Carla Iglesias. Aqua Aura
La aguamarina es la piedra que potencia el diálogo entre nosotros y nuestras emociones. Entre sus cualidades está la apertura del chakra de la garganta, el quinto, centro de la comunicación, la expresión de nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. A menudo, debido a nuestro acelerado ritmo de vida, no nos damos cuenta de que nuestra mente también se halla acelerada, y a la hora de comunicarnos no somos capaces de seguir con las palabras la rapidez de nuestros pensamientos.
La aguamarina es la llave que abre las puertas del cofre secreto donde hemos estado guardando todas las palabras muertas... las palabras que no pudieron salir debido al miedo, el dolor, la impotencia, la timidez...
Su energía se enfoca en reponer y regenerar el canal de la comunicación que ha sido bloqueado.
También ésta es una gema fundamental en los tratamientos de enfermedades de la piel, última barrera entre nuestro interior y lo exterior. Los problemas de piel como psoriasis, eczemas, vitíligo, etcétera, están íntimamente ligados con el campo emocional vinculado con la expresión.
Combinada con malaquita, amatista y turmalina negra, la aguamarina es la piedra más indicada a la hora de tratar problemas del quinto chacra. Ayuda de forma directa en los trastornos del habla en los niños.
Siempre es más efectiva cuando está colgada al cuello. Además, posiblemente, si la encontramos en su tono azul original pensemos que tiene poco color, ya que la mayoría de las aguamarinas son tratadas para que se vean más azules.
A la hora de potenciar este mineral, lo lavaremos con agua limpia y lo expondremos a la luz de la luna llena para que, con la fuerza de la energía femenina, nuestra aguamarina esté en todo momento fuerte y dispuesta a ayudarnos a expresarnos a los demás, como también a iluminar nuestro camino por el complejo mundo emocional.
Sigue siempre tu luz interior que, guiada por la aguamarina, iluminará los oscuros rincones de tu ser.
En esta piedra siempre encontraremos una aliada en la comunicación entre nosotros mismos y el enmarañado universo de las emociones humanas.
La piedra de abril: zafiro.
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