Quién es
Socio fundador de la Sociedad de Estudios Índicos y Orientales, como también de la Asociación Transpersonal Española, Vicente Merlo ha sido miembro del consejo asesor del Parlamento de las Religiones del Mundo (Barcelona 2004), integrante de la Sociedad Española de Ciencias de las Religiones y profesor en la asignatura de "Teoría y práctica de la meditación" de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). También, profesor de Hinduismo y Budismo en el Master de Historia de las Religiones en la Universidad de Barcelona (UB). Imparte cursos de meditación, así como otros seminarios, talleres y cursos. Autor de varias publicaciones, su último libro es "Sabiduría y gratitud", de Kairós.
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Aurelio Álvarez Cortez
-Hablas de sabiduría integral, Vicente, e intuyo que el adjetivo tiene una intencionalidad con respecto a lo que quieres compartir con el lector.
-El término integral revela mi herencia aurobindiana, Sri Aurobindo y el yoga integral como una de las influencias principales. Podría parecer una redundancia hablar de "sabiduría integral", pero es para destacar esa diferencia entre el yoga integral de Sri Aurobindo y lo que ha sido un yoga o un vedanta más tradicional, estilo Adi Shankara o Ramana Maharshi, que van directo a lo esencial, pero quizás dejando fuera otros aspectos. Intento decir que hay perspectivas más amplias, más completas, sin querer reducir la cuestión a la tradición hindú, sino justamente lo contrario, abrirme a una serie de perspectivas muy distintas, desde la tradición occidental filosófica, la tradición cabalística, la tradición hindú, la tradición budista, como también enseñanzas esotéricas contemporáneas, en ocasiones más polémicas, y la propia psicología transpersonal, como diferentes enfoques que complementan la idea de una sabiduría integral.
-¿Qué te ha dejado aquella experiencia aurobindiana?
-Los dos años que estuve en el ashram fueron decisivos y cambiaron mi vida para siempre. Fue en 1987/88 y las huellas anímicas, profundas, permanecen más allá del paso del tiempo. Por una parte, en principio fui a Pondicherry para realizar la tesis doctoral, pero pronto se convirtió en mucho más importante la experiencia, de una paz interior recóndita, de un silencio luminoso extraordinario, y de una lucidez y claridad increíbles. Si bien en ocasiones dudé de si merecía la pena el trabajo intelectual de la tesis, finalmente logré integrar, dicho casi irónicamente, la experiencia de meditación y de silencio con la de un pensamiento que se bañaba en el agua de esa atmósfera psíquica espiritual, no sé si supramental, por utilizar el término central de Sri Aurobindo, que hay en el ashram.
-Un poco paradójico lo que dices, aparentemente.
-Es una coincidentia opositorum, de los opuestos. En el enfoque integral no serían ni contradictorios ni opuestos, por ejemplo, el silencio, y el pensamiento y la palabra. Se trata de integrar el pensamiento y la palabra en el silencio interior. Experimentar el silencio en ausencia del pensamiento y la palabra es una tendencia de una mística que huye del mundo, pareciendo que hablar, pensar, moverse, rompe la calidad del silencio. No es así. El trabajo consiste en vivir el silencio, independientemente, en un momento de meditación formal a fondo, para luego salir a la vida cotidiana e integrar la acción, el pensamiento y la palabra en ese silencio de fondo.
-¿Cómo se puede acercar la sabiduría integral al hombre común?
-Buda destacaba la capacidad de adaptarse al medio en que se encuentra el oyente, de ahí las contradicciones que se creen encontrar en el canon budista. Cualquier maestro espiritual adapta su discurso a la persona o al auditorio que tiene enfrente. Por ejemplo, si estoy dando clases en la educación secundaria intentaré que el lenguaje utilizado, los argumentos esgrimidos y la presentación que haga, sean muy distintos de si estoy en la universidad, donde intentaré ser más académicamente correcto, o en un grupo espiritual.
-Ante un auditorio muy variopinto, ¿de qué modo explicarías los aspectos esenciales de la sabiduría integral?
-Empezaría por la experiencia de la meditación, llamando la atención de ese punto fundamental. Nos pasamos la vida identificados con nuestras sensaciones y nuestro cuerpo, con nuestras emociones y sentimientos y nuestros pensamientos, y sin embargo, a través de la experiencia de la meditación, es posible descubrir una dimensión de nuestro ser, que es la identidad más profunda que trasciende todos esos pensamientos, emociones y sensaciones. Aquí hay un punto extraordinariamente práctico y a partir de ahí podemos tirar de ese hilo conductor, desarrollar todo lo que haga falta para ver qué imagen del ser humano estamos teniendo, qué imagen de mí mismo tengo cuando me enfrento en la vida. Diría que nuestro "campo de batalla" sigue siendo el mundo emocional; cómo vivimos este mundo emocional en la vida cotidiana, en los momentos más conflictivos con la pareja, los hijos, padres, jefes... Ahí es donde nuestra conciencia se pierde, en las emociones y los pensamientos. Ese es el primer paso a dar en el trabajo interno: autoobservación, observar que hasta ahora estábamos identificados con todos esos fenómenos psicológicos y, de repente, por el hecho de mantenernos en silencio y de despertar esa conciencia observadora, dejamos de identificarnos totalmente y vemos que cuando surge una emoción ya no nos perdemos en ella, sino que somos capaces de verla, incluso comienza a desarrollarse, pero ya no nos ahogamos en ella.
