Elena Guerrero. Presidenta de la Asociación Mediterránea de Análisis Bioenergético
El 76% de la población se encuentra cansada. El 58% sufre cambios de humor. El 52% son apáticos y desmotivados. El 50% ansiedad. El 47% no puede dormir. El 43 % tiene mala memoria. El 42% sufre depresión. Este es el panorama psicoemocional con el que nos encontramos en estos momentos en nuestra sociedad.
Y para conocer cuáles son las múltiples causas tendremos que pasearnos por varios territorios:
1º El lugar físico donde vivo. ¿El aire que respiro es saludable o está lleno de metales?
2º El ambiente emocional donde habito. Los vínculos con las personas más queridas, pareja, hermanos, padres, hijos, amigos, ¿son mi apoyo o mi fuente de tensión?
3º Las relaciones sociales. Los vecinos de la finca, del barrio, los compañeros de trabajo, etcétera.
4º La actividad corporal que realizo durante el día, ejercicio físico, paseos, etcétera.
5º La alimentación entendida, como fuente de energía, ¿es comida vacía de nutrientes?
6º La cantidad de energía que genero depende de mi respiración.
7º Las diversiones. ¿Sonrío?, ¿me divierto?
Podríamos continuar esta lista de observaciones y preguntas, pero vamos a centrarnos en aquello que nosotros podemos variar y/o cambiar. Para mejorar nuestro estado de ánimo, nuestras emociones y también nuestra capacidad de generar energía (ATP) nos concentraremos en tres pilares: las relaciones emocionales, el movimiento y la nutrición.
¿Qué está pasando en las relaciones emocionales?
1) La dinámica familiar. Las familias llenas de trabajo tienen cada vez menos tiempo para estar en relación. Esto modifica los patrones de apego afectivo madre/padre - hijos, y como consecuencia aumentan las probabilidades de crear patrones ansiosos. El 40% de la población de los países ricos presentan un patrón ansioso, evitativo, ambivalente o desorganizado.
2) El aumento de vínculos inseguros genera problemáticas más primarias de identidad, desorganización y desorientación. Falta de sentimientos de autoseguridad, autoconfianza y autoestima; falta de referencias internas suficientemente sólidas. A nivel psicológico, la mayor defensa contra la angustia es la defensa narcisista: disociarse del cuerpo para no sentir la angustia.
3) Faltando las referencias internas, el individuo busca referencias externas, olvidándose de él/ella mismo/a y centrándose en el exterior, en la imagen (redes sociales, moda), para evitar enfrentarse a un sentimiento de inseguridad y desorientación emocionalmente creciente.
¿Qué podemos hacer los psicoterapeutas? El primer paso importante es enfocar nuestro trabajo a nivel psico-corporal, que nos enraizará en nuestra realidad con la finalidad de conocerlos y regularlos.
Trabajaremos en el equilibrio homeostático de los dos hemisferios. Un equilibrio entre el cerebro izquierdo, que piensa y analiza, y el cerebro derecho, que regula la función emocional, favoreciendo la percepción y adaptación en la realidad interna y externa. Regular las emociones amenazadoras para conseguir la integridad del self y reparar los vínculos interpersonales, disolviendo las funciones del self desestabilizadas.
Los psicoterapeutas psico-corporales (los analistas bioenergéticos) sabemos que todo aquello que nos sucede emocionalmente está expresado y grabado en nuestro cuerpo. Los conflictos y bloqueos emocionales no resueltos se convierten a corto plazo en tensiones físicas generadoras de dolor: mandíbula, trapecios, espalda, articulaciones, y en dolores psíquicos: ansiedad, depresión. A medio plazo tendremos patologías como asma, colon irritable, intestino permeable, diabetes, alteraciones de piel, etcétera.
Por esta razón, al trabajar de forma holista, incluiremos en el tratamiento la actividad corporal, el movimiento, como expresión de vida, de energía y no olvidando las fuentes que generan esta energía: la respiración y la alimentación.
La respiración y los nutrientes que ingerimos a través del ciclo de Krebs lo convertimos en ATP (adenosín trifosfato), esta es la energía que nos permite movernos, sonreír, relacionarnos, pensar, decidir, etcétera.
En relación con la alimentación, según la OMS el 80% de las enfermedades actuales está relacionado con la alimentación. Las preocupaciones y la angustia influyen en el proceso digestivo. Las malas digestiones y las alteraciones en el tránsito intestinal influyen en el estado de ánimo. Es un camino de doble dirección. Por lo tanto tendremos que ser conscientes de cómo nos alimentamos y qué influencia tiene el tipo de alimentación en nuestras emociones, relaciones y cognición.
El terapeuta psico-corporal nos conduce y nos acompaña en el reencuentro con nuestra identidad. "Quién soy", "qué deseo", preguntas que solo podré contestar si estoy en contacto conmigo.