Juan Carvajal
Estamos viviendo una transición cultural en el planeta. Mientras muchas cosas se van terminando, desgastando, muriendo, otras están comenzando a emerger con mucha fuerza. Situaciones nuevas en las que todavía no hay pautas, no hay caminos diseñados, oportunidades que todavía no podemos distinguir.
Hay una gran incertidumbre sobre el rumbo que guiará nuestra vida y la imposibilidad de poder predecir nuestro futuro. Esto puede llevarnos a estados emocionales disfuncionales, como miedo, rabia, resignación, resentimiento y, otras veces, pérdida del sentido de la vida.
¿Qué hacemos con lo que nos pasa? Lo nuevo desestabiliza antiguas creencias y valores, generando resistencias y miedo al cambio. Podemos quedarnos en el sufrimiento, en la queja, viendo la situación como víctimas de los acontecimientos, paralizados, con un pensamiento o conversación interna negativa; o podemos apostar al desafío de reinventarnos, buscando nuevas posibilidades, entendiendo que es un momento de transición y de grandes oportunidades que nos va a permitir hacer lo que hasta este momento no habíamos hecho.
Que el mundo cambie no significa que lo que ya construimos no sirva y que debamos comenzar de nuevo, sino que es el momento de tomar conciencia de aquellos aspectos que ya no funcionan y la necesidad de desarrollar nuevas perspectivas.
Aceptar el contexto actual nos permite descubrir nuevas necesidades e inquietudes y emprender nuevas aventuras. Dejar surgir lo nuevo y animarnos a fluir en el devenir de lo que va aconteciendo pone esa energía de cambio a nuestro servicio, construyendo puentes dinámicos entre el viejo y el nuevo mundo.
Necesitamos quitar el foco en evitar lo que ocurra y poner nuestro potencial en buscar nuevas posibilidades y adquirir nuevos recursos que nos permitan ”cruzar las grandes aguas”, como dice el I Ching; resurgir desde nuestros valores más profundos, ordenarnos, cambiar nuestros pensamientos y emociones sabiendo que la crisis ha sido una constante en nuestra vida y que siempre nos permitió crecer y evolucionar.
Co-inspirar
Esta manera de pensar y actuar es un desafío que nos fortalece y abre, frente a nuestros ojos, nuevas maneras de ser y hacer, tanto en el ámbito personal como en el de las organizaciones.
Es en estos momentos cuando aparecen grandes talentos, las conexiones entre grupos a través de nuevas redes y nuevas conversaciones, y la posibilidad de co-inspirar juntos para generar un mundo mejor. Generar espacios donde la inteligencia grupal se conecte con la innovación y la creatividad para que la abundancia de ideas produzca un mundo rico en posibilidades.
Es el momento de sumar, de involucrarse intensamente en la transformación del planeta, de llevar nuestros valores más profundos a los negocios, de trabajar para el bien común, aceptando la responsabilidad por el futuro. Es el momento de ir hacia adentro, de poner nuestra casa en orden, y estar completamente listos y dispuestos a generar una sociedad saludablemente distinta.