Eduardo Horacio Grecco. Psicólogo, maestro en Terapia Floral
Lluís Juan Bautista representa la tradición más cercana a la obra y el legado del Dr. Edward Bach. Palabras simples de decir para mí, pero que supusieron para Lluís, un compromiso singular, poco usual en nuestros días, con la búsqueda constante de rescatar los textos y el mensaje del creador de la Terapia Floral, tal como fue y no como las reescrituras y distorsiones lo presentan hoy, que, muchas veces, las vacían del contenido revolucionario de su enseñanza.
Compartimos con Lluís la pasión por reconstruir una historia olvidada, la de Bach, sabiendo que olvidar la historia no es solo mutilar el saber sino condenar a la Terapia Floral a la repetición. Y fue Lluís el promotor esencial de un movimiento de volver a Bach para comprender en profundidad el mensaje contenido en su obra.
Sus textos son memorables e insustituibles. “Bach esencial y Sistema Bach” constituyen pilares que brindan las herramientas para entender dos propuestas de Bach en torno al ordenamiento de sus remedios: las dos listas y los siete grupos.
Su tesón permitió rescatar el texto de Mary Tabor, “Fiel a ti mismo”, que Bach pidió a Mary que escribiera, y que él hizo traducir a su coste y que hoy podemos disfrutar todos en una bella edición de Ediciones Continente.
Pero es, tal vez, en sus escritos, presentados en numerosos congresos y jornadas, en donde se puede hallar lo mejor de la producción de Lluís. Su fineza argumental, su ojo crítico, su capacidad de conectar eventos con textos, geografía con historia, hacía de sus presentaciones un memorable momento de aprendizaje para todos.
Hace un tiempo, ya sabiendo de su enfermedad, Lluís me comentó que su ilusión era poder saber quién había sido Mary Tabor y ver las obras completas de Bach, con todos los textos y documentos que en estos años rescatamos, publicadas.
Su primera ilusión está completada. La investigación dio su fruto y sabemos quién fue Mary Tabor y el lugar que ocupó en el trabajo y la vida de Bach, tal como lo hizo conocer en su face. La segunda, Lluis no pudo verla concretada pero sí partió sabiendo que este año saldrá a la luz.
Su compromiso con la verdad era irrenunciable y prefirió dejar lugares que lo beneficiaban antes que renunciar a lo que pensaba.
Gocé de su amistad y su enseñanza. Dialogamos mucho a lo largo del tiempo y sé que sin él, el mundo de las Flores de Bach queda sin un tribuno incansable del estudio y la reflexión sobre Bach.
Dios ha sido generoso conmigo al permitirme haber estado compartiendo con una persona como Lluís ideas, saberes y proyectos. No creo que pueda olvidar su legado, ni su actitud monacal ante la vida, ni su humor, ni su cariño. Con el tiempo sé que el mundo floral valorará de otra manera su trabajo, quizás hoy no muy reconocido pero fundante para un auténtico conocimiento de Bach y su obra.
Querido Lluís, descansa en paz, tus semillas fructifican.