Isabel Llano Blanco
Cuando viví en primera persona los sorprendentes cambios que se operaban en mí y en mi alrededor tras constelar distintos asuntos que me inquietaban, decidí ponerme al servicio de las Constelaciones Familiares. De todas las formaciones que he hecho, de todas las terapias que conozco y de todas las experiencias que he tenido, siento que ésta ha llegado para quedarse. Y de todos los maestros que he ido leyendo a lo largo de años, Bert Hellinger, su creador, ha calado en mí de tal manera que puedo afirmar que esta dinámica sistémica me ha cambiado la vida.
Abarcar e integrar a Hellinger sigue siendo para mí un fascinante y sugestivo camino que me conmueve a cada paso. Para transitarlo he tenido que dejar atrás viejas pieles, me he tenido que recomponer y estar dispuesta a ahondar en su transgresor enfoque para poder integrarlo. En algún sitio alguien dijo "Bert Hellinger confundió mi cabeza y alcanzó mi alma". Lo suscribo y añado que una vez pasado el tránsito de la confusión llegas a un entendimiento que es un remanso de paz, porque todo se pone en orden y ese orden te lleva vivir el amor en toda su extensión.
Quiero hablaros de una de las bases de las Constelaciones Familiares que suscita más confusión al principio y es el hecho de tomar a la madre y al padre. Es uno de los cimientos en los que se sustenta el movimiento de esta dinámica. Si logramos captar en lo más profundo lo que esto significa, llegamos a la raíz de muchas de nuestras distorsiones. La mayoría vivimos con una imagen limitada de nuestros sistemas familiares. Comprender que no venimos de los padres, sino a través de ellos, que la vida viene de lejos y que todo el entramado de personas y circunstancias que nos preceden tiene voz en lo que somos; es de vital importancia para poder ver de otra manera que es uno de los fundamentos de la sanación. Tenemos vínculos muy profundos que aunque no conozcamos no debemos subestimar.
El matiz de tomar a los padres es uno de los obstáculos con los que se encuentran las personas que se acercan a las Constelaciones al principio. No se trata de comprender, perdonar, acatar, acoger, admitir, doblegarse o aceptar. Todos estos matices tienen algo de arrogancia. El hecho de tomar a los padres da un paso más allá y en otra dirección. Se trata de asentir en lo más profundo de nosotros a quienes son: ni más ni menos las personas que nos dieron la vida, es decir, sin ellos no estaríamos aquí. Y eso es suficiente, o debería serlo. Como dice Hellinger, "suficiente es todo". Cuando asentimos a todo tal y como es, logramos liberarnos, porque no empleamos energía en ir en contra ni en entender.
Muchos nos revelamos y caemos al principio en una cascada de reproches a los padres basados en la incomprensión y el enfado que justificamos con la carencia de lo que no nos dieron, ya sea a nivel material o emocional. La mayoría nos sentimos maltratados en mayor o menor medida y sobre todo muy poco comprendidos. El catálogo de emociones que despierta la relación paterno-filial es infinita y desmedida y la mayoría la vivimos con dolor o ira.Este es uno de los escollos que hay que traspasar para poder tomar a los padres.
Hay una dinámica fundamental que ayuda a revertir estas emociones que nos limitan y poder llegar a integrar un cambio. Se trata de un "ejercicio" muy liberador que se hace en las formaciones y también cuando alguien acude a constelar y el campo que abre la constelación así lo requiere. Consiste en ir hacia la madre o el padre (o ambos, según indique el facilitador), alguien representa a tu madre/padre y tú te colocas enfrente. Y tienes que recorrer este camino. Os sorprendería todo lo que pasa en ese recorrido. Es algo indescriptible tanto hacerlo como acompañar y presenciar como lo hacen otros.
Yo lo he hecho en varias ocasiones y aún me sobrecoge sentir el cambio que se va operando en la relación con mis padres. Voy alcanzando cada vez un nivel más profundo de acercamiento desde el lugar que me corresponde y siento que esto me permite estar en la vida con una plenitud asombrosa y en concordancia.
Isabel Llano Blanco es codirectora del IVATENA, naturópata y facilitadora de Constelaciones Familiares en Valencia en el Instituto Valenciano de Terapias Naturales.