Sonia Córdoba. Odontóloga
La descodificación dental es una herramienta que permite ponernos en contacto con nuestro verdadero Ser y ofrece un camino maravilloso para contestar a la pregunta ¿quién soy?
Cada diente en su mal posición, caries, fractura, ausencia, agenesia, enfermedad periodontal... permite encontrar las heridas profundas en nuestro emocional y nuestro corazón, pero sobretodo nos ofrece recontactar en nuestro interior con nuestra fuente de vida. El sentido de la descodificación es curar nuestras patologías de relación. El hombre es un ser de relación, la relación entendida como el encuentro con el otro y el intercambio: apropiarse de algo nuevo o deshacerse de algo inútil.
La patología de la relación es una especie de gangrena que corroe nuestras relaciones, que impide que nuestras relaciones sean completas y enteras con nuestros amigos, padres, hijos, y también con la materia, con nuestro cuerpo físico, con la tierra, y que se instala en el eje que representa la espiritualidad donde reposicionamos nuestras carencias y heridas.
Necesitamos a los demás para vivir. El conocimiento de uno mismo pasa por nuestra relación con los demás. Nuestras patologías de relación son concebidas por nuestro inconsciente como el mecanismo perfecto de supervivencia. Tienen su origen en el árbol genealógico y en la humanidad entera, y tiene como objetivo "no sufrir más". Así que nos repetimos en nuestras maneras de relacionarnos con los otros, de alejarnos para protegernos; pero son medidas que ya fueron probadas anteriormente y que no funcionaron. No hay que olvidar, hay que reconocer el sufrimiento y comprenderlo como un error de relación cuyo objetivo era protegernos de nuestro propio sufrimiento de ser.
La descodificación dental nos conduce a descubrirnos y, una vez deshechos del fardo que traíamos, podremos abrirnos al rencuentro del ser, al redescubrimiento de nuestras riquezas interiores. Comprensión de nuestras dificultades y nuestras orientaciones profesionales, de nuestros problemas de relación en los campos de la amistad, la pareja, la familia y nuestra posición en el seno de la humanidad. Reconciliación con los recursos fundamentales bloqueados por nuestro sufrimiento de infancia, reunificación de nuestra pareja interior.
La descodificación dental orientada hacia el conocimiento del Ser libera los sufrimientos de un inconsciente cargado de otras memorias. Pero la autonomía se adquiere al precio de la responsabilidad individual.
Los dientes son resonadores de circuitos sutiles, de cualidades intrínsecas y virtudes que nos llevan al rencuentro y la expresión viva de lo mejor de nosotros mismos, retorno a nuestra naturaleza sagrada escondida bajo capas de ilusiones de sufrimientos.
La higiene bucal muestra el respeto que uno tiene hacia este nivel de nuestro ser que es el cuerpo que habitamos y, de cara a los demás, el respeto que nos pueden mostrar. Cepillarse los dientes es estar en relación con uno mismo en lo más profundo de su intimidad. Es respetarse a uno mismo en su dimensión más noble y más global. Si nos cepillamos con conciencia abrimos la percepción de sus efectos en nuestro interior. La única higiene verdaderamente eficaz frente a la caries es la madurez frente a nuestras emociones, porque son el umbral de nuestro mundo interior. Sin ellas no hay salud. La indiferencia mata igual que un veneno. Es importante habituarse a volverse hacia los resentires, reaprender esta dimensión humana olvidada.
Los dientes tienen un vínculo físico con el resto del organismo vía sanguínea, vía nerviosa y vía linfática. El diente es a su vez emisor y receptor. Tiene una dimensión vibratoria, un aspecto eléctrico y, en los meridianos de acupuntura, nos informa del estado de equilibrio del organismo. Las caries son testigo del desequilibrio de salud, son señales externas accesibles de un problema profundo. Generalmente aparecen antes de los 25 o 30 años. A partir de esa edad son los problemas de los tejidos de sostén del diente, enfermedades de la encía o del hueso los que toman el rol de espejo de lo que ocurre en nuestro interior.
Cuando entramos en relación con los demás tenemos un posicionamiento frente al otro, valoramos quién es más potente y este posicionamiento va a bloquear una cierta cualidad de relación que tendrá como efecto que desmejoremos una parte de nosotros, la que hemos sentido en peligro.
Inconscientemente queremos proteger esta parte dañada. Esto es lo que se llama patología de relación. La caries es la muerte en nosotros de una parte viva, no en sentido físico sino en el sentido de la relación. Aparece en el primer tercio de nuestra vida como testimonio de la fuerza de estos rechazos de nosotros mismos, de estas automutilaciones de las que somos autores por inexperiencia, por incomprensión, por ignorancia.
La curación es un don universal igual que la vida, el poder de curación está en cada uno de nosotros, pero a veces tan lejos bajo nuestras capas puestas por nuestras experiencias malinterpretadas que hace falta ayuda terapéutica. El objetivo es poner a la persona en contacto con su fuente de vida, su fuerza de sanación autónoma e interior. Un conflicto de relación está sin resolver cuando el individuo no toma responsabilidad. Cada vez que intentamos olvidar algo, que dejamos que sea el tiempo el que lo arregle, tendremos un problema corporal. El diente cristaliza nuestros conflictos y los de nuestro árbol genealógico. El diente es el lugar de expresión preferente de la patología de relación. La herida demasiado profunda va a impedir al niño convertirse en lo que sueña ser, lo que ha venido a realizar en la tierra, porque su batalla contra el estrés emocional va a impedirle la realización de sí mismo.
Los dientes son espejo del inconsciente, nos dan acceso a los desequilibrios internos, orgánicos y emocionales y, sobretodo, un acercamiento a las heridas del inconsciente, heridas que son fracturas entre lo que es el individuo en su autenticidad, su integridad de Ser y lo que expresa en el exterior, el ser existencial. Los tratamientos deben estar enfocados a acompañar al individuo en sus sufrimientos, para que poniendo luz en su conciencia permita que el proceso de curación ocurra.