Emi Zanón Simón. Escritora y comunicadora
Como ya sabéis, el próximo miércoles, 23 de abril, se celebrará en más de cien países del mundo el Día Internacional del Libro, promulgado por la Unesco en 1995. Independientemente de que pueda ser motivado por fines educativos y comerciales, es una fecha que nos invita especialmente a la reflexión sobre la importancia de los libros en nuestra vida. De ese gran amigo del saber que llamamos "libro". Porque... ¿os habéis preguntado alguna vez qué sería de nuestra vida sin los libros?, ¿somos realmente conscientes de su importancia?...
La escritura es quizás la mayor invención humana, y lo digo con mayúsculas, pues es evidente que sin ella no hubiésemos evolucionado tan rápidamente.
Hemos necesitado millones de años de evolución hasta llegar a utilizar el cuchillo de pedernal. Sin embargo, en apenas unos miles de años, desde que se inventara la escritura, hemos llegado al siguiente gran paso evolutivo: los ordenadores y los satélites. Y con ellos ha surgido el potencial para una inteligencia y un sentir global, uniendo a toda la humanidad en una conciencia planetaria. Y todo ello, insisto, gracias a la escritura y, por ende, a los libros... Estos sencillos objetos, planos con unos garabatos –sean en papel o soporte electrónico– que tienen el tremendo poder, por apenas unos euros, de traspasar las barreras del tiempo y del espacio, permitiéndonos no sólo disfrutar vívidamente de un viaje a las Bahamas, enamorarnos de un caballero de la mesa redonda, o llevarnos al lugar más alejado de la galaxia, sino también acceder a las grandes mentes de nuestra humanidad, y a la energía, a la envoltura emocional y a la propia evolución de su autor...
Todo libro está ligado a la energía del autor, a su envoltura emocional y a su evolución. La canalización o inspiración del autor generará una forma pensamiento que es su libro. A eso se suman la vibración y la motivación de la empresa editora. El aporte emocional de cada persona que subsiguientemente lea un ejemplar de ese libro se ligará a la forma de pensamiento general del libro, sumándose o sustrayendo de su vibración total. Y todo como consecuencia de vivir en un universo cuántico. ¡Es maravilloso!
Los libros nos enseñan todo: nos enseñan a pensar y a sentir, incluso aquellos que no nos han gustado nada, pues en términos de aprendizaje y evolución, todo es perfecto. Nada llega a nuestra vida por casualidad. Los libros son el alimento por excelencia para el desarrollo de nuestro pensamiento, nuestras emociones, nuestro ingenio, nuestra fantasía, nuestra curiosidad... Pero mucho más allá... son el alimento por excelencia para nuestra alma, como muy bien decían los antiguos egipcios en cuyas bibliotecas escribían con grandes jeroglíficos a la entrada "Alimento para el alma".
Aunque todos los libros tienen como finalidad estimular la reflexión del lector, son los libros de crecimiento personal, los que siendo ficción o no, ayudan a co-crear una realidad más armoniosa y positiva para el bien particular y común, induciendo pensamientos y emociones más sanos y equilibrados. Induciendo valores importantes, como el amor, la conexión, la verdad, la fe, el respeto, la confianza, el humor y un largo etcétera, a través de pequeñas semillas que quedan plantadas en nuestro inconsciente y que, llegado su momento, fructificarán.
Decía Dante, en su tratado Convivio, que toda palabra, todo texto, era susceptible de ser interpretado de cuatro maneras distintas: la primera, darle un sentido literal; la segunda, moral; la tercera, metafórica, y la cuarta, anagógica o suprasentido.
Cada lector, por supuesto, le dará la lectura con arreglo a su nivel evolutivo, con arreglo a su propio proceso interior. Haremos pues, tras ella, una valoración siempre positiva, pensando y observando qué pensamientos y qué emociones ha despertado en mí ese libro, teniendo de esta manera una gran fuente de información sobre nosotros mismos.
Seguiría comentando muchas más cosas sobre los libros, pero el espacio se acaba y debo finalizar. Por lo tanto, amigos de Tú Mismo, sólo me queda añadir ¡gracias libros por ser!, ¡y feliz Día Internacional del Libro!