amargará la existencia. Si creemos que todo tiene que ser vivido entre un nacimiento y una muerte, que la vida pasa y no alcanza, vivimos en el tiempo lineal, predominante en Occidente, vamos de objetivo en objetivo. En el tiempo circular, nuestra vida va haciendo repeticiones, ahora vuelve la primavera, luego el verano, la fiesta del barrio; o cometemos el mismo error, repetimos historias, es decir nuestras vidas están en una rueda karmática, que es un concepto oriental. En cambio, tiene mucho más sentido el tiempo simultáneo, en el que vivimos acorde con lo que está sucediendo, sin depender de un horario, de un reloj. Cuenta lo que vivimos en función de los acontecimientos.
Un amigo viajó a Tanzania y quiso visitar un sitio donde había gorilas. Al comprar el billete para ir a la reserva, preguntó a qué hora salía el autobús. "Cuando esté lleno", le respondieron, y el autobús no se puso en marcha hasta que no se completó el pasaje (risas). ¿Conoces la expresión "ahorita mismo"? Las cosas se viven según van sucediendo, pero no acordes con un tiempo determinado. Los niños son otro ejemplo de lo que sería el tiempo simultáneo. No viven pendientes del tiempo sino de lo que acontece: comen cuando tienen hambre, etcétera, y gozan porque en cada cosa hay una oportunidad para disfrutar. Jorge Luis Borges dijo que el tiempo es la naturaleza con la que hemos sido creados. Soy tiempo. No se trata de que "no tengo tiempo" o "haré tal cosa cuando tenga tiempo"... Cuando oigo estas expresiones pienso que las personas sitúan mal el tiempo. Estamos en el universo como en un soplido. El tiempo hay que vivirlo, no contarlo.
-También te refieres a "la moda de la espiritualidad", afirmas que casi hemos espiritualizado el ego. ¿Andamos desnortados?
-Estamos siguiendo la cultura del rendimiento. Incluso la espiritualidad está siendo convertida en industria, por lo cual tenemos cantidades de cursos, métodos, que nos ofrecen la posibilidad de poder rendir desde la perspectiva espiritual. Sé que el camino espiritual es más que lento. Se va andando. Como reza el poema de Machado, "caminante no hay camino". Las técnicas ya existían en las escuelas helenísticas y no las critico porque ayudan. No es el problema la herramienta sino el rendimiento que queramos tener en poco tiempo. Cuando uno confunde las experiencias que pueden encontrarse con esas técnicas altamente de profundización, donde pueden aparecer fenómenos internos incluso de gran calado, alteraciones de conciencia, con la iluminación... ¡ni los santurrones han llegado tan lejos! Se busca la fenomenología, vivir experiencias como si se tratara de pegarse chutes. O el caso de aquellos que detrás de la espiritualidad, como decía Anthony de Mello, esconden los problemas propios de la identidad bajo las vendas de la espiritualidad. Lo deseable es que cada uno haga su camino descubriendo lo insondable, sin nombre, sin fin. En la India precisamente tienen una expresión para cuando el discípulo cree que ha alcanzado la gloria: "Neti neti (no es eso, no es eso)", porque nada que pueda ser nombrado o definido es la experiencia final. El poema de Machado sirve de lección, que es como decir "¡cuidado!, no hay proceso".
-Quizá porque lo que queremos conseguir ya lo poseemos, como cuenta "El alquimista".
-Claro. Hay tantas capas que han ido cubriendo esa experiencia profunda que para encontrar la respuesta debemos quitarlas. Esto a menudo es doloroso, cuesta, confunde mucho o da miedo porque significa acercarse al vacío, quedarse sin nada.
-¿Qué es el emprendedor espiritual?
-La palabra emprendedor se puede entender hoy mejor. El emprendedor elige el camino más difícil, el del autoconocimiento, cuando el más fácil es el de criticar a los demás, como dijo Tales de Mileto. El emprendedor espiritual se ocupa de su existencia como tal, de su naturaleza más profunda.
-¿El Camino de Santiago es una metáfora de ese camino del emprendedor espiritual?
-Esa ruta nadie la hace de la misma forma. Cada uno la cumple según su conciencia y el momento en que vive. Más que un camino, y volviendo al poema, "son estelas en la mar", que significa de algún modo el reflejo. Sócrates, cuando Alcibíades le pregunta por el significado de la frase "conócete a ti mismo", le responde: "Igual que el ojo se descubre en el mirar, uno descubre su alma cuando puede mirar hacia algo que le haga un reflejo de quien es, y ese reflejo es lo divino", y no dice Dios, que es un matiz interesante. En ese reflejo que está por todas partes, una naturaleza con la que convivimos continuamente, es donde uno va descubriendo lo más profundo en nosotros, lo esencial. Ahí hay un camino por recorrer. Algunos nos hemos dedicado a crear rutas, senderos, metodologías; más que senderos claros, son estelas en la mar para que te iluminen y decidas hacer el camino con mucho anhelo. Y aun en momentos difíciles nadie quiere volver atrás.
