Mar Tarazona Beltrán
Odontóloga
En el último artículo explicábamos cómo el uso de los mudras en la Kinesiología, método que utiliza test musculares y zonas reflejas corporales para evaluar los desequilibrios del organismo, ayuda en la obtención de datos de la boca, en el marco de la odontología bioenergética. Y para recordar, un mudra es un gesto que se hace con los dedos, el cual representa un determinado plano energético.
El mudra del plano emocional se forma uniendo las yemas del dedo anular y del pulgar. Tiene que ver con el mundo afectivo, psicológico, de las vivencias emocionales de la persona. Para nosotros es importante saber si este plano está afectado a causa de nuestro tratamiento o relacionado con él.
Es posible que el paciente sufra de ansiedad, miedo o tenga fobia a todo lo relacionado al dentista, la inyección, el miedo de las turbinas o el olor de la propia consulta. Hay que intentar ayudar al paciente para que se siente lo más cómodo y seguro posible.
También conviene saber si hay otras vivencias que estén afectando a la persona emocionalmente aunque no tengan que ver con nuestro tratamiento, en cuyo caso deberíamos recomendarle apoyo terapéutico de la mano de otros profesionales según la necesidad del paciente.
Puede suceder que un paciente sufra de bruxismo, contracturas o problemas en la articulación témporo-mandibular porque tiene mucho estrés. Aquí hay que ayudarlo tratando la boca, pero además tendrá que cambiar su estilo de vida, intentar vivir con menos estrés.
Problemas emocionales sin resolver pueden estar relacionados con dolores de cara, cabeza y cuello, por lo tanto siempre tendremos muy en cuenta el plano emocional a la hora de enfocar nuestros tratamientos.
El mudra del plano geopático se forma uniendo las yemas del meñique y del pulgar. Este mudra se refiere a la presencia de líneas de corrientes electromagnéticas a través del suelo (corriente telúrica, líneas de Curry, líneas y nódulos de Hartmann), corrientes de agua (cañerías, pozos de agua, cubas sépticas, corrientes subterráneas...), campos generados por la presencia de electrodomésticos, enchufes, cables que recorren la cabecera de la cama, móviles, antenas y torres de alta tensión.
Si al testar este mudra el músculo da débil significa que hay algún campo electromagnético que nos está afectando negativamente. Nosotros, como dentistas, debemos fijarnos en la presencia de restauraciones y prótesis realizadas con diferentes metales en boca que pueden crear campos electromagnéticos muy cerca de la base del cráneo.
En la actualidad hay muchos materiales novedosos y biológicos, por lo que no es necesario la utilización de metales en nuestros tratamientos.
El plano cicatricial representa todas las cicatrices que generan campos de interferencia en nuestro organismo. El mudra correspondiente se forma con el pulgar plegado sobre la palma de la mano, sin tocar la palma con el dedo. Las intervenciones odontológicas suelen generar algún tipo de cicatriz.
Cuando hacemos una endodoncia quedará un tejido cicatricial en el ápice del diente, en las restauraciones con los instrumentos cortamos esmalte y dentina que son tejidos vivos en los cuales quedará un tejido cicatricial, y sobre todo cuando realizamos una extracción dentaria, intervenciones en las encías o cualquier operación quirúrgica. Una cicatriz es una alteración permanente del tejido que puede actuar como campo interferente, predisponiéndonos a sufrir problemas físicos o psíquicos.
Existen distintos métodos para desbloquear estas interferencias a nivel cicatricial. Podemos usar hierbas cicatrizantes, la caléndula y el aloe, que pueden ayudar tanto física como energéticamente. También nos serían útiles las esencias florales, siempre testando para saber cuáles son las más adecuadas. Otra forma de trabajar las cicatrices es la terapia neural, inyectando procaína con suero fisiológico, así borramos todo tipo de información que quede en la cicatriz, eliminando las memorias irritativas y dejando de actuar como campo interferente.
El diente neurológico es un diente que está creando un campo interferente, o sea que produce un bloqueo energético que afecta a la persona y hay que tratarlo. El diente puede estar enfermo o no, hecho el tratamiento de conducto, llevar una obturación o simplemente estar mal posicionado. Hay que tener mucho cuidado con las muelas del juicio ya que a menudo actúan como campos interferentes.
El mudra del diente neurológico se hace con la yema del dedo mayor sobre la uña del dedo índice de la misma mano. Si al realizar el mudra el músculo indicador nos da débil, deberemos encontrar cuáles son los dientes neurológicos. Lo haremos testando diente por diente, sin realizar ningún mudra. Con aquellas piezas que nos den débil realizaremos un tercer test. Tocaremos con un dedo de una mano dicha pieza y con la otra mano haremos el mudra del diente neurológico. Las piezas que nos den músculo fuerte serán las que están actuando como campos interferentes y deben ser las primeras en tratar.
Además del diagnóstico, el test kinesiológico ayuda a seleccionar terapias y materiales a utilizar en el tratamiento. Debemos colocar los medicamentos y materiales a testar en la mitad del pecho (área del timo), realizamos una nueva prueba muscular y comprobamos si lo que testamos compensa o no la debilidad energética detectada en el diagnóstico kinesiológico.
Gracias a estos test nos aseguramos que los materiales que vamos a utilizar en los pacientes no les van a perjudicar.
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