Emi Zanón. Escritora y comunicadora
Ideas, pensamientos o creencias erróneas o limitantes preconcebidas sobre nosotros mismos es algo que forma parte de nuestro bagaje y aprendizaje en la vida. La creencia de que la creatividad es un don de nacimiento y no puede ser desarrollada, enseñada y/o aprendida, es una de ellas. Como también lo es creer que los artistas son las personas más creativas, dando por hecho que todo lo que hacen es arte. Esto no es así, por la sencilla razón de que a veces los artistas quedan atrapados en sus propios estilos, pues es lo que la gente espera de ellos (hay muchas evidencias en famosos pintores, escultores, diseñadores, escritores, etcétera).
Y también hay mucha confusión con el arte, la creatividad y todo lo artístico. Sirvan como ejemplo las palabras del ilustre escritor Vargas Llosa en una entrevista en la prensa: "En la literatura todavía hay patrones que permiten distinguir lo auténtico. Nadie cree que el mejor escritor es el que gana más dinero... Una obra de arte vale lo que vale su cotización en el mercado, y eso es aberrante...".
Si entendemos por arte cualquier actividad o producto realizado por el ser humano con una finalidad estética o comunicativa, a través del cual se expresan ideas, emociones o, en general, una visión del mundo, mediante diversos recursos, como los plásticos, lingüísticos, sonoros o mixtos –según se define en Wikipedia–, entenderemos que la creatividad es una potencialidad innata en cada uno de nosotros que se puede desarrollar o aprender en cualquier etapa de nuestra vida –no importa la edad que tengamos– mediante cambios de paradigma o tradiciones que impiden la innovación, que inhiben la creatividad, así como mediante el estímulo por medio de técnicas que nos ayuden a liberarnos de prejuicios, de miedos, del sentido del ridículo, a fomentar la autoestima.
En definitiva, técnicas o caminos que nos ayuden a conectar con nuestra propia fuente, con nuestra propia luz, con la naturaleza, con el cosmos, pues sin esa conexión no hay auténtica creatividad, no hay arte en su sentido más elevado. No hay lo que se dice "voz propia", "estilo propio", etcétera. Ya lo dijo el filósofo indio Aurobindo: "La inspiración, la verdadera, la auténtica, no es el resultado de un esfuerzo constante, sino de ese rayo de Luz que se filtra entre los continuos golpes de martillo".
El mundo entero está pasando por una de las mayores transformaciones de su historia. Las crisis, como hemos dicho en varias ocasiones, son los catalizadores que nos ayudan a innovar, a buscar soluciones, a reinventarnos y, en definitiva, a sacar de nosotros nuestro potencial creador, nuestra creatividad.
Hemos empezado ya a desmontar viejas creencias y a suprimir inhibiciones, pues la realidad que se contempla, desde el nuevo paradigma holístico, es que la capacidad humana para crear no tiene límites. La sensibilidad, la facultad de percibir o experimentar, tampoco. Somos conscientes ya de que nuestra naturaleza fundamental es fuente de energía, sabiduría, serenidad, paz, alegría, y sobre todo creatividad, mucha creatividad y Amor.
¡Adelante con vuestra creatividad!