Aurelio Álvarez Cortez
Julia Arteaga, autora de “Yoga con humor” (Editorial Larousse), comenzó a practicar yoga en 2013 y después de mucha dedicación no solo se convirtió en profesora, también puso en marcha yoguineando.com, web pionera en el tratamiento natural y desprejuiciado de la disciplina, con miles de seguidores. Hablamos con ella para conocer un poco más su experiencia personal con el yoga, tanto desde el sentido del humor como de otro, más profundo y trascendente.
-Además de utilizar la gracia para explicar qué es el yoga, en tu libro brindas mucha información, Julia. ¿Cómo surgió la idea de enfocar el yoga desde el punto de vista del humor?
-Por casualidad, yo estaba trabajando en la recepción de un estudio de yoga para poder acceder a sus clases de forma gratuita, y aprender lo máximo posible. Cuando me sumergí de lleno, al principio enfrenté ciertos sentimientos de frustración, me sentía fuera de lugar. En mi cabeza visualizaba todo esto como si fueran tiras cómicas. Entonces las dibujé para mí para sentirme bien conmigo misma y luego las publiqué en las redes sociales para ver si alguien más tenía una experiencia similar, como sentirse muy rígido o cansado cuando al profesor o a los compañeros les salen súper bien las posturas. Al compartirlas, poco a poco noté cómo la gente apreciaba cuando explicaba una postura o una técnica de respiración de manera más sencilla, porque investigando los libros sobre esta disciplina me parecían totalmente incomprensibles, y al ver esa necesidad de entender el yoga, ellos podían acercarse y hacerlo de una forma más amable.
-¿Y a partir de esas publicaciones te diste cuenta de que había material para un libro?
-Vi que había una marca, una comunidad de yoga diferente, con un público distinto que busca practicar yoga de una manera más amable y divertida. Como fui publicando en mi blog, con muchas visitas, la editorial Larousse me escribió un email, diciendo que querían hacer un libro de yoga y humor y que veían en mí la persona más indicada. Al principio pensé que era una broma, pero luego supe que iban en serio y acepté.
-Dices que da temor meternos en las turbulentas aguas de la mente. ¿A qué crees que se debe?
-Principalmente porque no estamos acostumbrados a enfrentarnos a nuestras emociones. Sentimos algo y si son emociones negativas las dejamos pasar lo antes posible, mientras que si son positivas las aprovechamos mientras duran. Pero como nos han enseñado a que esas emociones, positivas o negativas, están ahí para algo, acumulamos mucha frustración, temores que luego impactan en nuestra vida adulta. Cuando no aprendes a manejar las emociones tu vida finalmente se descontrola. El yoga hace que te enfrentes a esas emociones, controlarlas, y ser tú el dueño de tu felicidad y tu vida.
-Actualmente, ¿qué es el yoga para ti?
-Cuando practico como alumna, es un momento única y exclusivamente para mí, para mi mente. Un momento de interiorización y de cuestionarme cómo me encuentro, qué quiero hacer, y sobre todo de serenidad. Es un reseteo, como cuando al ordenador no lo puedes utilizar porque se debe actualizar. Luego, la oportunidad de seguir tu rutina diaria pero con mejores vibraciones y actitud.
-¿Qué es yoguinear?
-Es tomarse el yoga con humor, simplemente, y no exigirse. Cuando te empieza a gustar y lo tomas en serio, te exiges muchísimo, forzando las posturas, haciéndote daño. En las redes sociales vemos que hay posturas súper difíciles, bonitas pero también peligrosas. Yoguinear es probar el yoga de una manera amable, para sentirse bien, salga bien, mal o regular. Y básicamente, divertirse con la práctica, disfrutar, independientemente de lo flexible, lo fuerte que seas o el equilibro que tengas.
-¿Algunos de los motivos principales de tu decálogo para hacer yoga?
-El más importante es conocerse a uno mismo, la oportunidad que te da el yoga de meterte en tu interior para explorar y encontrar esos miedos, inseguridades que todos tenemos, para enfrentarlos y descubrir que eres capaz de aprender y crecer como persona. Por otra parte, la conciencia corporal que aporta para prevenir enfermedades y dolencias. También, al conocer tus emociones eres capaz de empatizar con los demás. El yoga es un camino de autosuperación, holístico, para trabajar no solo tu cuerpo sino también tu mente.
-¿Qué es lo que le sucede a un principiante?
-Primero piensa que los músculos están soldados a sus huesos y de repente se siente mayor aunque tenga 15 años. Se pregunta si para sirve de algo estirar y se siente muy débil, sin fuerzas en los brazos y piernas, desconectado de sí mismo. Pero debe pensar que es un camino, dejar de lado esa frustración y continuar explorando. Poco a poco verá que puede conectar consigo mismo y en breve se dará cuenta de lo rejuvenecedor que es practicar yoga. Te sientes súper ágil, flexible, y fuerte mentalmente. Consigues respirar mejor, con más capacidad pulmonar porque utilizas los músculos del abdomen involucrados en la respiración. Llegan los beneficios y dices “por qué no habré hecho esto antes”.
