Quién es
Álex B. Raco es especialista en trastornos del estado de ánimo y ansiedad. Su formación incluye posgrados en psicopatología clínica y en hipnosis ericksoniana, junto a talleres de hipnosis clínica y un tratamiento de psicoanálisis jungiano de cuatro años. Discípulo del doctor Brian Weiss, se ha formado profesionalmente en terapia de regresiones a vidas pasadas en el Omega Institute for Holistic Studies, en el Estado de Nueva York. M.B.A., antes de dedicarse a la terapia de vidas pasadas, ha trabajado como ejecutivo en empresas multinacionales.
"Nunca es el final", de Editorial Sirio, es su primer libro y está basado en historias reales.
Más información en www.itsnevertheend.com y www.terapiaregresiva.org
Aurelio Álvarez Cortez
-¿De qué modo comenzó tu trabajo, Álex, con la hipnosis regresiva?
-Mi contacto con este tema fue repentino. Sin embargo, creo que el hecho de dedicarme a ella fue algo del destino, los acontecimientos… En mi primera regresión, grupal, cuando participé de un seminario de Brian Weiss, tuve la intuición que debía dedicarme a los demás. En ese momento no tenía ni idea de cómo hacerlo. Meses más tarde, y luego de leer sus libros y también otros sobre el tema, la curiosidad me despertó la necesidad de probar. Primero lo hice con una amiga, me interesó y decidí continuar. Pasé de ser ejecutivo de empresa a tener una vida muy diferente. No fue fácil. Así accedí a estudios de posgrado y poco a poco se materializó. Me ayudaron “desde arriba”, lo tengo muy claro.
-¿Se puede diferenciar si son recuerdos o fruto de la imaginación lo que dicen quienes consultan?
-Normalmente, soy escéptico; después de 1.500 sesiones, sigo siéndolo. Si una persona cuenta cosas que para mí no tienen sentido, mi mente racional, el cerebro izquierdo, me dice “esto no es verdad”. A nivel práctico, durante la regresión creo que cuanto más rápidas son las respuestas, más índice de verisimilitud tienen. ¿Por qué? Porque cuesta un poco más imaginar que recordar. Recordar es un proceso más veloz a nivel cognitivo, neurológico. La imaginación requiere diferentes áreas neurales. Otra prueba es que en Internet podemos buscar las informaciones que la persona da para ver si tienen sentido, coherencia, con hechos históricos, vestimenta, etcétera, que aparecen en su relato. Parece fácil, pero no lo es. He atendido gente que no son historiadores ni de un nivel académico elevado, y si narran acontecimientos muy peculiares que solo el protagonista puede saber, no lo están inventando.
A nivel neurobiológico, la memoria episódica y la semántica tienen sitios diferentes en el cerebro. La memoria episódica está en el córtex parietal, lateral, y occipital, por detrás; la semántica se encuentra delante, en la parte prefrontal, y hay áreas comunes, las temporales por ejemplo. Estudios con PET (tomografía por emisión de positrones) en EE.UU. demuestran que durante el estado meditativo, que es el mismo que el de hipnosis…
-Perdona, ¿dices que la meditación y la hipnosis son estados similares?
-No tengo ningún problema en afirmar que el estado hipnótico es un estado meditativo, no hay ninguna diferencia en el cerebro. Se inducen de modo diferente. Las áreas involucradas en una regresión parecen ser las mismas que las de la memoria episódica, de los hechos que te han pasado. Eso es también una prueba, aunque no podemos decir que exista una prueba científica que avale que una persona haya vivido una vida pasada, sería una tontería afirmarlo. Pero diferentes factores inducen a pensar que sí.
-¿Qué es la hiperconciencia?
-Hay estudios que demuestran que en un estado hipnótico se desactiva el piloto automático cerebral. Se han hecho estudios de neuroimagen en personas en estado de relajación hipnótica y se ha observado que se activan más áreas neuronales activadas; por eso es un estado que considero de hiperconciencia. Hipnotizado te encuentras más consciente que en vigilia, pareces dormido, pero estás muy despierto. El cuerpo duerme y la mente despierta.
-¿Te ayudas con un programa en el ordenador para registrar las ondas cerebrales?
