María Picazo
Psicóloga
Narciso era un hermoso joven que creció sin ningún espejo para evitar una profecía que había predicho que su vida acabaría en el momento que se viera a sí mismo. Era tan bello que enamoraba a todas las jóvenes, aunque él las rechazaba. Entre ellas estaba la ninfa Eco, castigada por Hera a repetir las últimas palabras que se le dirigieran.
Incapaz de comunicarle su amor a Narciso, fue rechazada por él y Eco, desconsolada, se ocultó en una cueva y allí se extinguió hasta que solo quedó su voz. Némesis, diosa de la venganza, maldijo a Narciso haciendo que se enamorara de su propia imagen reflejada en un lago e intentara seducir al hermoso joven, sin darse cuenta de que se trataba de él mismo hasta que intentó besarlo. Se ahogó y su cuerpo se convirtió en una flor, el narciso.
El matemático y físico Isaac Newton (1643 - 1727) nos legó, entre otras muchas aportaciones, el siguiente principio: "Toda acción tiene una reacción igual y contraria". Todo el mundo sabe, más o menos, lo que significa esta máxima de que lo que damos es lo que recibimos. Cualquier cosa que das es lo que recibes. Toda acción de dar crea una reacción opuesta de recibir, y lo que recibes siempre equivale a lo que has dado. Karma lo llaman en algunas religiones, o ley de causa y efecto. Todo lo que das en la vida ha de volver a ti.
Hasta aquí se entiende, pero, ¿quién no conoce el caso de esa excelente persona que no se merecía la injusticia que le ha pasado? ¿O de aquel que era tan sano y se cuidaba tantísimo y sin embargo le dio un patatús? ¿Y esos pillastres que siempre salen airosos? ¿La vida es injusta y Dios, cruel...? ¿Qué pasa entonces?
Dar no se refiere únicamente a la acción física ejecutada con el cuerpo, visible y observable por todos, sino que incluye, sobre todo, los procesos mentales y emocionales internos, lo que pasa de la piel hacia dentro.
Dar es todo lo que ofrecemos en forma de pensamientos, palabras y emociones sentidas.
Dar es la vibración que generamos y que emitimos, seamos conscientes de esa frecuencia o no. Y la vida, el mundo nos lo devuelve.
Echa un vistazo a tu vida. ¿Qué te devuelve el espejo de tu salud? ¿Qué te refleja el espejo de tu trabajo? ¿Qué te revela el espejo de tus relaciones? ¿Qué te dice el espejo de tu economía? En todo momento estás transmitiendo pensamientos positivos o negativos, hablando palabras positivas o negativas, sintiendo emociones positivas o negativas.
Y no importa lo justificado que parezca tu enfado, tu queja o tu crítica. Si son negativos determinarán lo que recibirás en la vida. Mientras pienses que la causa de tu problema está "ahí fuera", mientras creas que cualquier persona o cualquier cosa es la causa de tu sufrimiento, la situación es irremediable.
Quiere decir que te colocas siempre en el papel de víctima inocente. Esa inocencia es muy cara, tiene el precio de tu libertad. Así que ponte a limpiar tu casa de todos tus juicios y despierta de la pesadilla en la que te has metido.
¿De verdad tu marido, tu jefe o tu madre no te valoran? ¿Qué tal empezar a valorarte a ti mismo/a? ¿Qué tal empezar a valorar a tu marido, a tu jefe o a tu madre?
Si crees que es tan fácil para ellos valorarte, quererte o aceptarte, ¿puedes tú hacer lo mismo con ellos tal y como son?
Como Narciso –nuestro ego–, también nos "enamoramos", caemos en un encantamiento y fascinación que nos impide ver que el mundo no es más que un reflejo de nosotros mismos. Este es el fundamento del mecanismo de la proyección que nos atrapa y acabamos" muriendo", perdiendo nuestro poder de actuar sobre la realidad al no reconocernos como agentes activos de ella. Igualmente el Eco de la vida nos recuerda las consecuencias de nuestros actos al "repetir" nuestras últimas palabras. Pero también, lo mismo que a Alicia, nos espera el País de las Maravillas si somos capaces de cruzar a través del espejo. Nos lo dijo el Maestro de Maestros: "Conoced la Verdad y seréis libres"