Mar Tarazona Beltrán. Odontóloga
La saliva, fundamental para nuestra salud bucodental, tiene muchas funciones beneficiosas. Es la primera barrera de defensas del cuerpo contra las infecciones., muy rica en compuestos con funciones antibacterianas y antifúngicas que eliminan muchos de los microbios que entran en nuestra boca.
La estaterina es una proteína de la saliva con propiedades antibacterianas y antifúngicas. La transferrina y la lactoferrina son otras dos proteínas (inmunoglobulinas) con funciones protectoras. La lisozima y la muramidasa son dos enzimas con una potente actividad antibacteriana. El tiocianato o sulfocianuro también es un potente antibacteriano.
Regula el PH de la boca: la saliva tiene un pH alcalino, oscila entre 6.5-7, cuanto más masticamos la comida más alcalina es la saliva. Esto se logra gracias a la presencia de bicarbonato y fosfato que hacen de reguladores y evitan que aumente la acidez tras las comidas.
Protege las piezas dentales de la corrosión: la saliva al lubricar la superficie de los dientes actúa como protector físico, evitando la corrosión. Además la saturación de iones calcio evita que los dientes lo pierdan y ayuda a digerir el alimento. Y por último, el pH básico no deja actuar a las bacterias de las caries.
Posee enzimas que facilitan la digestión de los alimentos: la enzima ptialiana es una amilasa que hidroliza el almidón parcialmente en la boca, comenzando la digestión de los hidratos de carbono. También la sacarosa es hidrolizada por la saliva y convertida en fructosa y glucosa. La lipasa lingual inicia la digestión de las grasas.
Lubrica la cavidad oral: su contenido de mucina produce la viscosidad necesaria para las funciones lubricantes y de formación del bolo alimenticio que facilita la deglución a lo largo del tubo digestivo. Su función lubricante es importante en la expresión oral al facilitar la articulación de las palabras.
Mantiene el equilibrio hídrico del cuerpo: la saliva es 99% agua, por lo que, cuando desciende la proporción de agua en ella, determinados sensores de la boca lo detectan e inhiben la salivación. Al disminuir la producción de saliva por deshidratación, estos sensores envían una señal de sed al cerebro para que nos rehidratemos.
Necesaria para el sentido del gusto: en la saliva existen algunos receptores químicos y eléctricos que se encargan de activar las papilas gustativas de la lengua dando una respuesta cerebral a las sensaciones que nos producen los alimentos. Esta respuesta es el sabor y la lengua es un conductor electroquímico del sabor, pero la lubricación de las papilas gustativas es imprescindible para poder identificar los sabores.
Si probamos secarnos la lengua y luego ingerimos un alimento sabroso, notaremos mucho menos su sabor ya que los receptores químicos que tenemos en la lengua solamente funcionan en un entorno líquido.
Tiene una función cicatrizante y curativa: además de favorecer la mineralización del esmalte de los dientes por su capacidad de regulación del pH, la saliva contiene un factor de crecimiento epidérmico (factor tisular de la tromboplastina) que facilita la cicatrización de la mucosa bucal lesionada.
La saliva lucha principalmente contra las llagas bucales a través de una proteína llamada nepidermina, que se encarga de activar a las hormonas y neurotransmisores para que el organismo tenga conocimiento de esa lesión.
Contiene un opiáceo más potente que la morfina: la saliva humana contiene un analgésico natural llamado opiorfina, capaz de activar el funcionamiento de opiáceos endógenos, es decir que son producidos por el propio organismo. Estos bloquean las señales dolorosas y actúan como antidepresivos. La opiofina interviene sobre las mismas vías que la morfina y otros analgésicos opiáceos. La opiorfina opera prolongando las propias defensas del organismo contra el dolor, afectando a sustancias como las enkefalinas, previniendo su descomposición y activan los receptores de opiáceos que bloquean las señales del dolor, impidiendo su alcance al cerebro. También se la relaciona con la sensación de placer que se produce al comer.
Funciona como un afrodisíaco: la saliva, además de mantener la humedad de la boca, es un afrodisíaco y lubricante natural que le puede permitir a la pareja otros niveles de excitación y placer en la intimidad. Está presente en el primer contacto sexual, los besos. En ellos hay un intercambio de saliva que produce una comunicación hormonal entre las dos personas, de modo que las hormonas de una de ellas puede actuar como afrodisíaco para la otra y viceversa.
También puede producir el efecto opuesto. La saliva tiene una proteína llamada SPLI, responsable de que el virus HIV no se transmita por el beso, actúa como una barrera natural.
Sirve para detectar enfermedades: a través del análisis del pH, el ARN y las proteínas de la saliva, los médicos pueden averiguar si sufres algún tipo de enfermedad. Están impulsando la aplicación de los test de saliva para diagnosticar enfermedades graves como la diabetes o el cáncer antes de que se manifiesten los síntomas. Esta misma prueba podría servir también para detectar enfermedades autoinmunes e incluso trastornos neurológicos.
En situaciones de ansiedad o miedo es habitual que se reseque la boca ya que la producción de saliva está regulada por el sistema nervioso.
Es de vital importancia para nuestra salud el hecho de mantener los niveles normales de segregación de saliva (1-1,5 L) para gozar de una buena salud bucodental. Es tan perjudicial una carencia de saliva como un exceso de segregación.
Tratamiento natural de la sequedad bucal
• Evitar el tabaco, café y el alcohol.
• Alimentación rica en frutas y verduras.
• Cocinar con hierbas aromáticas y especias.
• Beber agua en pequeños sorbos a lo largo del día.
• Fitoterapia: chicozapote, zapote (goma de mascar extraída de esta planta).
Gelatina de naranja con jengibre antes de las comidas.
• Hierbas aromáticas: pimienta, romero, tomillo, cardamomo…
• Tomar infusiones de manzanilla, té verde, boldo, equinácea o menta.
• Azafrán
• Jengibre
• Alimentos: manzanas ácidas, fruta estrella, mangos, tamarindo, ruibarbo y plátanos.
Los complementos de betacarotenos junto con la vitamina B pueden mejorar la producción de saliva.
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