Carmen Mª Martí Insa, María Nurkanovic Egea
El acercamiento a las Constelaciones Familiares es diferente para cada persona. Muchos asisten por primera vez a un taller de constelaciones porque alguien próximo y de confianza se las ha recomendado, otros ya han oído hablar de ellas y deciden acudir por ellos mismos a ver en qué consisten, y unos pocos acuden por "casualidad" o al menos sin pretenderlo (quizá ya buscaban algún trabajo que les permitiera avanzar en su crecimiento personal y deciden probar con ellas). No importa cómo hemos llegado cada uno de nosotros a toparnos con las Constelaciones Familiares, lo importante es todo lo que esta sorprendente herramienta tiene para ofrecernos.
Las Constelaciones nos permiten soltar cargas (propias y condicionadas por nuestro sistema familiar) y, por consiguiente, ser más libres. Con ellas vamos creciendo y cambiando nuestra mirada, incluyendo e integrando todo cuanto surge. De esta manera comenzamos a ver la vida y a quienes nos rodean con menos juicios y más amor. Comprendemos que todos hacemos lo mejor que podemos dadas nuestras circunstancias. Esta nueva mirada es una mirada más amplia e integradora, y nos permite ver el mundo de otra manera.
Todo esto es a nivel personal. A nivel profesional, las constelaciones pueden ser una herramienta de gran utilidad para diferentes tipos de profesionales. Por ejemplo, mediadores familiares, trabajadores sociales, psicólogos, terapeutas y cualquier profesional que se dedique a la ayuda; pero también maestros a través de la pedagogía sistémica; o directivos y consejeros de empresas con constelaciones organizacionales.
La ayuda que se ofrece con Constelaciones tiene en cuenta no solamente al cliente, sino también a todo su sistema familiar. Ahí radica su eficacia. Trabaja sobre el conjunto y no solo con los problemas de un individuo. Es como si cada uno de nosotros fuera la punta de un gran iceberg, siendo nosotros el hielo que asoma y nuestro sistema familiar, la gran masa de hielo que inicialmente no vemos, pero que sin duda determina totalmente el hielo en la superficie. Este tipo de ayuda es distinta a la que estamos acostumbrados, ya que tendemos a ver lo particular e inmediato, en lugar de mirar un problema con una mirada más amplia, esa que nombrábamos anteriormente.
Según Bert Hellinger, la actividad de un constelador no se enmarcaría en una profesión previa particular sino que sería una nueva figura en sí misma, cuyos conocimientos serían aplicables a distintos ámbitos de la vida. En distintos países hay casos de personas cuyo acercamiento a las Constelaciones ha sido tal, que las ha llevado a integrar las constelaciones completamente en su trabajo o dedicarse plenamente a ellas. Ese es el caso de la siguiente experiencia personal.
Una experiencia personal
Mi primer acercamiento a las Constelaciones Familiares tuvo lugar hace muchos años y mi primer taller me sorprendió. Mi mente estaba acostumbrada a procesar todo y a trabajar mucho pero eso allí no era necesario. Solamente tenía que moverme y sentir lo que tenía que representar, así que guardé la libreta que llevaba y me dispuse a participar. Cuando terminó supe que había encontrado algo especial. Posteriormente hice una constelación propia y con ella pude observar cosas que sentía ciertas dentro de mí aunque no sabía verbalizar. Tras un tiempo empecé a experimentar cambios importantes y profundos en aquello que había constelado. Circunstancias que antes se repetían sin saber por qué comenzaban a ser diferentes. La constelación empezaba a hacer su efecto.
En los años siguientes asistí a algún taller de vez en cuando mientras trabajaba mi propio crecimiento. Mi vida profesional no tenía nada que ver con todo aquello. Tras años de estudio y mucho trabajo era una buena profesional en mi campo (un campo técnico-científico), con un buen currículum y años de experiencia profesional. Me gustaba a lo que me dedicaba, pero a veces tenía la sensación de no estar donde tenía que estar, haciendo lo que tenía que hacer, aunque descartaba pronto la idea.
Después vino la crisis. Una crisis que me hizo dar el cambio que no me atrevía a dar y para el que tenía muchas excusas preparadas, aunque al principio no fue nada fácil. Todo lo que había hecho y a lo que había dedicado mi vida durante años se había esfumado. No sabía qué tenía que hacer y durante un tiempo sentí un gran vacío. Un día me di cuenta de que tenía algo importante: tiempo, mucho tiempo. Algo que había echado mucho en falta en años anteriores, vividos con tanto estrés. Así que quise dedicarme un tiempo para mí misma (pensé que era lo mejor que podía hacer ya que eso no se perdería) y hacer algo que me gustara, e inicié una formación de facilitadores de Constelaciones. En cuanto pudiera retomaría mi profesión, pero mientras durara esa "pausa" quería apoyarme en todo el proceso que estaba viviendo. ¡Quién me iba a decir a mí el camino que estaba iniciando!
Esa fue la primera de una serie de formaciones en Constelaciones y otras terapias, y supuso un punto de inflexión en mi vida. Me gustaba el campo en el que me adentraba. El tiempo se alargó y fueron unos años. Tras este tiempo y sin pretenderlo, había aprendido mucho y había atravesado un camino personal difícil, que me había dado una gran fortaleza. Así que cuando me sentí preparada inicié mi camino como facilitadora de Constelaciones y comencé a acompañar a otras personas.
Observé que en la vida ya había tenido antes situaciones y trabajos en los que había acompañado a personas a nivel personal y profesional, pero no me había dado cuenta. Sin pretenderlo, esto se convirtió en mi trabajo. Finalmente me permití adentrarme en otro camino, un camino que jamás hubiera imaginado, y me gusta acompañar a otras personas en sus procesos. He aprendido mucho y por cierto, ahora sí siento que estoy donde tengo que estar.
Carmen Mª Martí Insa y María Nurkanovic Egea imparten la formación de Constelaciones Familiares en Valencia en el Instituto Valenciano de Terapias Naturales.