Olga Lava Mares. Kinesióloga e Instructora de Terapeutas
Solamente los que padecen algún tipo de alergia saben lo molestos que son sus síntomas, que llegan todos los años por estas fechas. La alergia es una reacción del sistema inmunitario a determinadas sustancias que el cuerpo identifica como potencialmente peligrosas. Se considera que las personas alérgicas son hipersensibles, es decir, responden de forma aumentada a sustancias normales que al resto de las personas no les causan ninguna reacción.
En las personas que son alérgicas, la exposición de dichas sustancias (alérgenos) desencadena una serie de síntomas o crisis alérgicas. El alérgeno entra en contacto con el cuerpo a través de las vías nasales, por la piel o con la ingestión de la sustancia. Los alérgenos más comunes son el polen, el pelo de animales, el polvo doméstico, los ácaros, los hongos, las plumas... Dentro de los alérgenos se incluyen también los medicamentos, tanto la droga en sí como los compuestos que los integran pueden provocar alergia. Al igual que los alimentos, el alérgeno podría ser el propio alimento o los conservantes o colorantes que lo acompañan. Los alimentos que producen más índice de alergia suelen ser la leche, algunos cereales, frutos secos, frutas o mariscos.
Los síntomas de la alergia varían dependiendo de la vía de contacto. Cuando se inhalan producen irritación de garganta, tos, estornudos, congestión nasal y producción de moco. Si entran en contacto con los ojos como es el caso del polen, los síntomas pueden ser la congestión ocular, lagrimeo, incluso hinchazón de los ojos. Si el contacto se produce por la piel aparecen erupciones cutáneas, picazón y a veces descamación. Y cuando la sustancia es ingerida se caracteriza por provocar dolor abdominal difuso, diarreas, vómitos. En general la sintomatología suele ser leve, aunque en algunos casos extremos provoca una crisis severa llamada shock anafiláctico. Ante cualquier duda lo mejor es hacerse una analítica para determinar cuál es la sustancia que desencadena la alergia.
Qué provoca las alergias
Por un lado existe un componente hereditario, ya que algunos genes que se transmiten hacen que las personas tengan un sistema inmunitario hipersensible. Pero esto no implica que todos los hijos de padres alérgicos desarrollen esa cualidad.
Por otro lado existe un gran componente adquirido durante la infancia por la exposición a las sustancias extrañas del ambiente. Esto hace que el sistema inmune se desarrolle y fortalezca. Está demostrado que los niños que de pequeños no están expuestos a lugares abiertos y verdes, al contacto con otros niños, o comen sólo un determinado tipo de alimentos, tendrán mayor probabilidad de ser alérgicos en su vida adulta.
Las alergias también son una consecuencia de una deficiente eliminación de residuos tóxicos del organismo. Si los intestinos, la piel, los riñones o los conductos bronquiales no funcionan correctamente en la depuración, el cuerpo tiende a reabsorber las toxinas.
En cuanto a las causas emocionales que nos hacen propensos a padecer alergias, tienen que ver con la reacción exagerada ante las situaciones de la vida, al igual que la alergia es una reacción exagerada del sistema de defensa ante un agente externo. Ante la angustia, la ansiedad prolongada, el temor de no ser aceptados o amados, la expectativa de que algo nos agreda, o cuando nos sentimos amenazados por las circunstancias externas, creamos un estado defensivo que a la larga puede manifestar o agudizar un cuadro alérgico. El no tolerar ciertas situaciones o personas también es una causa energética que debilita el sistema inmune.
Cuál es la mejor solución
La medicina tradicional trata las alergias con antihistamínicos y corticoides, provocando los consecuentes efectos secundarios. Otra alternativa más holística son las medicinas complementarias que abordan el tema desde los múltiples aspectos del ser humano, que, desde mi experiencia, dan los mejores resultados. En una misma consulta se pueden reforzar los meridianos mejorando el sistema inmunitario. Con las esencias florales se tratan los síntomas emocionales. Revisamos la dieta para determinar qué alimentos hay que retirar en caso de alergias o intolerancias alimentarias y utilizamos la fitoterapia para desintoxicar el organismo si fuera necesario.
Existe además una técnica kinesiológica específica que nos ayuda a aliviar todos los síntomas físicos al menos durante 6 meses y es altamente eficaz. Aunque si queremos llegar a la sanación de dichas alergias, esto únicamente sucederá cuando la persona pueda asimilar en su conciencia todo aquello que rechaza y evita, cuando aprenda a afrontarlo y deje de luchar con ello. Es decir, la persona tiene que reconciliarse con sus miedos y aprender a amarlos. Sólo de esta manera dejará de defenderse contra el mundo y considerarlo un lugar hostil.
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