Lola De Miguel Campos
Cuando recibes el diagnóstico de que tú o un familiar padece una enfermedad grave, o degenerativa lo primero que sientes es que el mundo se derrumba a tus pies. La primera reacción es preguntarse “¿por qué me tiene que ocurrir esto a mí?”. Hay una primera fase de no aceptación, de una profunda negación, y adoptamos una actitud de inconformismo. Nos afligimos por el impacto de la noticia, de la realidad, del miedo al futuro, a lo desconocido, al sufrimiento, al dolor y por último el miedo a la muerte.
La vida no siempre es un camino de rosas, y a lo largo de ella vamos encontrando retos, obstáculos, desafíos y problemas de toda clase que nos ponen a prueba nuestra. Sin embargo, no debemos dejarnos llevar por el aire de victimismo y desesperanza.
Quedarse paralizado es lo que muchos eligen hacer en algún momento ante cualquier desafío que la vida nos trae. Pero hay otra opción, puedes elegir ponerte de pie y empezar a caminar, aceptar lo que está sucediendo y describir las maravillosas lecciones ocultas detrás de cada adversidad.
Yo misma viví esta experiencia en mi propia piel, ya que la historia de las mujeres de mi familia está marcada por haber padecido graves enfermedades. La primera y dolorosa noticia que recibí fue el diagnóstico del Alzhéimer de mi madre, y el dolor fue tan grande que llegué a un punto de mi vida en el que toqué fondo.
Una enfermedad grave como el Alzhéimer llega para quedarse. Esta certeza es la que nos hace sufrir, posiblemente más allá de los dolores de la propia enfermedad. Aprender a afrontar esta situación es un proceso largo, no es algo que se consiga de la noche a la mañana.
Eso fue lo que a mí me sucedió. Cuando dejé de luchar y acepté lo inevitable, pude ver los regalos ocultos que esta enfermedad me traía. Logré la aceptación de lo ineludible a través del trabajo de Constelaciones Familiares y pude así darme cuenta de la maravillosa oportunidad que tuve para aprender a modificar patrones, corregir errores, y así obtener como resultado ser más fuerte y crecer. Una nueva vida nació para mí a través de la enfermedad de mi madre, pese a que la muerte estaba cerca. Aprendimos a comunicarnos de una manera totalmente nueva, diferente y mucho más profunda. Aparecieron momentos de una auténtica reconciliación, de un inmenso amor antes no expresado, de silencios, caricias y risas.
Conseguí así, poco a poco, ir aceptando cada día más lo inevitable, “que se estaba yendo despacio”.
El posterior cáncer de mi hermana mayor y la leucemia de mi sobrina de 15 años, su hija, me llevó a investigar la historia de mi familia. Me preguntaba por qué todas las mujeres de mi sistema por línea directa materna enfermamos. Me di cuenta de que mi árbol genealógico me estaba diciendo algo. Tenía que conseguir una visión más amplia, no mirando sólo los hechos aislados, sino teniendo una visión global, yendo más allá, a los antepasados.
Y así llegue a la conclusión de que para sanar las enfermedades es fundamental el conocimiento, la comprensión y liberación del árbol genealógico, Una enfermedad siempre tiene acontecimientos multifactoriales, esto significa que hay un componente físico, emocional y espiritual y también un componente familiar. En nuestra historia familiar está el origen de muchas enfermedades, problemas y limitaciones de cada uno de nosotros. Existen patrones repetitivos que aparecen continuamente en nuestras vidas, causando dolor y sufrimiento, que son debidos a una lealtad inconsciente a nuestro sistema familiar y motivados por una necesidad de pertenencia a él. En nuestra historia familiar es donde conviven tanto nuestras posibilidades de realización como nuestras limitaciones y fracasos. Hay que actuar sobre las raíces de los árboles genealógicos para sanarlos y, de esta forma, cuando liberas esa energía en ti, estás liberando y limpiando esa misma energía en las generaciones anteriores a través de las cuales esa enfermedad, limitación o emoción llegó a ti.
Hay que investigar qué pasó en nuestras familias, hacerse preguntas: hay excluidos, compensaciones por injusticias cometidas por nuestros antepasados que hacen que enfermemos, hay un movimiento inconsciente de seguir a alguien a la muerte por amor, expiación de una culpa, un movimiento interrumpido hacia los padres por una separación a una edad temprana, o un tema de lealtad familiar.
Detrás de cada enfermedad puede haber uno de estos componentes. En cada caso hay que investigar qué ha pasado en la historia de cada familia, y ahí se encuentran muchas claves. Las personas compensan con las enfermedades determinadas situaciones del árbol familiar.
Fue después de vivir y transitar todo este proceso, cuando nació la necesidad de escribir “Una mirada al Alzhéimer y a las enfermedades a través de las Constelaciones Familiares” para poder compartir la enseñanzas y herramientas que utilicé para lograr salir de tan difícil situación. El propósito de este libro es poder ayudar a cualquier persona y familia que se encuentra con la inesperada noticia de tener que afrontar una grave enfermedad. ¿Qué hacer?, ¿cómo actuar?, ¿qué fases voy a pasar?, ¿cómo poder apoyar el proceso de sanación?
En este libro, además de hacer un estudio de la enfermedad (Alzhéimer, cáncer, leucemia) desde el punto de vista genético, expongo otras herramientas que facilitan el trabajo para llegar a ser parte proactiva en el proceso de sanación. Transmitir que el hecho de adoptar un papel activo en el tratamiento de un problema de salud es fundamental para curarse. El futuro de cada ser humano depende de muchas cosas, pero la propia responsabilidad es uno de los factores de mayor importancia. Esa responsabilidad se expresa en la voluntad y capacidad de generar cambios en uno mismo y en las propias circunstancias. Y, sobre todo, en la determinación para asumir la dirección de la propia vida, realizando los cambios y renuncias que sean necesarios para ello.
Tener un tratamiento psicológico es una gran ayuda, muy necesaria muchas veces, aunque no siempre es posible por diferentes motivos. Debido a esto es por lo que en la última parte de mi libro pongo un capítulo dedicado a las diferentes “herramientas de sanación”, que consta de sencillos y fáciles ejercicios para trabajar por tu salud, siendo parte responsable y proactiva, en colaboración con el tratamiento médico alternativo o tradicional que hayas elegido.
Gracias a la enfermedad muchas personas han podido ver y entender cosas que de otra manera no lograban entender. Pese a que parezca un contrasentido, la presencia de una enfermedad es una gran oportunidad para centrarnos en lo que realmente importa en nuestra vida, es sin excepción alguna un empujón energético para realizar el salto cuántico necesario.