-Es un electroencefalógrafo. Las ondas cerebrales activas en un estado hipnótico son las theta, también las alfa; en vigilia normal, las beta. Cuando nos relajamos, cerrando los ojos, simplemente pensando en algo, se activan las alfa. En estado hipnótico aumenta la relajación, se dispara ese estado de “hiperconciencia”, con las ondas theta. Las delta aparecen con el sueño profundo. Un par de veces observé ondas delta cuando una persona estaba percibiendo la muerte; curioso, porque significaría que realmente hay una separación un poco más marcada entre cuerpo y mente.
-¿Los humanos sufren, pero las almas no conocen el sufrimiento?
-Es así, algo maravilloso. Quien hace una regresión de inmediato deja de sufrir, se encuentra en un estado de paz, de beatitud. Ninguna persona que he tratado me ha dicho lo contrario. Ni una. Esto sí tiene valor estadístico. Doy por hecho que cuando nos muramos será súper bonito, no puede ser que todo el mundo lo perciba de la misma forma. Cuando mueres estás en un estado de entrevida, aprendiendo lo sucedido. El alma no sufre.
-¿Por qué hay tantas vidas para una sola alma?
-Para mí es evidente que venimos para aprender y jugamos diferentes papeles. Es muy frecuente que en una vida una persona haya sido padre y en otra, hijo de quien fuera su hijo en la primera y viceversa, para que ambos aprendan el punto de vista del otro, y creo que hasta que no aprendamos esa perspectiva de todos los seres de la tierra no habremos aprendido lo suficiente. Se repetirán las situaciones hasta que se produzca el aprendizaje porque tenemos que ponernos en el papel de los demás. Lo que más me gusta de mi profesión es que quita el miedo a la muerte. Este sentimiento afea nuestra experiencia terrenal, la condiciona, con la sensación de que el tiempo se acaba y esto nos hace competir. En lugar de decir que tú eres yo, que todos somos lo mismo y estamos conectados, que formamos parte de la misma energía, en cambio llegamos a la tierra y empezamos con el juego de egos, de confrontación. Si pierdes el miedo a la muerte vives en paz, mejoran las relaciones con los demás, incluso las familiares.
-¿Nada es malo o bueno sino que la mente lo hace así?
-Es una frase que tomé de Shakespeare. Podemos ser buenos y también malos, no pasa nada. Pero esto no quiere decir que invito a convertirnos en malvados porque dé igual. En una existencia pasada puedes haber jugado un papel de malo, pero para amar sirve aprender qué es no amar. Hagamos lo que nos ocurra, sí, pero sin dañar a los demás, respetándolos y considerándolos como si fuéramos nosotros mismos. Si lo logramos, el mundo será un paraíso. Ahora bien, todo tiene dos caras. La Tierra es un paraíso cuando miramos una puesta de sol, una flor, un animal, una planta, viajamos a una isla en la Polinesia. Al mismo tiempo es un infierno, con las guerras, los que mueren en el mar… Lo tenemos todo aquí, lo podemos experimentar. Imagina si todos nos quisiéramos como si fuéramos nosotros mismos, ¡sería el paraíso!
-¿Se da un patrón en la experiencia de la muerte?
-Sí, se repite siempre. La persona sale del cuerpo, se pierde el estado físico y con ello el sufrimiento y la constricción. Se vuelve el Todo, algo difícil de explicar y curioso. La sensación que describen quienes la experimentan es que, sin perder la individualidad, ganan la conciencia de los demás. Jung lo explicó al hablar de la conciencia colectiva, de tener una perspectiva universal, no individual.
-¿Dónde está la clave del poder terapéutico de la regresión?
-La hipnosis es una técnica, no una terapia, que induce a un estado de conciencia. Funciona al poner en conexión la parte consciente y el subconsciente. En un estado de vigilia tenemos activa la parte consciente al 80 por ciento y el subconsciente al 20 por ciento. Cuando soñamos, sucede al revés, predomina el subconsciente. Con la hipnosis se llega a un 50-50, las dos áreas conectan, produciendo un efecto fantástico. Supongamos que en una vida pasada te has caído de una gran altura, en una montaña, y mueres; al revivirlo, tu subconsciente se libera del miedo a la altura. Lo he visto varias veces, personas con miedo a subir a un ascensor porque quizá habían muerto enterradas en una prisión del Medioevo y tenían claustrofobia, pierden el miedo porque el subconsciente es donde está toda la información olvidada.
