Mar Tarazona. Odontóloga
La lengua, órgano medio musculoso, constituye un mapa de todas nuestras áreas del organismo y observándola podemos diagnosticar lo que está pasando a otros niveles. El entorpecimiento de la lengua nos indica que hay una falta de oxigenación en todo el cuerpo. Una lengua sucia y blanquecina nos señala que el estómago e intestinos están sobrecargados, cuando la lengua se vuelve lenta y torpe nos tiene que hacer pensar que algún trastorno neurológico se está desencadenando.
Gracias a su posición en la línea media, coordina y regula la función de los demás músculos del cuerpo. Su acción, unida a la de los músculos orbiculares, determina el crecimiento y desarrollo de los huesos maxilares. El tono muscular de la lengua nos indica el grado de oxigenación de todo el cuerpo. Para que los músculos funcionen correctamente tiene que haber un equilibrio entre la contracción y la relajación. La lengua está relacionada embriológicamente al desarrollo y función de los pulmones, por lo que con sus movimientos estimulamos el trabajo pulmonar.
Podemos afirmar que la lengua juega un papel importante en el tratamiento de ortopedia maxilar. Cuando está en apoyo retroincisivo, la contracción de sus músculos, ejerce un empuje sobre los bordes internos del maxilar. Esta acción nos lleva a un aumento en sentido transversal. Los paladares estrechos y ojivales son el resultado de una disfunción lingual. El tratamiento asociado entre el osteópata, el logopeda y el odontólogo puede devolver a la lengua su función normal. El logopeda interviene sobre la función lingual, el osteópata actúa sobre la postura de la cabeza y la pérdida de la lordosis cervical y el odontólogo sobre la oclusión.
La lengua ocupa una posición clave en el desarrollo de los reflejos orales y faríngeos en el curso de la niñez. Pueden producirse disfunciones linguales, siendo la causa de degluciones atípicas, problemas al hablar y la respiración oral.
La fonación
Dependiendo de la posición de la lengua podremos emitir distintos sonidos. Normalmente cuando hablamos, la lengua no apoya sobre los incisivos superiores ni se interpone entre los dientes. Con frecuencia encontramos personas que tienen problemas para pronunciar ciertas consonantes, esto es debido a la interposición de los bordes linguales entre los molares.
Hay que valorar siempre el frenillo lingual ya que, si está corto, la lengua no tendrá libertad de movimiento y la pronunciación de la r, rr, l, t, d, n, s y z no es correcta.
La reeducación de la fonación es competencia del logopeda, siendo imprescindible una pequeña cirugía del frenillo si la causa fuera ésta.
La deglución
La función de la deglución es permitir la propulsión de la saliva y del bolo alimentario en el estómago. La deglución atípica se define como aquellos movimientos compensatorios que se desencadenan por la inadecuada actividad lingual en el acto de deglutir. Los niños proyectan la lengua en la cara palatina de los dientes anteriores, abriendo la mordida, espacio que luego ocupa la lengua.
Se detectan problemas de bajo rendimiento escolar en estos niños que presentan deglución atípica ya que no suelen hacer un uso correcto de la respiración, de la deglución y de la masticación.
El tratamiento de la deglución atípica se realiza mediante ejercicios míofuncionales cuyo objetivo es restaurar el equilibrio muscular orofacial, modificar el patrón deglutorio incorrecto e instaurar hábitos masticatorios y respiratorios correctos.
La respiración oral
La respiración oral está relacionada con un desplazamiento ínferoposterior del hueso hioides y con una posición ánteroinferior de la lengua. Este tipo de respiración va a influir sobre la morfología cráneofacial, una lengua en posición baja va a interferir en la expansión lateral y anterior del maxilar.
Todos nuestros tratamientos tienen que ir enfocados a reeducar la lengua, que debe encontrar su sitio en la boca ya que de ello dependerá la corrección de todos los problemas anteriores.