Verónica Raga
Lenny Lencina
“Yo soy el viento ligero que sostiene la música,
soy el agua de la purificación,
soy el fuego que se adhiere,
soy la tierra que recibe la semilla”.
Rolando Toro Araneda
Seguramente habrás experimentado estar en lo alto de una montaña y sentir el aire que te envuelve, caminar por la orilla del mar escuchando el sonido de las olas, quedarte horas y horas mirando una hoguera, quitarte los zapatos y pisar el césped o la arena húmeda. Es un instante fuera del tiempo donde una sensación profunda nos recuerda que somos parte de la naturaleza y que ella es parte de nosotros. Lamentablemente, este pacto con el mundo natural y, por ende, con nuestros propios instintos se ha ido perdiendo en la medida en que la sociedad evoluciona exclusivamente por el camino de la razón, convirtiéndonos en personas cada vez más disociadas y aisladas. Hemos perdido ese “enchufe” que nos conecta con la fuente vital, somos espectadores de la naturaleza y no conseguimos identificarnos con ella, no recordamos sus pautas biológicas originarias y, por lo tanto, tampoco las nuestras, cayendo en un profundo desequilibrio ecológico que repercute directamente sobre la salud del planeta y sobre nuestra propia salud.
Los 4 elementos universales tierra, agua, fuego y aire han sido reconocidos desde la antigüedad por diversas culturas para explicar los patrones de la naturaleza. Durante el siglo pasado C. G. Jung, G. Bachelard y otros pensadores en el terreno del psicoanálisis y la filosofía comenzaron a investigar la relación entre estos 4 elementos y la identidad de las personas, es decir, la psicología de los elementos. Así cada elemento puede asociarse a una serie de características psicológicas, por ejemplo: la tierra con la capacidad de concreción, estabilidad, contención, fertilidad, nutrición, sensualidad; el fuego con la intensidad, pasión, transformación, fusión; el agua con la fluidez, flexibilidad, adaptabilidad, sensibilidad, entrega, y el aire con la levedad, expansión, sueños, libertad.
Cada uno de nosotros tenemos componentes de estos 4 elementos en diferentes proporciones, lo cual define en cierta medida nuestra forma de ser. El equilibrio entre ellos puede variar a lo largo de nuestra vida o en situaciones puntuales por las que estemos atravesando. El secreto está en tomar conciencia de ellos e identificar cuál o cuáles son los que necesitan ser potenciados de manera que podamos alcanzar un estado de equilibrio interno que se refleje en nuestras actitudes diarias. Por ejemplo, podríamos necesitar despertar el entusiasmo y la pasión por un determinado proyecto, estimular la confianza y capacidad de concreción, abrir nuestra capacidad creativa, aprender a ser más flexibles frente a los cambios, despertar nuestra empatía para generar vínculos sanos, desarrollar una sexualidad más integrada, fortalecer nuestra autoestima o superar cualquier otra situación que nos esté bloqueando.
Biodanza SRT recoge el simbolismo de los elementos para desarrollar un trabajo de autoconocimiento y transformación. Partiendo de la base que cada elemento tiene un movimiento y una forma de expresarse que es única, se proponen músicas, danzas y ceremonias específicamente seleccionadas para que las personas entren en un estado vivencial de “no mente”, desde donde poder activar la fuerza arquetípica del elemento, reconociéndola e integrándola tanto a nivel físico, como emocional y mental. El resultado es una verdadera transformación existencial, un proceso de alquimia donde estas cuatro energías (tierra, fuego, agua y aire) se van equilibrando, permitiendo la disolución de bloqueos y conflictos, el fortalecimiento de la identidad y la posibilidad de caminar por la vida sintiéndonos más plenos.
Desde Biodanza SRT proponemos un camino de reconexión con el motor de la vida y con las fuerzas elementales de la naturaleza, integrándolas y expresándolas en nuestro día a día. Este sistema de autoconocimiento, creado en la década de 1960 por el antropólogo y psicólogo chileno Rolando Toro Araneda, nos habla literalmente de la danza de la vida, que es lo que etimológicamente significa Biodanza. Sus propuestas basadas en el movimiento, la música y el encuentro grupal van desarrollando diversos potenciales humanos en nosotros como, por ejemplo, la capacidad creativa, la expresión afectiva, el equilibrio vital o la percepción de los instintos, llevándonos de manera orgánica hacia una mayor integración con nosotros mismos (pensar-sentir-actuar), con los demás y con el mundo que nos rodea.
Durante las últimas décadas Biodanza ha experimentado un importante proceso de expansión y actualmente se encuentra instaurada en más de 30 países en los cinco continentes funcionando bajo el amparo de la International Biocentric Foundation (IBF).
Taller residencial “Biodanza, Identidad y los 4 Elementos” en la Asociación Sirio en Caudiel (Castellón) del viernes 1 de abril hasta el domingo 3 de abril.
Imparten Vero Raga y Lenny Lencina, facilitadores de Biodanza SRT con más de 5 años de experiencia facilitando grupos. Plazas limitadas. Llama al 651 524 019 (Vero) ó al 667 574 259 (Lenny) para reservar tu plaza.
Para más información sobre Biodanza, visita www.biodanzavalencia.com o www.biodanzaya.com