-Atención, intención y atracción. Palabras que defines como "hilos invisibles" que nos gobiernan.
-Deepak Chopra las citó cuando escribió las famosas "7 leyes espirituales del éxito". Personalmente, a esas tres palabras no puedo entender una sin la otra y creo que es un error separarlas. La primera, la intención. Todo se manifiesta a partir de lo que las personas intencionamos. En este caos de ideas, imágenes, en un mundo pensado, donde pensar es imaginar con representaciones mentales, de todo ello nos quedamos con algo. A eso le ponemos un nombre y entonces empezamos a construir. Nace la capacidad de que eso ponga la atención fuera de nosotros. Como ley fundamental, incluso para el tema del cambio, en los lugares donde pones la atención estás manifestando aquello. Y el hecho de manifestarlo de forma natural está atrayendo lo que se está manifestando. La intención me lleva a la atención, y la dirijo cuando hago una elección, así se produce la atracción.
Para mí las tres leyes son fundamentales, se revelan a la vez. Son los hilos invisibles que mueven toda realidad, dicho metafórica y poéticamente.
-Sostienes que la aceptación es un acto de confianza.
-Como la vida es contingente, no controlamos apenas nada. El vivir nos va acercando a experiencias de contingencias que no esperábamos que ocurrieran, pero sucedieron, son inevitables. Por lo tanto, hay un modo de vivir muy tao, wu wei, acción sin acción, que es la capacidad de aceptar las cosas tal como son. Luego de aceptadas, las manejamos. En esa aceptación no hay resignación, tampoco fastidio: acepto que esto es así y solo desde la aceptación puede haber transformación. Mi maestro, Oriol Puyol, decía que "todo lo que resistes, persiste; lo que aceptas, transforma". Si resistes, la acción se repite una y otra vez; en cambio cuando hay aceptación cesa la lucha y todo vuelve a fluir, las cosas se manifiestan tal como son. Se producen situaciones mágicas, cosas imposibles. Estamos solo en la intención y dejamos que el propio fluir nos lleve. Contracorriente es imposible, agota, nos deja sin fuerzas y no sirve de nada. Ante un duelo la realidad se impone. No aceptamos en el primer momento, es la negación, pero llega un momento que decimos "es así" y la vida continúa, integramos algo que nos da fuerza. Aprendemos a confiar en el devenir de la existencia, sin necesidad de la mente.
-Recibimos lo que necesitamos y no lo que creemos que necesitamos.
-Exacto. La mente no para y se pierde. Uno de los grandes males son las expectativas, nos generamos muchas sobre nosotros mismos, sobre los demás y la vida. Esperamos demasiado. Xavier Melloni, un jesuita, dice "no desees nada, en cambio recíbelo todo, sé capaz de estar abierto porque lo que te llega es lo que en este momento tu conciencia permite entender, vivir como experiencia para aprender y crecer". En cambio, si lo rechazamos, sin darnos cuenta vamos alejando posibilidades y al final nos quedamos sufriendo por lo que deberíamos haber vivido y no nos permitimos.
-Integras a la muerte como una parte más de la vida.
-Eso es muy estoico. Esta escuela filosófica dio excelentes manuales de vida buena. Uno de sus principios es "aprende a vivir y aprende a morir". En la madurez uno tiene que empezar a soltar. Darse cuenta de que en ese recorrido vital parte del proceso de aprender ha sido a través de apegos y cosas que adquirimos, pero que luego hay que desaprender y soltar. Aquello que no sueltes te tendrá a ti, por lo cual es muy importante ser consciente de que cada día lleva sus pérdidas y, poco a poco, ir soltando para que cuando llegue el momento de la muerte estés ligero de equipaje e irte en paz, evitando mucho sufrimiento. Una buena experiencia casi diaria es renunciar, ofrecerse a la vida para que la vida sea, y no que las cosas se cumplan como se piensa, porque nos llevaremos muchos desengaños.
-Finalmente propones una tarea para cada día, agradecer y crear ciertos estados.
-Lo hago para poder engañar a la mente porque ella tenderá a apegarse a sus propios pensamientos. El funcionamiento de la mente, por su propia mecánica neurológica, tiende a aprender y luego a repetir y repetir. Si no alcanzas una capacidad de manejar tus pensamientos, tus emociones, lo que llamaríamos el relato continuo entre la mente y la emoción, junto con la acción, si no aprendes a engañar a tu mente, tenderás a la repetición. Esto te dará tranquilidad, estabilidad, seguridad, porque lo conocido permite distraer, en otras cosas. Cuanto menos creencias mejor, cuanto menos apegados a ideas determinadas mucho mejor. Porque estamos con la actitud del niño, de la curiosidad, con la posibilidad de que la mirada cambie. Si no lo hacemos así nos vamos quedando en nuestra telaraña, con la construcción de ideas, sentimientos y acciones repetitivas, que al final lo único que hacen es crearnos un orden que nos tiene prisioneros. Se precisa una oxigenación continua de pensamientos, sensaciones, experiencias para que sintamos que la vida fluye por nosotros y que somos aprendices