Alejandro Ferro
Tenemos derecho a estar tristes, como también a estar felices. No hay emociones buenas o malas. El poder de voluntad está sobrevalorado... Son puntos clave, entre otros que pone a consideración del lector, Leocadio Martín, psicólogo tinerfeño con aquilatada experiencia en el campo del tratamiento de las adicciones y divulgador ampliamente conocido en las redes sociales. Acaba de hablar de todo aquello en "La felicidad: qué ayuda y qué no" (Desclée De Brouwer), y con él que entablamos la siguiente charla.
-Divulgas el trabajo psicológico masivamente, ¿por qué?
-Hace 10 años que lo hago. Es una marca que puse hace tiempo en redes sociales y tengo la suerte de llamarme Leocadio, no hay muchos con este nombre (risas). La idea es que la psicología sea útil en el día a día y, además, quitar el miedo de la gente a venir a consulta, que lo haga como cuando acude al médico por un problema en la garganta.
-¿Por qué la psicología puede ser un camino para situarnos en el tema de la felicidad?
-El objetivo de la psicología debe ser, aparte de la asistencia clínica por trastornos específicos y diagnosticados, que las personas sean felices y proporcionarles herramientas lo más personalizadas que podamos. En mi caso, mi formación proviene del ámbito de las adicciones y digo a mis pacientes, hace casi 30 años, "no vengo a que dejes las drogas sino a que seas feliz, porque si estás triste volverás a las drogas".
Nos hemos metido en una especie de dictadura de la felicidad, de felicidad cosmética, y nos encontramos en consulta con personas que vienen agobiadas, ansiosas, por no ser felices. Si pierdes a tu pareja, no tienes trabajo o estás en una circunstancia complicada, es normal que estés triste.
-¿Hay que reivindicar el derecho de estar triste?
-Es imposible tener la misma emoción todos los días. Esta especie de felicidad cosmética está propiciada por una idea de promoción del pensamiento positivo, que no es psicología positiva. La vida hay que verla como es. Si a una persona le diagnostican una enfermedad complicada que, incluso, puede llevar riesgo de muerte, lo normal es que esté triste. Si uno no conoce la tristeza, difícilmente valorará la felicidad.
Podemos ver personas que por su fama y dinero aparentan ser muy felices, pero sin embargo tienen problemas de adicciones, conflictos familiares, mientras que otras con las mismas características llevan vidas muy equilibradas. En España encontramos a quienes, como Rafael Nadal o Marc Gasol, han decidido compartir su dinero, su tiempo, su felicidad. Además, esto es como las olas, que suben y bajan; si te pillan muy arriba te dan un golpe fuerte, y si lo hacen abajo, un revolcón. Debemos aceptar el balance, lo vemos en personas que superan circunstancias dificilísimas. En psicología esto se llama resiliencia, la capacidad de superación.
-Asocias la felicidad con empatía y compasión.
-La felicidad, la empatía, la compasión, tienen mucho que ver con valores que tienen hasta una razón filogenética: la generosidad, la cooperación, y la gratitud. Lo entendemos si pensamos que cuando todavía éramos unos "animalitos inteligentes", en el caso de que nos pillara un león desaparecíamos en un segundo. Si alguien quiere empezar a cambiar su vida, que en primer lugar agradezca a quienes están a su lado. No esperemos que ocurran momentos de pérdida para decirle a padres, o amigos, "qué bueno tenerte a mi lado". ¿Lo decimos con frecuencia?, mejor todavía. Y no vale aquello de "tú sabes que yo te quiero". Dilo y demuéstralo.
-¿Todas las emociones son válidas?
-Claro. Otro de los mantras muy escuchados actualmente es la existencia de emociones negativas y positivas. En todo caso, no hay emociones negativas, sino desagradables. Veamos una de la que no se habla mucho, el asco. Es una emoción desagradable pero tremendamente adaptativa. Hay muchas combinaciones de emociones que se han etiquetado como negativas por la cosmética emocional. Gestionar, hay que gestionar todas. Por ejemplo, enfadarse no es malo, sino que hay que saber tratar el enfado.
-Querer es poder... ¿Qué verdades y mitos del poder de la voluntad existen?
-Hemos estado repitiendo hasta la saciedad a quienes acuden a la consulta de adicciones que deben tener fuerza de voluntad, pero después criticamos a los que no son conscientes de su problema y dicen "yo controlo". ¿No es paradójico? Fuerza de voluntad hay que tener, pero, ¿podemos pensar que se puede correr una maratón en dos horas? Nadie puede creer que solo con fuerza de voluntad conseguirá cualquier cosa. Puede ser el disparo para empezar, pero a partir de ahí sumamos conocimiento, perseverancia, esfuerzo, la gestión de la frustración. Tenemos derecho a equivocarnos muchas veces.
