Poco a poco, llegó a su sexta edición "El anillo atlante", de José Miguel Arguix, manual recopilatorio de una herramienta vibracional venida de la noche de los tiempos. Por esta razón le pedimos al autor que cuente el origen, tanto del anillo como del libro propiamente dicho, el mismo que recibe a los clientes de Círculo Atlante –tienda situada en el corazón de Valencia, a metros de la plaza de la Virgen– sobre la mesa principal de exposición.
"El primer contacto que tuve con el anillo fue hacia 2005, cuando pasé frente a una tienda en Gandía, cuyos dueños lo fabrican bajo la licencia de África Comers. Por entonces era contable y director financiero de una gran empresa en Valencia y lejos de mí estaba toda la cuestión esotérica. Era una persona muy mental", recuerda José Miguel.
Allí vio el anillo y fue como un flechazo. Entró al comercio y salió de él con aquella sortija tan llamativa en su dedo anular derecho. "Sentí un incremento en mi energía corporal. Mucho más tarde descubriría por qué", agrega.
En aquel momento su vida cambió. Primero abrió su propia tienda, sin dejar el puesto directivo en la otra empresa. La venta de minerales y anillos atlantes fue por entonces la principal baza del flamante establecimiento comercial. "Luego de comprarlo, regresaban los clientes y narraban cosas un tanto extrañas para mí. Pensaba que esa gente estaba poco cuerda", dice. Y paralelamente comenzó su investigación en torno al anillo.
De modo que encontró mucha información y también desinformación, por lo cual algunos detalles del anillo no le cuadraban. Entre los datos, supo que el anillo había caído en manos de una familia francesa de apellido Belizal y que a principios del siglo XX uno de ellos, André de Belizal, radiestesista, realizó un estudio, constatando la vibración energética que aquél emitía. "En uno de sus libros, este hombre narra cómo consiguió obtener la mayor onda de forma, la mayor vibración, que se mide en bovis, medida utilizada en radiónica", explica José Miguel. Esta información lo llevó a reproducir el experimento, con variaciones y mediciones de todo tipo, y comprobó que "efectivamente se logra".
La única imagen que se tiene de aquel anillo aparece en "Casas que matan", un libro de Roger de Laforest, otro radiestesista galo. José Miguel buscó este libro, ya descatalogado por su antigüedad, y encontró una versión castellana en Sevilla, donde la foto no aparecía. Finalmente, la obtuvo a través de un cliente.
Después de un breve intervalo en su investigación, compró una cámara Kirlian GDV, creación de Konstantin Korotkov, con el fin de comprobar la emisión energética del anillo, tanto del que vendía en la tienda como otros fabricados con diferentes estándares. Así halló que "si no tienen una forma (dibujo) específica exacta, con una variación de + - 10 por ciento, se producen bloqueos energéticos en la persona que se lo pone", afirma.
Por otra parte, ante una creencia muy difundida acerca de que el anillo tiene que ser de oro, plata y cobre, porque bioenergéticamente es más potente, llegó a la conclusión de que "no es así, lo importante es que las formas (dibujos) estén bien hechas. Cuando toda la composición está bien realizada, el aura sale más perfecta". A través de testeos con péndulo, varilla y kinesiología, también descubrió que "si el anillo está correctamente fabricado genera el merkaba, la estrella de David en tres dimensiones".
Así fue que con toda la información recabada, los estudios hechos y la experiencia volcada a través del testimonio de clientes, pudo escribir la primera edición de "El anillo atlante" en 2011.
Método Atlante
De la investigación con el anillo surgió en los últimos años el Método Atlante, ya que toda forma geométrica genera una vibración, de acuerdo a lo que expresa José Miguel. "Todo vibra en el universo –dice–. Y he descubierto que el anillo, por la proporción exacta, resulta como un latido, su energía se expande y contrae. Ese latido sincroniza la energía corporal".
Las diversas formas (dibujos) logradas a través del estudio desarrollado se comprueban como muy potentes, las cuales, trabajando con un pulso perfecto, se pueden utilizar con diferentes objetivos. De este modo han surgido las llamadas herramientas atlantes para aplicar en personas, casas, espacios determinados, etcétera. Estos recursos más la formación de terapeutas en el Método Atlante (algunos profesionales de la sanidad incluidos) ha llegado a varios puntos de España, Perú, Chile, México, EE.UU., Reino Unido y Francia. Precisamente, sobre el tema terapéutico, José Miguel advierte que se trata de un aporte complementario al acto sanitario y no una alternativa.
Datos de interés
• Fue hallado por un miembro de la familia Belizar en la tumba de un sacerdote egipcio de una antigua dinastía.
• Se cree que un atlante se lo dio como legado.
• El encontrado en Egipto fue fabricado con barro cocido, gres de Asuán.
• El modelo original quizá podría haber sido confeccionado con cuarzo y plata, lo cual lo convertiría en una potente batería bioenergética.
• A nivel esotérico, era un anillo de protección. Howard Carter lo llevaba y dijo que era su "talismán de defensa". El descubridor de la tumba de Tutankamón fue el único que no murió luego del hallazgo. Sentía que estaba inmune ante la maldición del faraón.
• Produce efectos en el cuerpo físico y emocional, según se comprueba mediante la cámara Kirlian GDV, en los meridianos chinos y campos áuricos.
• Reequilibra el merkaba personal (dos tetraedros de energía entrelazados en sentido inverso uno respecto al otro formando una figura llamada tetraedro estrella, algo así como una estrella de David en tres dimensiones).
• Se pueden colocar uno o varios anillos (en la misma mano; uno junto a otro, no), y pueden variar en su posición en un dedo u otro, según el estado físico y emocional.
Más información en www.circuloatlante.es