Carla Iglesias. Aqua Aura
Una pregunta que todos hacemos al adquirir un mineral es cómo limpiarlo energéticamente. Muchas veces hemos leído verdaderas barbaridades sobre la limpieza de minerales, sobre todo porque al informar no se tiene en cuenta la dureza del mineral y su proceso de acabado. Como todos sabemos, los minerales son clasificados según una escala de dureza, por la cual se los divide en dos grupos: blandos y duros. Entre los primeros podemos citar la malaquita y la fluorita, mientras que entre los segundos el cuarzo o los topacios, por ejemplo. ¿Qué significa esta diferencia?, pues bien, digamos que si un mineral blando entra en contacto con un componente agresivo, como la sal, aquél perderá tanto su color como su brillo. La mayoría de las personas que dejan un mineral en remojo en agua con sal luego comprueban, tristemente, la falta de brillo.
Pero no sólo es fundamental el tema de la dureza, otro factor importante a tener presente es el pulido que por lo general se realiza a todo mineral. A menos que estén en estado bruto, las piedras han sido pulidas durante un largo proceso de lijas especiales, para que ganen brillo.
Tras considerar estos factores mencionados, los pasos a seguir para limpiar nuestros minerales son sencillos.
Lavado
Si el mineral ha sido adquirido en un lugar donde muchas personas lo han tocado, lo más adecuado es lavarlo con un jabón neutro, primero, para poder así eliminar la grasa de las muchas manos que quedó impregnada en la piedra. Esta recomendación la deberíamos cumplir con todos los minerales.
Después pasaremos a la limpieza sutil. ¿Cómo?, muy simple, utilizando un plato o bandeja, donde dejaremos la piedra, echando encima sal seca. No hace falta cubrirla enteramente. Dejamos que pase toda la noche y luego limpiamos el resto de sal, así nuestra piedra ya está lista para que la potenciemos a la luna o al sol.
La mayoría de las culturas que trabajaban con minerales hacían que las fuerzas de la naturaleza se ocuparan de la limpieza, por ejemplo dejando los minerales bajo la lluvia, en una cascada o un río, pero siempre observando que el agua fluyera y nunca quedara estancada.
Todo este proceso de limpieza es importante que se haga la primera vez que adquirimos el mineral.
Una vez efectuada la limpieza, para potenciarlo energéticamente seguimos una sencilla norma que es exponerlo al sol o la luna, según el color: piedras de color cálido, amarillos, rojos, al sol, y las de colores fríos, azules y morados, a la luz de la luna, creciente o llena.
Otras opciones
Otra opción es pasarlos por el humo del incienso. Además, las piedras de color y negras se pueden dejar en tierra o en una maceta, en tanto que las de color rosa y verde se recargan dejándolas en contacto con las plantas.
Hay que tener en cuenta que después de un trabajo o sanación el mineral debe "recuperarse" y el tiempo de limpieza depende mucho del trabajo al que lo hayamos expuesto. Sin embargo, no hay una norma que establezca cuánto tiempo se debe emplear para la limpieza o con qué frecuencia. Lo más sustancial es nuestra comunicación intuitiva con nuestras piedras, sentirlas y seguir nuestra intuición.
Más información:
Aqua Aura en Facebook