Aurelio Álvarez Cortez
Imagina que te encuentras con un hombre que es millonario y te cuenta las claves para serlo. Alex Arroyo (empresario, inversor, periodista y conferenciante) afirma que eso le ocurrió años atrás y lo narra en su libro “El millonario anónimo”, publicado por Obelisco. “El bar donde nos encontramos aún existe, en la calle Calabria del barrio del Example, en Barcelona”, dice previamente a desmenuzar algunas de las ideas que compartirá con nosotros. Obviamente, va mucho más allá de lo material y la espiritualidad asoma en varios momentos de la conversación.
“El dinero –comienza expresando– no deja de ser una corriente de energía, que se materializa en lo físico. He comprobado personalmente que el concepto más importante que deberíamos entender es el de vibración, que nos aleja o nos acerca al concepto de Fuente, Dios, Ser Único, Universo. Pensemos en un interruptor, el flujo eléctrico siempre está y el interruptor conecta o desconecta. Dile a quien no cree en la corriente eléctrica que meta los dedos en un enchufe a ver si cambia de opinión. Aceptar conectarse o no con el flujo es decisión de cada ser humano. El problema es que no somos conscientes de su disponibilidad”.
Uno de los impedimentos para creer o no esta realidad, agrega, es que por regla general no nos damos permiso para recibir. Al respecto explica que “estamos programados para creernos que no somos merecedores. Los padres, en vez de aleccionar a sus hijos en aquello que hacen bien, o en sus talentos, se fijan en qué hacen mal. En un símil futbolístico, es como si un entrenador se emperra en que su portero marque goles. Parece absurdo, pero si extrapolamos en la vida ordinaria, muchas veces tomamos esta actitud”.
Queda claro en el libro y en sus palabras que no se refiere sólo al dinero. “Puedes sentirte feliz y no ser millonario y lo contrario, serlo y no sentirte feliz. Conozco infinidad de casos en ambos polos”, señala, para citar un prejuicio muy arraigado socialmente: no se puede ser buena gente y millonario a la vez. “En las redes sociales vemos cómo muchos hablan de los millonarios sin conocerlos de nada, sino por lo que se dice mediáticamente… La felicidad no la da el dinero, la da el carácter que construyes”, resume.
También define el concepto de éxito, “el más subjetivo que existe”. Después de poner ejemplos de gente sencilla, exitosa en sus vidas, apunta que es “sentirse pleno con lo que se hace y disfrutar del proceso de lograr esos objetivos, no solo conseguirlos”. Y menciona siete secretos para conseguirlo: decisión, creencia, visión, planificación, acción, cambio y persistencia, detallados en su libro.
En otro momento del diálogo, Arroyo lanza otra frase contundente: “Los realistas viven en la antesala del fracaso. Si quieres cambiar el futuro debes partir de la realidad actual, pero mentalmente tienes que visualizar algo que no es real. Todo se ha creado así. La historia demuestra cuántos no realistas han logrado importantes contribuciones al mundo y lo hacen avanzar, el progreso es por ellos”. Asimismo, advierte que los resultados negativos que se suceden en cualquier proyecto o trabajo no son fracasos, revirtiendo un concepto erróneo que provoca frustración y dolor inútilmente.
Pero ante todo aconseja “actuar desde el Ser”. ¿Cómo? “Estar centrado en el aquí y en el ahora, hacer meditación, disfrutar con plenitud lo que se hace, centrado. Seguir las leyes naturales, como el cambio… Pensar y sentir en una misma dirección, y la sensación que aporta el bienestar porque es el sentimiento de la Fuente. En definitiva, en el bienestar actúas desde el ser”. Otra recomendación: “experimenta antes de juzgar”.
En un capítulo Arroyo cita a los robasueños. “Un cáncer de la humanidad”, enfatiza entre risas. “Son las personas que por diversas causas no dan el paso, no se atreven a luchar por sus objetivos y, consciente o inconscientemente, destruyen, fastidian los sueños de los demás”. Pueden ser padres, parejas, amigos. Pero no son buenos asesores “porque en mis sesiones de coaching les pregunto a mis clientes si aquellos han conseguido sus metas o han trabajado por sus sueños. Si la respuesta es no, doy mi ejemplo: valoro las opiniones, pero las de los demás no me llenan la cuenta corriente”.
Arroyo propone confeccionar una lista de siete sueños (numerológicamente el siete es un símbolo entre lo material y lo espiritual). Sueños escritos en tiempo presente, afirmativamente, como teniendo ya lo que pedimos. Además, llevar una pequeña libreta ya que es partidario de los aparatos tecnológicos actuales: son robatiempos y distraen. “Apunto ideas, nombres de personas, sus hábitos, dónde trabajan. Es una información que sirve para conectar y hacer empatía, básica para las relaciones humanas. Un ayuda memoria. No hay otra razón que recordar. También escribo soluciones a problemas que llegan de repente a mi mente, y también anoto mis sueños nocturnos”.
Un consejo más: ser la mejor versión de uno mismo. “No tienes que superar a nadie, sino tratar de ser mejor de lo que eras ayer, poco a poco cada día, y al cabo de un año verás los cambios que alcanzas”.
Acerca de los mitos que hay sobre el dinero y la abundancia, señala dos principalmente (en el libro cita más). El primero, tener dinero soluciona todos los problemas. “La historia presenta casos de personas archimillonarias que se han arruinado completamente por no hacer uso inteligente del dinero. Incluso los problemas pueden aumentar o afectar otras áreas de su vida que antes de tener dinero estaban bien”, expresa. Y el segundo: los millonarios heredan o son niños de papá. “Un estudio demostró que en el mundo las tres cuartas partes de los millonarios son personas de origen humilde”, puntualizó.
Por último, el tema de tiempo y dinero. “El tiempo no es oro… ¡es muchísimo más valioso! Puedes acumular todo el oro que quieres, pero ¿puedes guardar una cajita con tiempo? Todos, tanto si eres rico como que no, tenemos 24 horas. El tiempo, consciente o inconscientemente, lo destinas siempre a algo. ¿A qué lo destinas tú? Si estás bien, conforme con lo que tienes y haces, sigue como hasta ahora, si no plantéate un cambio”.
Más información en www.alexarroyo.net