Florentina Martínez García. Docente de Alt Benestar
En las últimas dos décadas el número de diabéticos ha pasado de 30 a 230 millones, calculándose que en el 2025 se llegará a los 400 millones de personas. Así lo aseveró en 2007 Anne Marie Felton, por entonces vicepresidenta de la Federación Internacional de Diabetes (IDF) y presidenta de la Federación de Enfermos Europeos de Diabetes, quien recordaría que "cada diez segundos muere una persona a causa de la diabetes y a otras dos se les diagnostica la enfermedad". Se trata, pues, de una auténtica pandemia que no sólo preocupa porque la enfermedad en sí misma va mermando paulatina y progresivamente la salud del que la padece sino por sus graves secuelas en cuanto a microangiopatía (enfermedad de los pequeños vasos o capilares (la retinopatía diabética estaría dentro de esta definición) y macroangiopatía (enfermedad de los grandes vasos, arterias y venas) que da lugar a problemas coronarios –la angina de pecho es con frecuencia indolora en los pacientes diabéticos y de ahí que la mortalidad por infarto entre ellos sea tan elevada–, accidentes cerebrovasculares por trombosis y claudicación y gangrenas de los vasos distales, afecciones que sufren con frecuencia los diabéticos que ponen de manifiesto que se trata de un problema que deteriora notablemente el organismo.
La industria farmacéutica nos vende numerosos y variados fármacos para la diabetes, pero "todos son paliativos". Eso sí, no dejan indiferente a nuestro organismo ya que uno de los antidiabéticos orales más frecuentes es un principio activo que se enmarca dentro de las sulfonilureas (no actúan si no hay una actividad aunque sea mínima del pancreas); tienen una acción beta-excitadora, con lo que exprimen el páncreas y pueden hipertrofiar las células beta; circulan unidas a las proteínas plasmáticas y las biguanidas, que no actúan si no hay insulina y aumentan el consumo de glucosa en la periferia, bien alargando la vida media de la insulina o bien porque se potencia la acción de la misma. Las biguanidas no son hipoglucemiantes "per se" como las sulfonilureas.
Estos antidiabéticos orales (ADO) agotan al pancreas, debilitando aún más su capacidad de generar células beta (transportan la insulina a la sangre) por parte de los "islotes de Lagerhans". Esto se traduce a que no sólo no se trata la etiología del problema sino que producen el problema que, a medio/largo plazo, necesitará insulina y así, sucesivamente, seguiremos alimentando a la tremenda industria farmacéutica a costa de la generación perpetua de enfermedades.
La Medicina Tradicional China, en cambio, no entiende este planteamiento de la medicina alopática ya que considera al organismo como una unidad indivisible en la que todos los órganos y sistemas están relacionados y comunicados entre sí físicamente a nivel bioquímico, pero también energéticamente mediante unos canales que se conocen con el nombre de meridianos, cuya misión es proporcionar energía a todo el organismo para, así mantenerlo en equilibrio.
De este concepto holístico nace el tratamiento etiológico de la diabetes que ya en la dinastía Zhan Guo (403 - 222 a.C.) se documenta en catorce capítulos diferentes del Nei Jing (obra más representativa de esa dinastía y muy importante en la MTC), donde se describen los síntomas, etiología, principios terapéuticos, tratamientos y precauciones a tener en cuenta para el tratamiento y curación de esta enfermedad que fue llamada Xiao Dan (calor extremo) y "la enfermedad de los tres excesos y una insuficiencia", a saber: poliuria, polifagia y polydipsia, como tres excesos, y pérdida de peso progresivo y alarmante como la insuficiencia.
Ahora bien, para la Medicina Tradicional China hay tres tipos distintos de diabetes cuya etiología viene determinada por la alteración de un órgano concreto y en la que, a su vez, destaca un síntoma específico. Así cuando el órgano que inicialmente se altera es el riñón, el primer síntoma es la poliuria; cuando se trata del bazo-páncreas (en MTC estos dos órganos se consideran un conjunto inseparable) el síntoma principal es la polifagia y cuando el primer órgano afectado es el pulmón la sintomatología principal sería la polidipsia.
En suma, en un caso se trataría de un órgano (riñón) de la parte inferior del cuerpo –Jiao Inferior en MTC–; en otro caso, de la zona media (bazo- páncreas) –Jiao Medio– y en el tercer caso, de la zona superior (pulmón) –Jiao Superior–. Por esto, en Medicina Tradicional China hablamos de "tres tipos de diabetes como diabetes del Jiao inferior, medio o superior".
Mi experiencia en el campo diabético es de veinte años y como resultado de la misma escribí un libro titulado "Diabetes y úlceras diabéticas e Medicina Tradicional China" en el que se presentan cien fotografías que exponen casos clínicos y la evolución de los mismos, tratados únicamente con acupuntura y fitoterapia.
En el seminario de formación continuada "Diabetes y úlceras diabéticas en MTC" abordaremos toda la etiopatogenia de esta enfermedad, así como sus tratamientos específicos según síndromes y, así mismo, las secuelas de la diabetes (micro y macroangiopatías).