Diana Leonor Kesselman
Técnica tan ancestral, como que varios pueblos en la antigüedad expresaron conocimiento de ella, la Reflexología Podal es también tan actual que, cada día más, reconocemos el valioso aporte que nos brinda en bienestar, autoconocimiento y en la posibilidad de integrar al ser en su totalidad, físico, mental, emocional y espiritual. De este modo puede expresar su núcleo esencial, tomar contacto con su sí mismo y desplegar su ser genuino
Recuerdo con mucha ternura a mi primer paciente, un señor de 76 años, que llegó a la consulta porque tuvo conocimiento de que existía esta técnica y sintió que le podía hacer muy bien recibirla. Habían ya transcurrido varias sesiones cuando me preguntó: "¿Puede ser que la Reflexología me haga más bueno?". Ante mi pregunta de por qué sentía eso, me respondió: "Porque antes, cuando un empleado mío me decía algo, yo reaccionaba mal, enojándome y gritando, y ahora me doy cuenta de que, ante la misma situación, pienso la respuesta y puedo ponerme en su lugar, comprendiéndolo".
Esta conversación con mi paciente y en mis comienzos como terapeuta me pareció un verdadero regalo captar la magnitud de esta técnica, a nivel físico y sutil.
Todo el ser reflejado en sus pies, su historia, sus potencialidades, sus dolores, sus miedos, su pasado, su presente y la posibilidad de cambiar el futuro, cambiando el presente.
Es una técnica sencilla, sólo se necesita como instrumento las manos del terapeuta y todo su amor como intención, ya que el conocimiento se acrecienta con la práctica y atención en la acción.
Al observar un par de pies vemos el área de los dedos, que refleja la cabeza y el cuello, los cinco sentidos, el aspecto mental, cómo piensa, imagina y reflexiona el paciente. También vemos la memoria, el razonamiento, la comunicación, la creatividad vinculada al pensamiento y, entre otras cosas, su conexión con el infinito. Es desde este lugar que conocemos cosas sin saber cómo las descubrimos.
Áreas y correspondencias
El área del metatarso refleja el pecho, la espalda, los brazos. Es la zona muscular por excelencia, con el corazón como representante. Contiene la fuerza subyacente a la acción. Es sede del amor, expresa el carisma, la fuerza que irradiamos y la capacidad de dar a través de las manos.
El área del arco corresponde a la zona del abdomen, el sistema digestivo y urinario, y a los líquidos de todo el cuerpo. Representa el mundo emocional de una persona, el miedo, la culpa, la ira, las frustraciones, la ansiedad, la violencia. También es en esta zona que observamos la capacidad de intuición emocional, sentimos cosas sin saber cómo. En esta región se registran nuestras pautas emocionales elementales, las que nuestra psique consciente no puede ver (inconsciente emocional).
El área del talón representa la zona de la pelvis, los órganos y partes que allí se alojan. Esta zona contiene el instinto de crear vida nueva, está relacionada con la supervivencia y energía interna que posee la persona para afrontar la vida, la estabilidad y la capacidad de autosostén.
Esta terapia, como otras, permite obtener una visión global de la persona a través de una de sus partes, y luego del diagnóstico, activar a través del estímulo puntual, los poderes curativos del cuerpo para lograr la homeostasis, posibilitando un verdadero camino de evolución ya que propicia el despliegue de la conciencia.