Emi Zanón. Escritora y comunicadora
“Los problemas de toda la humanidad solo pueden ser resueltos por toda la humanidad”. Friedrich Dürrenmatt
Cuando esto escribo es domingo, 15 de marzo, por la tarde, no hay un alma por la calle, todo es silencio y paz reconfortante para el alma… Es tiempo de recogimiento, de introspección, de reflexión…
En la “Carta de la Tierra”, un documento aprobado por la UNESCO en 2003 y firmado por más de cinco mil organizaciones de todo el mundo, se recogen unos principios fundamentales con el propósito de formar una sociedad justa, sostenible y pacífica en el siglo XXI. Uno de esos principios dice que “somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común”.
Diecisiete años después, la Vida, ante nuestra actitud egoísta y contraria a ese hermoso principio, nos da una tremenda lección de “Humanidad” con una pandemia (Covid-19) que nos somete a un desafío global —pues ningún país puede abordar este problema solo— que además de poner a prueba nuestros respectivos sistemas de salud y la capacidad para hacer frente a este desafío, fortalece por encima de todo las relaciones humanas y nos dirige, queramos o no, hacia un rotundo cambio de consciencia, hacia ese nuevo mundo, ese nuevo humanismo que ya predijeron los mayas a partir del año 2012. ¿Recordáis?
El planeta quiere y necesita “unidad”, y es eso lo que la Vida nos dice en estos momentos en los que hemos perdido el norte con tanto nacionalismo, tanta discriminación, tanta pobreza y explotación y falta de respeto al medio ambiente, entre otras tantas faltas…
El escritor somalí Abdourahman A. Waberi, en el Correo de la UNESCO, ha difundido recientemente la maravillosa carta del escritor, filósofo y etnólogo maliense Amadou Hampâté, escrita en los años 80 y dirigida a los jóvenes de todo el mundo, sean cuales sean sus creencias o su raza. Una carta profética que, en pocas palabras, transmite una gran sabiduría y apertura de espíritu.
Transcribo aquí unos extractos que espero sirvan para alentarnos a fortalecer nuestros lazos, nuestra esperanza y optimismo en superar esta dura prueba que nos llevará, sin duda, hacia un mundo más solidario y equilibrado.
“Queridos jóvenes (…), la generación del siglo XXI experimentará un fantástico encuentro de razas e ideas. Dependerá de cómo asimile este fenómeno que garantice su supervivencia o cause su propia destrucción por conflictos asesinos. En este mundo moderno nadie puede refugiarse en su torre de marfil. Todos los Estados, ya sean fuertes o débiles, ricos o pobres, son ahora interdependientes, aunque solo sea económicamente o frente a los peligros de una contienda internacional. Lo quieran o no, los hombres están embarcados a bordo de una misma balsa: si se alza un huracán, todos estarán amenazados. ¿No es mejor intentar entenderse y ayudarse mutuamente antes de que sea demasiado tarde?
“Emerger gradualmente a una nueva mentalidad, más orientada hacia la complementariedad y la solidaridad, tanto individual como internacional. Porque nunca lo recordaremos con la suficiente frecuencia: en nuestro tiempo, tan lleno de amenazas de todo tipo, los hombres deben hacer hincapié no en lo que los separa, sino en cuanto tienen en común, dentro del respeto de la identidad de cada uno. Encontrarse y escuchar al otro es siempre más enriquecedor, incluso para el florecimiento de la propia identidad, que los conflictos estériles o las discusiones para imponer el propio punto de vista”.
Nos necesitamos los unos a los otros. Hemos venido, como especie, caminando durante milenios por el camino de la dualidad que nos lleva evolutivamente hacia la verdadera unidad, queramos o no. Y así la Vida y el Universo nos lo recuerdan.
¡Un abrazo de Luz intenso para tod@s en esta etapa determinante de nuestra Humanidad!
¡Todos somos UNO!