Mar Tarazona Beltrán. Odontóloga
Muchas personas explican que su miedo al dentista proviene de su primera experiencia, que fue traumática. Por lo tanto, podríamos decir que es responsabilidad de los dentistas que los niños no se traumen y no arrastren esos traumas hasta la edad adulta.
¿Cómo podemos ayudar a los niños a combatir el miedo al dentista?
Hay que llevarlos desde pequeños. En cuanto les salen los primeros dientes deben empezar a visitar al dentista para controlar, preventivamente, que tanto los dientes como los maxilares se desarrollen de forma adecuada, y convertir esta visita en un hábito.
Incentivarlos a jugar a ser dentistas en casa, jugar con tus hijos al dentista en la comodidad de tu hogar antes de ir a la cita real, así lo verán como algo simple, cotidiano y que no tiene por qué ser traumático. Si asisten varios hermanos, haz que los más pequeños pasen cuando traten a los mayores. Los padres no se deben preocupar de más si el niño llora. La mayoría de los profesionales están habituados a manejar estas situaciones y saben qué hacer. Los padres deben seguir sus indicaciones y acompañar a su hijo, evitando entrometerse más de la cuenta. Tienen que evitar contarles sus malas experiencias si las han tenido y si tienen sus propios miedos deben intentar no traumatizar a los pequeños.
Es importante evitar expresiones en las que se induzcan sensaciones negativas, como “no te van a hacer daño”, “no te van a pinchar”, “no tengas miedo”… Mejor es expresar frases positivas como “todo va fenomenal”, “enseguida acabamos”…
Podemos llevar un objeto o juguete que les guste mucho para distraerlos en caso de emergencia. Mantenerlos entretenidos en algo agradable los ayudará a relajarse. Hay que recompensar su buen comportamiento con regalos e incentivos pequeños, así su actitud será mucho más abierta la siguiente vez que acudan al dentista.
Cuando se trata de niños con miedo al dentista suele ayudar mucho dejarlos tocar el instrumental. Así ven que no corta y se quedan más tranquilos.
Muy importante es desde pequeños crearles hábitos saludables relacionados con la higiene oral.
Después de estos consejos para ayudar a los niños a que su primer encuentro con el dentista sea una experiencia positiva, vamos a hablar de cómo ayudar al adulto con miedo.
Una de las cosas más importantes es una buena comunicación entre el paciente y el dentista. Los dentistas hoy escuchan a sus pacientes mucho más que antes. El paciente se tiene que abrir y contar la verdad sobre su miedo al dentista, es fundamental que él lo entienda ya que el trabajo en conjunto es la clave para solucionarlo. El dentista se tiene que tomar su tiempo para hablar con el paciente ya que cuando cuenta sus preocupaciones, se desahoga, se relaja y confía más. Una buena relación dentista-paciente ayudará a enfrentar el problema. Los dentistas con trato amable, acogedores y calmos pueden colaborar en el control de los miedos y disminuir los temores.
También es esencial explicar con detalle lo que se le va a hacer al paciente y cuánto tiempo durará, más o menos, el tratamiento para ayudar a disminuir el desconocimiento y la inseguridad que tiene.
Luego, durante el tratamiento, relaja mucho al paciente contar qué se está haciendo, si falta mucho, el siguiente paso que se dará…
Antes de empezar el tratamiento, debe acordarse un gesto que haga entender al profesional que el paciente necesita una pausa o que le molesta esa manipulación.
La música es un elemento importante en el manejo de la ansiedad. Hay que tener una música relajante en la consulta o aconsejar al paciente que traiga la música que lo relaje más, escuchándola mediante audífonos. De esta manera le será más fácil evadirse del entorno y no oír todos los ruidos que hacen los aparatos dentales.
Se ha creado un programa de realidad virtual llamado Isla Calma, compuesto por unas gafas 3D, auriculares y un mando inalámbrico, que transmite al paciente sensación de calma y seguridad para ayudarle a olvidarse de que se encuentra en una consulta y así disminuir su miedo al dentista.
Hay que confiar en los dentistas, no hay que atemorizarse con las experiencias de otras personas o con lo que otras personas relatan. Hay que vivir la propia experiencia. Cuando tu dentista trabaje, haz que respete tu ritmo y lo que solo tú estés en condiciones de tolerar. No hay que dejarse atender con dolor, con la anestesia dental suficiente no se debe tener dolor; si no es así, hay que parar y decirlo.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.