Carmen Mª Martí Insa - María Nurkanovic Egea. Instituto Valenciano de Terapias Naturales
Quienes tienen o han tenido un animal de compañía saben del vínculo especial que se puede crear entre su animal y ellos. Este vínculo generalmente va mucho más allá de lo afectivo, ya que los animales (especialmente aquellos que conviven con nosotros) son un miembro más de la familia, y pertenecen por tanto a nuestro sistema familiar. Esta pertenencia puede conllevar distintas implicaciones.
En primer lugar hay que recordar que el amor de un animal hacia su familia humana es tan grande, que puede tomar incondicionalmente carencias, cargas y enredos del inconsciente familiar que no han sido atendidos por sus dueños. Por este motivo, si un animal muestra problemas de comportamiento, agresividad o cualquier tipo de desorden, incluso una enfermedad importante, esto se puede observar desde la perspectiva sistémica para ver si está llevando alguna carga que no le corresponde. En ese caso al atenderlo, podemos contribuir a mejorar y sanar el sistema familiar completo.
Pero ¿qué tipo de cargas pueden tomar los animales? Generalmente la mascota va a coger sobre sí misma aquella carga que aleja a su dueño de la vida y del presente, de manera que su dueño quede más disponible para la vida. Una especie de "yo por ti" (ya lo veo yo por ti, ya lo cuido y atiendo yo, de manera que tú quedas libre de esto). Esto, por supuesto, ocurre a un nivel inconsciente, que es el nivel en que trabajan en gran medida las constelaciones familiares.
En gran medida los animales pueden estar atendiendo o reemplazando a excluidos u olvidados del sistema que sus dueños no han visto y atendido. Esto es especialmente visible cuando son vestidos como personas (con vestido, chalecos, zapatos, etcétera). Más allá de las modas, en estos casos los animales están representando a una persona no incluida perteneciente la familia. En numerosas ocasiones se trata de abortos provocados, pérdidas involuntarias o bebés deseados que no han llegado a nacer.
Esto puede suceder en familias que no han podido tener hijos, pero también en familias cuyos hijos no han sido del sexo deseado. Por ejemplo, el caso de una mujer con tres hijos varones ya adolescentes, que siempre deseó tener una niña. Como esto no fue posible, adoptó a una perrita a la que trataba como tal. La vestía y hablaba como si fuera su hija y ella su madre. También la perrita se comportaba de manera muy posesiva con su dueña y no permitía que nadie se le acercara, ladrando incluso a su marido. La perrita estaba desordenada dentro de la familia, ocupando un papel y un lugar que no le correspondían. En este caso la solución pasa porque la mujer mire ese deseo no cumplido y asuma su tristeza y su dolor por no haber tenido una hija, para liberarse posteriormente a sí misma, y también a su perrita, de un papel que no le corresponde. Esta es una solución que al mismo tiempo alivia a toda la familia.
Este es un caso muy evidente de cómo el quedarnos atrapados en situaciones no resueltas, en duelos no procesados, con personas no incluidas (como es el caso de un bebé proyectado o abortado), puede causar proyecciones sobre nuestro animal de compañía. A estas proyecciones inconscientes nuestras, nuestro animal responde. Hay que tener en cuenta que nuestras mascotas van a hacer todo lo posible para aliviar nuestro sufrimiento, incluyendo atender o reemplazar el hueco que una persona ha dejado.
Pero estos no son el único tipo de casos que se pueden dar. Desde una perspectiva sistémica, una enfermedad es un desorden en el plano físico que tiene lugar cuando el desorden o bloqueo a nivel emocional y energético ha sido considerable. Por este motivo, y desde el movimiento del animal de "Yo por ti" que comentábamos anteriormente, un animal podría estar cargando con una enfermedad que pertenecería a su dueño. Si el animal fallece a causa de esa enfermedad y el desorden que le dio origen sigue sin ser visto y resuelto, ésta podría volver a su dueño (a no ser que reemplace esta mascota por otra que también lleve esa carga). Esto que aparentemente pueda resultar extraño, en una constelación se puede observar con facilidad.
El trabajo con constelaciones familiares resulta muy beneficioso para todo el sistema familiar. A través de las constelaciones aquello que necesita ser visto es atendido, y quien realiza su constelación amplía su conciencia y mejora su vida. Por ello es importante que nos revisemos a nosotros mismos, que tomemos más conciencia, que nos ocupemos de nuestras emociones y duelos no atendidos, y que incluyamos a todas aquellas personas no vistas ni contenidas de nuestro sistema. Esto es positivo para todos. Para nosotros y para los más pequeños, incluidas nuestras mascotas, que quedan entonces disponibles para una vida más libre y con menos cargas.
Carmen Mª Martí Insa y María Nurkanovic Egea imparten la formación de Constelaciones Familiares en Valencia en el Instituto Valenciano de Terapias Naturales.