Ángeles Morán Tamarit. Psicóloga
El inconsciente es ese gran desconocido que todos llevamos dentro, que viene a ser una caja negra, porque pocas personas son las que se adentran a bucear en su interior. Y es precisamente esa caja negra la que dispone de mayor información. Ya no solo hablamos del inconsciente procedural (que controla nuestras funciones fisiológicas y ambulatorias), ni hablamos del inconsciente freudiano, ni tampoco del junguiano, sino del nuevo inconsciente tanto personal como colectivo que nos une a experiencia del pasado, del presente, incluso del futuro, como se está demostrando en algunos institutos de regresiones en Estados Unidos y también en el Laboratorio de Bargh, en la Universidad de Yale.
El primer investigador del inconsciente más conocido fue Freud, si bien antes hubo algunos filósofos que lo estudiaron. Tenemos que comprender a Freud viviendo en la época victoriana, con una sociedad altamente reprimida y represora, donde el deber estaba muy por encima de las emociones y de los instintos. Por ese motivo, él se dio cuenta de que las personas que hablaban de sus sentimientos e instintos iban mejorando, sobre todo las mujeres. Hoy en día sabemos que la mujer, en quien lenguaje y sentimiento están unidos, recibe una gran alivio cuando habla sobre todo con otras que la van a comprender mejor, incluso casi sin hablar, con frases sueltas, o aun más, con gestos. Por ello es tan importante las reuniones de amigas, aunque sea para no hacer nada en concreto, sólo hablar, comentar sobre su vida o sus proyectos.
Para sanar el sufrimiento interior ya no tenemos que ir arrastrando el alma, como tampoco consultar a un psicólogo cognitivo conductual, ya que apenas nos ayudará con nuestros aspectos del consciente. Para ello hemos de acudir a un experto del inconsciente, a un psicólogo o psiquiatra que haya profundizado en las nuevas técnicas de psicología profunda, como son la hipnosis, regresiones, Psych-k, Descodificación Biológica, o en las técnicas clásicas, como análisis de sueños junguiano, psicoanálisis freudiano, que son como escaleras o pasadizos por los cuales nos podemos deslizar hacia nuestro mundo interior, nuestra caja negra, y reparar conexiones mal realizadas, reconectarlas de otra manera, porque nosotros queremos o simplemente para recibir una información nueva, diferente a la que nuestro consciente ha tenido durante años, por malos entendidos, represión del pasado, un accidente, una pérdida, obsesiones, adicciones, fobias, etcétera.
También hemos de tener cuidado con algunas psicoterapias que parecen querer ayudarnos pero sólo nos introducen en pasadizos oscuros del inconsciente, en callejones sin salida, o bien cajas de pandora que despiertan instintos ocultos reprimidos, sin orden ni concierto, y que al final no nos sanan, sino que despiertan fantasmas internos que nos controlan, que siempre han estado ahí y esperan a que nos introduzcamos para adquirir el control de nuestra conciencia. La catarsis es buena cuando estamos guiados, en caso contrario nos podemos perder en laberintos de los que nos resultará más difícil salir. Ni caer en técnicas que se venden muy caras aunque no suelen servir ni ayudar, y algunas veces perjudican.
No hay que adentrarse en el inconsciente sin ir convenientemente pertrechado y guiado, como tampoco podemos bucear sin las correspondientes bombonas de oxígeno, conociendo nuestra capacidad pulmonar. El instructor de buceo nos hará determinadas pruebas y dirá cual es la profundidad más adecuada para introducirnos. De la misma manera, el psicólogo del inconsciente sabrá indicar si vale o no la pena adentrarnos en ese mundo interno, en esa caja negra, o bien podemos solucionar nuestro malestar con técnicas del consciente: habilidades sociales, nueva conducta personal e interpersonal, nueva comunicación, con un entrenamiento psicosocial, mental y emocional diferente, etcétera.
Con algunas técnicas del inconsciente se han despertado fantasmas que han podido crear brotes psicóticos, y esto es lo que no hay que permitir, porque si nos adentramos en el inconsciente es para sanar heridas emocionales, miedos, adicciones, obsesiones, y no para enfermar más de lo que estamos. Es cierto que algunos psicoterapeutas que no han estudiado psicología ni medicina dicen que es aleccionador todo lo que surge en nuestro interior, y es bueno sacar fantasmas, pero hay que tener cuidado, como ocurría con la contracultura y la investigación con las drogas, pues algunos cayeron víctimas de la esquizofrenia, y la responsabilidad del psicoterapeuta en ese caso es muy grave.
Yo practico desde hace años la psicología integral, que integra todas las orientaciones de psicología clínica y aquellas alternativas que son positivas, que nos ayudan y no interfieren de manera negativa en nuestro desarrollo personal y social.
La meditación, la regresión, las visualizaciones en estado alfa, la hipnosis, la relajación integral que practico desde hace años son técnicas muy rápidas y eficaces, pero es como el bisturí, hay que ser un buen cirujano con mano firme y delicada a la vez para saber dónde aplicarlo y si es positivo abrir en canal un cuerpo o es mejor utilizar otras técnicas, dependiendo de la persona y de lo que se intenta cambiar.