-No hay estudios científicos sobre las regresiones, pero, ¿se ha estudiado la hipnosis clínica, como la que practicaba Milton Erickson?
-Efectivamente, se ha estudiado. Aquí tenemos que distinguir entre hipnosis regresiva e hipnosis clínica; en esta existen muchos estudios con médicos que la utilizan, por ejemplo, para tratar una fobia. La causa de este problema no serán vidas pasadas…
-¿En la vida diaria pasamos por trances hipnóticos y no nos damos cuenta?
-Muchas veces, como cuando lees un libro, algún familiar te habla y tú sigues leyendo, imaginando, y respondes en automático. También cuando conduces; llegas al destino y ni te das cuenta cómo has hecho, hay una parte de ti que está conduciendo y otra en otro sitio. También cuando empiezas a dormir y casi al despertar por la mañana, en la entrada y salida del sueño, y en otros momentos más.
-Un argumento muy utilizado por los escépticos es que todos los que hacen una regresión fueron Napoleón, Julio César o Cleopatra.
-En más de mil quinientas regresiones me he encontrado solo dos veces con personajes famosos, un porcentaje nulo estadísticamente. Es más fácil que seas famoso en la vida actual que en una pasada. Los críticos lo dicen porque es más fácil juzgar, intentando que la regresión no sea creíble.
-¿La conciencia es lo real y el ego una ilusión?
-El ego es ilusorio, no existe, somos alma. Cuando llegamos a la Tierra creamos un ser. Al nacer el niño hasta los seis meses no entiende que está separado de los demás, del resto del mundo. Se siente como un todo. El cerebro empieza a desarrollarse y creamos la ilusión de la individualidad. Alex no existe separado de Aurelio, de su vecino, etcétera. Imaginemos un videojuego, el jugador y el avatar. Somos avatares, quien juega es el alma.
-Tu idea de almas gemelas es muy diferente a la que se escucha por ahí.
-Las almas gemelas no tienen que estar en una relación romántica, nada que ver, esa una versión Disney. Tu alma gemela puede ser tu hermano, un colega de trabajo, tu madre. Puede haber un alma encarnada y otra que no. Quizá en esta vida no la encuentres, pero en una próxima sí.
-¿Y las mascotas?
-Son ángeles terrenales, pequeños y no tanto, que vienen para ayudar. La mascota proporciona amor incondicional, adaptabilidad, impermanencia, invita a vivir en el momento. Todas características asociadas mucho más a la imagen de un alma que un ser humano. No quiere decir que sean mejores que nosotros, pero son almas que acompañan. Es curioso, pero al tener una vida más corta a veces vuelven.
-¿Por qué razón el amor es la única energía existente, según comentas en tu libro?
-Es lo que he escuchado en las regresiones a través de quienes perciben la muerte y dejan la vida terrenal. Todos relatan que la energía que aprecian es amor, también paz… Es el concepto. No hay nada más. Se pierden en un mar de amor, es increíble porque en un estado de vigilia la muerte es lo que más miedo nos da.
-Al final aparece un mensaje final de un tal “El Rey”.
-En una regresión apareció esta alma desarrollada y dejó un mensaje para mí, que significaba “no lo podéis entender todo, relajaros porque sois humanos, tenéis solo cinco sentidos, lo entenderéis cuando paséis al otro lado”. Aquí aún no hay medios para medir cosas que sensorialmente no percibimos. No podemos explicarlo todo, somos muy presumidos, lo cual nos permite desarrollar la ciencia, por ejemplo, ¡fantástico! Pero al universo no llegaremos a entenderlo jamás. Personalmente, creo que El Rey es la conciencia colectiva hablando.
-Por todo lo dicho, y a modo de resumen, ¿qué es la hipnosis regresiva?
-Algo que nos hace conocernos mejor a nivel espiritual, una manera de acceder a nuestro ser superior. Lo más importante es que a través de esta técnica se pierde el miedo a la muerte. Mi misión es esta, comunicar que no se preocupen, vivan, disfruten, hagan lo que quieran sin dañar a los demás, esto es un momento de tantos.