Sonia Córdoba. Odontóloga
En esta oportunidad hablaremos de un paciente que vino a la consulta hace unos días preocupado por el aspecto de uno de sus dientes anteriores.
El diente en cuestión era el incisivo central superior izquierdo que está reconstruido con una corona ceramo-metálica. La corona lleva mucho tiempo y el diente aparece alargado. En ocasiones anteriores ya habíamos hablado de ese diente en concreto y de sus implicaciones emocionales, pero siempre de una manera superficial puesto que al paciente no le parecía que sus dientes tuvieran relación con sus experiencias de vida, que puedan ser como un libro con el que adentrarnos en lo más profundo del Ser.
El diente incisivo central superior izquierdo nos habla del arquetipo madre. Él siempre que habla de su madre dice "mi madre...." y luego se ríe, como queriendo dar a entender que hay mucha historia detrás de su relación con su madre, pero sin querer entrar en detalles. Han pasado casi dos años desde que hablamos acerca de sus dientes por primera vez y de repente algo había cambiado la última vez que lo vi.
Empezó él solo a hablar de su relación con su madre. Relató que es el pequeño de cuatro hermanos, todos varones, y que fue el primero en independizarse. Cada uno de sus hermanos tiene un tipo de relación diferente con su madre. En un momento de su vida adulta, después de haberse independizado, pidió a su madre que lo acogiese en su casa durante unas semanas y su madre le negó el asilo, incluso antes de que él se lo pidiese.
Dijo que en su vida hubo varios acontecimientos semejantes, en los que necesitó ayuda de su madre y ella se negó. Se siente abandonado por su madre. Tirando del hilo, me contó que cuando tenía unos meses de vida, la madre lo envió a vivir con unos familiares y ellos le dijeron que durante todo el tiempo no dejó de llorar y no quería comer, hasta que lo llevaron de vuelta con su madre, quien le dio el biberón y se calmó.
Aquí nos damos cuenta de que tiene una emoción atrapada de abandono y un resentimiento por ello hacia su madre. Le pregunté si sabe cómo es que siendo tan pequeño su madre le había enviado con unos familiares. Resultó que su hermano mayor, con el que apenas le separan cuatro años, se puso muy enfermo y tuvo que ser ingresado en el hospital. La madre se quedó al cuidado del hermano mayor y de los otros dos hermanos, y al pequeño, que era un bebé de pocos meses, se lo confió a su hermana para que lo cuidase pues ella no se veía capaz.
Después de contar esta historia el paciente se dio cuenta de dónde le venía la emoción atrapada de abandono por parte de su madre y por qué es una historia que ambos repiten a lo largo de su vida. La madre hizo en aquel momento lo que consideró que era lo mejor para su bebé, ya que ella se veía incapaz de cuidarlo.
De repente esta información que estaba ahí todo el tiempo, pero que él no había verbalizado ni relacionado, cobró sentido, le permitió liberarse de esta emoción de abandono y perdonar a su madre y, al mismo tiempo, pedirle perdón por el sufrimiento causado, para que así ella se pudiera liberar también.