-Ramiro Calle, a quien citas, es muy crítico con algunas de las nuevas corrientes del yoga. ¿Qué opinas al respecto?
-Estoy de acuerdo con Ramiro Calle en que hay muchísimos estilos que son aberraciones, un insulto al yoga, como el yoga con cabras, bebiendo cerveza… Pero hay otros que a mí me parecen bastante buenos y complementarios porque por un lado acercan la práctica del yoga real y genuino a quienes todavía no se atreven, que les da miedo el yoga de verdad. Yo soy un amante del acroyoga, que no persigue la iluminación pero trabaja cosas como las habilidades interpersonales. Al practicarlo con otras personas, crea confianza en ti mismo y en los demás, proporciona seguridad y facilita la comunicación, algo que el yoga no trabaja porque es introspectivo.
-Hay todavía prejuicios todavía sobre el yoga.
-Muchísimos, sobre todo los tienen quienes nunca han probado hacer yoga, y por lo tanto no pueden juzgarlo. Algo tan inofensivo hay que experimentarlo para opinar. También para los que piensan que no son flexibles, el objetivo no es estirarse como un chicle sino encontrar la comodidad mientras practicas posturas de flexibilidad. Por otra parte, si no quieres, no entras en el camino espiritual del yoga. Lo suyo es hacerlo para encontrarse a sí mismo, buscando serenidad mental y paz interior, pero no es obligatorio. Muchos se centran solo en las posturas y también es absolutamente válido.
-¿Qué son los miniyogas?
-Son aquellos momentos en que no estamos en una clase ni en casa haciendo meditación o posturas, pero que podemos aprovechar para practicar yoga. Por ejemplo, en un atasco puedes realizar algún tipo de respiración para calmarte y no dejarte llevar por la ansiedad de querer avanzar y no poder conseguirlo. O mientras estás esperando en la cola de un restaurante, o el avión, puedes mover tus tobillos, fortalecer las piernas, hacer alguna postura sin que se note mucho… ¡o sí! Así avanzas en tu práctica, cultivando la conexión mente-cuerpo a través de la respiración y sin costarte dinero ni tiempo, ni siquiera tienes que vestirte para hacerlo.
-Hablas de Indra Devi, la primera mujer en Occidente que se animó a ser maestra. Hoy son más mujeres que hombres quienes practican yoga.
-Así es, pero cada vez hay más hombres, vamos igualando. Es que junto con la gimnasia rítmica, el ballet, la flexibilidad del yoga se ha asociado con la femineidad y no tiene por qué ser así. Además se relaciona el yoga con las emociones, y socialmente cada vez se acepta más que los hombres estén en contacto con ellas. Ese ha sido el motivo por el cual las mujeres han entrado más en el mundo yoga y a los hombres les ha costado más esfuerzo. Por fortuna se está revirtiendo.
-Se publican infinidad de imágenes de yoga en las redes sociales, algunas, según has expresado, peligrosas. ¿Por qué?
-Por suerte o desgracia, el yoga en las redes sociales ha logrado que se conozca muchísimo más. Pero la otra cara es que como solo se muestran las posturas más difíciles y acrobáticas, son también peligrosas porque se hacen al borde de un precipicio, por ejemplo. Puede pensarse que eso es yoga y se difunde un yoga que no es real, causando además frustración y que la gente lo deje. Sin embargo, existen muchas formas de acceder a un yoga genuino que no sea hacer todas esas acrobacias, ¡y lo digo yo que me encantan! El yoga es mucho más que eso.
-Recuerda cómo empezó aquello de cantar el famoso Om.
-Cuando nunca has hecho yoga y te hacen cantar el Om al final de la sesión, te sientes muy ridículo y te da vergüenza porque piensas que te has metido en una secta. Luego ves que la vibración en el pecho es muy beneficiosa, sientes esa relajación tan especial y lo cantas más alto hasta que ya lo das todo y notas una conexión con los demás. Es muy bonito, algo grande, tanto que pasas del ridículo a gustarte muchísimo.
-La meditación sigue siendo una herramienta vertebral en la práctica del yoga.
-Así es. Realmente el yoga más antiguo era directamente meditación, no se utilizaba el cuerpo, pero luego con el tantra se introduce lo físico. Con la meditación, posturas y otros aspectos fundamentales como las técnicas de respiración, el comportamiento con los demás, la concentración en un punto fijo, el aislamiento de los sentidos, llegas a un estado de conciencia muy elevado, probablemente algún día a la iluminación, que es lo que buscamos con el yoga.
-¿Habrá otro libro con humor?
-Espero que sí, han quedado cosas en el tintero. A mí me encantaría, nunca se sabe… Lo bonito del yoga es que no terminanos nunca de aprender. Se puede escribir muchísimo sobre él, cada semana hago una viñeta nueva y subo nuevos contenidos en mi blog.