Martín Ribes. Formador en Chamanismo Práctico Contemporáneo®
Nunca deja de sorprenderme el poder de la mente y sus múltiples formas de sanar el cuerpo y las circunstancias desfavorables. Como estudioso del inconsciente, el chamanismo y los estados expandidos de conciencia, he encontrado en la hipnosis una inmensa y poderosísima herramienta para poder adentrarme en los subterráneos de la mente y descubrir, de forma considerablemente rápida y directa, cuál es la causa original desencadenante de un síntoma físico o de un patrón de comportamiento dañino. Desembuchar en qué momento de esta vida –o de una vida pasada– sellamos un decreto de forma tácita o declarada, y que ha derivado en un síntoma físico emocional o relacional inarmónico. Hallado el inicio, podemos dar un cierre y concluir un círculo.
Cuando entramos en hipnosis regresiva y viajamos al pasado emocional, nos estamos adentrando en nuestras memorias en busca de ese niño, adolescente o adulto herido que cohabita con nosotros en tiempo presente y que influye en nuestros comportamientos autodestructivos en nuestras decisiones desempoderantes y en nuestro cuerpo maltrecho. En cada desequilibrio que vivimos, un fragmento de nuestro yo está reclamando nuestra atención para que vayamos en su busca y lo rescatemos, liberemos su dolor y lo integremos al lugar que le corresponde. Al reinterpretar lo que ocurrió desde una mirada compasiva podremos traerlo sano y luminoso de vuelta a casa. A esto en chamanismo lo llamamos recuperar el alma y no se me ocurre una forma más bella de describirlo.
La hipnosis regresiva nos proporciona una experiencia tan vivida a nivel imaginativo y energético que nuestra mente puede generar cambios asombrosos en nuestra vida y nuestro cuerpo. Recientemente apliqué hipnosis chamánica regresiva a una persona que padecía un caso de colitis ulcerosa bastante grave. La llamaremos Sara. Esta mujer llevaba más de un año de tratamiento con distintos fármacos agresivos y ninguno parecía hacerle efecto. Además de llevar varios meses de baja laboral, una nula vida social y un estado de ánimo depresivo, la enfermedad de Sara seguía agravándose y le apuntaron la probabilidad de extirparle el colon y sustituirlo por una bolsa externa. Un panorama de lo más desalentador. Pero “milagrosamente”, y tras exponerse a las cuatro primeras sesiones de hipnosis, el medicamento empezó a actuar hasta cicatrizar la zona afectada.
En los viajes interiores que en hipnosis hizo, Sara visitó varios momentos de su vida en los que hizo algo que ella interpretó como “malo”, lo cual provocó que acumulase grandes dosis de culpa y la necesidad de ser castigada. Culpa por decidir no ir a la universidad, culpa por hacer el amor en un coche, culpa por “ser muy movida y a mi tío le pongo nervioso”, culpa por enseñarle “mi cosa” a mi primo, culpa por fumar a escondidas, culpa “porque papá y mamá discuten mucho”…
Desde mi punto de vista personal y profesional, después de cientos de casos que he atendido en mi consulta y lo visto en mi propia vida y en la de los que me rodean, he llegado a la conclusión de que la principal causa de nuestros desequilibrios emocionales y enfermedades vienen generados por la culpa. La culpa es ignorancia destructiva. Es la enfermedad del hombre blanco. Y su cura es el entendimiento, el perdón y la compasión. Y aquí es donde entran los Espíritus de Compasión de los cuales todos disponemos y que tanto ayudan en los Viajes Chamánicos. Aquí entran los sistemas energéticos, con inteligencia propia, que habitan en nuestro inconsciente, o los llamados arquetipos por Carl Gustav Jung.
Durante la hipnosis, en cada recuerdo revisitado podemos apreciar que la presencia de estos Espíritus de Compasión –fuerzas numinosas como la Virgen María, Jesucristo o el Animal de Poder– aparecen y actúan a través de la energía o las palabras en la conciencia del inducido, que en esos momentos está en el niño sintiendo dolor o culpa. Y entonces se manifiesta la metáfora sanadora y, por ejemplo, vemos como Jesús toca el corazón y se entra en estado de gracia y se siente que los “pecados” están perdonados. Y realmente esto se siente. Y donde hay divinidad no hay pecado. Y si no hay culpa en mi corazón ya no tengo que castigarme con una enfermedad o con episodios de vida desgraciados.
Este es el trabajo de reinterpretación de los hechos que se produce a nivel interno y que genera que el inconsciente dé las órdenes que sean necesarias al cuerpo y a la mente para que deje de autodestruirse. Con lo cual, a partir de ese momento, el tumor puede desaparecer, la medicina empieza a actuar o se encuentra a la pareja con la que compartir una maravillosa vida. Esto no se puede demostrar científicamente… todavía. Pero sí que se puede demostrar que existe una correlación entre el trabajo realizado interiormente y la sanación por la elocuencia de los resultados. Porque han sido muchos ejemplos los vividos por mí y por otros compañeros.
Y también están las regresiones a otras vidas, pero de eso ya hablaremos en otro artículo. De momento, busca los medios que te sean más afines para liberarte de la culpa y entra cuando puedas en el Profundo Océano de Compasión que también eres. Sin duda, mejorará todo a tu alrededor. Feliz viaje interior… ¡Ahó!
Si quieres aprender a hipnotizar terapéuticamente, el 8, 9 y 10 de junio del 2018
Martín Ribes y Ana Pérez facilitarán en Valencia el curso de 3 días “Hipnosis Chamánica Regresiva®”. Un fascinante viaje a vidas pasadas o a la niñez para liberar bloqueos emocionales, reprogramar conductas y llevar una vida libre de cargas.
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