Carla Iglesias. Aqua Aura
Aunque comercialmente se conocen con el nombre de "diamantes", estos pequeños cuarzos de doble punta reciben el nombre de su lugar de origen: Herkimer County, cerca de Utica, sobre el río Mohawk (Estados Unidos). Los cristales más apreciados son completamente transparentes y muy, muy pequeños de tamaño (medio centímetro).
Pero, realmente, ¿qué tipo de función tiene un cuarzo tan pequeño?
El hombre en general tiende a medir su fuerza relacionándola con un gran tamaño de estructura. La verdad es que una punta de cuarzo normal de 1kg. tiene más energía que una pequeña de 0,100gs. En el cuarzo Herkimer esa lógica no funciona. Justamente lo interesante de ese mineral es sentir y observar el gran campo energético que genera en su diminuto tamaño.
Muchas veces en las formaciones de gemoterapia los asistentes comentan que los cuarzos Herkimer son demasiados potentes, con una fuerza muy intensa energética para poder soportarlos cerca del cuerpo.
Como es sabido, tenemos en el cuerpo una estructura energética de centros energéticos llamados chakras (rueda en sánscrito). Dichos centros son enumerados de abajo arriba, empezando por el 1 en la base de la columna y finalizando con el 7 en la coronilla.
Desde hace un tiempo, diversas vertientes energéticas empiezan a mencionar la existencia de un octavo chakra, llamado "Estrella del alma". Es uno que ya no tiene una función física como los demás.
También llamado "Puerta hacia las estrellas", lo que el mundo cristalino y energético nos dice es que ese punto de luz, situado a unos 25 cm. de distancia de nuestro séptimo chakra, debe ser activado, abierto, conectado, con energías superiores de luz del universo.
Para los más cautos he de contar mi propia experiencia. El octavo chakra puede ser activado con el cuarzo Herkimer, pero realmente esa apertura solo ocurre cuando nuestro ser está preparado para ello, no cuando "nosotros" queramos.
Podemos adquirir un cuarzo Herkimer, limpiarlo, prepararlo, y en meditación, situándolo arriba de nuestra cabeza (a unos 25 cm.), pedimos a nuestros guías y seres de luz que nos protejan y guíen en esa meditación.
Posiblemente, diez minutos sean suficientes para quedarnos dormidos, tener sueños intensos o un fuerte dolor de cabeza, hasta que en un momento dado sentimos que algo ocurre arriba de nuestras cabezas; es como un sutil canal que se abre entre nosotros y el cosmos. No es necesario visualizar, ni pedir, ni mucho menos esperar... Simplemente ocurre. Y esta apertura ya se consolida, elevando nuestra vibración, llenándonos de energía positiva, cristalina, teniendo nuevas ideas. Pero también debemos comprometernos a mantener el cuerpo limpio y en equilibrio, y en armonía con la naturaleza y nuestros hermanos de luz.
Espero que disfrutéis de esta nueva experiencia y a quien tarde en descubrirla, que tenga paciencia y se prepare para una nueva vivencia seguramente inolvidable.
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