-¿Seguimos sin admitir el aprendizaje que ofrecen los errores y los fracasos?
-En nuestra sociedad los errores se castigan muchísimo. Rafael Nadal, en la cima del tenis, cuando las pasa mal, demuestra que sabe hacerlo. Como Iniesta con el tema de la depresión superada en su momento, o Bruce Springsteen, que nos hacen entender que cualquiera puede pasar por momentos difíciles. Sin equivocaciones no avanzaremos nunca. Aquí se nota la diferencia entre el pensamiento positivo y la psicología positiva, que no significa estar con una sonrisa todo el rato. Puede ser alguien tremendamente positivo y sonreír poco, pero aprende; si no entiende algo, busca hasta que lo consigue; si no lo consigue, lo vuelve a intentar.
-Qué moviliza más, ¿algo que motiva o algo que inspira?
-Ambas cosas son importantes. La inspiración viene de fuera, es la motivación externa, cuando alguien nos inspira. La motivación intrínseca la producimos nosotros mismos. Las inspiraciones son maravillosas, pero no nos quedemos en una charla sin dar el paso siguiente. Hacemos cursos de fin de semana que cuestan dinero y el lunes siguiente hay que aguantar al jefe porque no lo soportamos. ¿Y si hubiéramos ido a caminar al monte, al bosque, o por la playa? No nos olvidemos de la naturaleza.
-¿Qué es para ti vivir el presente, el aquí y ahora?
-Lo he aprendido de maestros de mindfulness, del ámbito de la meditación, lamas y otros más. Vivir el presente desde un punto intenso y profundo es aprovechar ahora lo aprendido previamente, el pasado enseña mucho, es válido.
También, intentar cambiar ahora lo que quieres que sea distinto en el futuro, pero sin pensar en el futuro y bloquearse, pensando en qué va a pasar. Vivir el presente es un continuo.
-La actitud positiva implica más que pensamientos positivos. ¿Cuáles son los pilares que propones para obtenerla?
-Los cuatro componentes esenciales son tener claros los límites personales, enfocarnos o centrarnos en el presente, la paciencia y también la perseverancia.
-Hablas de momentos inútiles, como perder el tiempo mirando realities televisivos, y de momentos instrumentales. ¿A qué te refieres?
-Los realities están bien construidos para que en nuestros momentos de cansancio, después de trabajar, nos enganchemos. Los enmarco en los momentos inútiles de la vida, que hay que quitar porque podemos evitarlos, para que no creen una adicción como si de una droga se tratara. Pero existen otros momentos, instrumentales, inevitables, como ir en coche y quedar atrapado en un atasco. En vez de enfadarte, puedes escuchar música que te guste o audiolibros, incluso practicar mindfulness, que no solo se puede hacer con los ojos cerrados. Así conseguirás que ese tiempo se convierta en una experiencia positiva, porque lo instrumental permite llegar a lo importante.
-¿Todo esto constituye parte de las herramientas que presentas para desarrollar un enfoque vital, enriquecedor?
-Lo negativo tiene su razón de ser, pero no nos quedemos en ello. Veamos lo positivo también. A quienes llegan a consulta lo primero que les pido es que manden un mensaje por teléfono contando qué cosas positivas les ocurre. "No quiero las negativas porque ya me las contarás luego", digo. En la segunda o tercera consulta reconocen que los he hecho pensar. Todos cambiamos la vida de alguien diariamente, es lo mejor que nos puede pasar: salir a la calle y saludar a alguien, tener una pequeña deferencia, agradecer un simple gesto. Genera una comunicación que es parte de la felicidad, somos seres sociales y necesitamos conectar.
-Háblame de tu libro. ¿Es un manual de autoayuda?
-No lo es... o sí, porque para mí lo es (risas). Con orgullo digo que este libro es personal y ha sido publicado por una de las editoriales con cuyas obras yo estudiaba en la carrera, Desclée De Brouwer, casi 30 años atrás.
Me encantaría que aquellos que tengan dudas, o no estén muy de acuerdo con su contenido, se pongan en contacto conmigo, me encantará hablar con ellos, como lo hago desde hace 7 u 8 años en las redes sociales.
La psicología es para apasionarse desde un punto de conocimiento. Se acercan estudiantes y les digo que estudien, disfruten y cuando les ofrezcan trabajo vayan y no cierren puertas. Obtuve las herramientas en la carrera y luego, en la práctica, la clínica me hizo aplicarlas. Al terminar la carrera, mis primeros 60 pacientes eran enfermos de sida terminal que me enseñaron muchísimo.
Más información en www.leocadiomartin.com y redes sociales