-Entonces somos, primordialmente, seres emocionales.
-Es como si en el desarrollo evolutivo la mayoría de la humanidad estuviera pasando de tener el centro de nuestra conciencia y existencia en el mundo emocional, a tenerlo en el mundo mental. Los pioneros estarían atravesando del mundo intelectual, racional, a otro superior, intuitivo, espiritual o como se quiera llamar. Éstos tiran del carro de la evolución, adelantados a su época, que han existido siempre.
-¿Algunos modelos que podamos identificar entre estos pioneros?
-Uno de los signos de nuestro tiempo es unir espiritualidad y psicología, por tanto podemos ir más allá y hablar de maestro espiritual y, al mismo tiempo, de psicólogo, psicoterapeuta. Me vienen a la mente varios nombres... El primero es poco conocido en España, A.H. Almaas, creador del Enfoque Diamante. Es el paradigma de psicólogo, psicoterapeuta y maestro espiritual, que se toma en serio el trabajo con lo psicológico. También, Ken Wilber, el propio Claudio Naranjo y, dentro de los más conocidos, más cerca de la imagen del maestro espiritual contemporáneo, Eckhart Tolle, que estaría más próximo de la sabiduría espiritual tradicional, que no tiene en cuenta especialmente muchos otros aspectos, pero que ha conseguido un lenguaje extraordinario. En su misma línea, alguien que pronto será conocido aquí a través de libros que empezarán a publicarse, Christopher Papadopoulus, canadiense, que encarna esa experiencia y realización central que puede servir de modelo. Auguro que un libro suyo que se ha publicado en inglés, "La paz y dónde encontrarla", puede tener una repercusión similar a la de Eckhart Tolle, por ejemplo.
-En tu libro, "Sabiduría y gratitud", te interesas por aquellos que tienen una oportunidad trascendente como es una experiencia cercana a la muerte (ECM).
-Las experiencias cercanas a la muerte siempre han existido, Platón en "La República" habla claramente de ello. Las cientos de miles, literalmente, de ECM en las últimas décadas forman parte de ese despertar colectivo, de la humanidad, y de esa ruptura del velo que ha separado demasiado rígidamente esta dimensión, este mundo, con otros más sutiles. Es una experiencia mística importantísima para muchos, como indica la repercusión que suelen tener en la vida de quienes la experimentan.
-Los casos que has conocido te han impactado singularmente.
-Por una parte, me han impresionado mucho las seis personas que conocí de cerca y que han tenido una EMC y, por otra parte, he conocido bastante de la literatura, desde Raymond Moody hasta Pim van Lommel con su espléndido libro "Conciencia más allá de la vida". Estoy convencido de que es una de las puertas de entrada que tiene la humanidad para la transformación de la concepción del mundo. Lo que más me ha llamado la atención es encontrar descripciones que suenan prácticamente idénticas a la experiencia del descubrimiento de nuestra identidad espiritual individual, el alma, término que también me cuesta pronunciarlo pero que utilizo para entendernos, como en ocasiones la experiencia de la realidad última. Hay descripciones de una expansión de la conciencia hasta saberse ser la conciencia cósmica, la conciencia universal, lo absoluto, de estar bañado en un océano de gozo, de sentir y saber que el amor es la fuerza que mueve el mundo. Nos recuerdan las experiencias místicas más profundas.
-Algunos científicos en charlas reservadas se animan a decir que lo que mueve al universo es algo que podemos definir como el Amor...
-Podría creerse que es un invento cristiano porque el resto de las tradiciones no habían hablado tanto de ello, pero no cabe duda que hay muchos casos fuera de la tradición cristiana. Pienso en esa extraordinaria experiencia que cuenta Richard Bucke en su libro "Conciencia cósmica". Este psiquiatra canadiense, sin haber estado practicando grandes disciplinas espirituales, de repente tuvo una experiencia que llamó conciencia cósmica. Su bellísima descripción muestra esa vivencia profundísima, esa certeza incuestionable de que todo está bien y que el amor rige el universo.
-¿Las ECM son como una experiencia chamánica?
-Hoy sabemos que el chamanismo es como la raíz de las distintas tradiciones religiosas. El taoísmo, por ejemplo, en sus orígenes, como otras tradiciones, está plagado de chamanismo. El chamán es quien tiene esa experiencia espiritual, capaz de establecer comunicación con esas dimensiones a las que nos referíamos; un ejemplo del místico que por propia experiencia conoce los mundos espirituales y todo lo que se cuece allí. Por eso puede entrar en contacto, invocar y trabajar con los espíritus de los animales que le ayudan en su tarea.
-También te refieres a registros akásicos y canalizaciones, poniendo un punto polémico ante tus colegas académicos.
-En un capítulo me atreví llamar sabiduría canalizada a las canalizaciones como muestra de una presentación muy actual, contemporánea y llamativa, por cierto, de esa sabiduría. Es un campo delicado, sembrado de minas. Las fuentes de las que se bebe para canalizar pueden ser tan distintas que encontramos de todo. En algunas he creído hallar una sabiduría extraordinaria, lo que me interesaba comunicar y compartir.
-¿Las más representativas?
-Una destaca de manera muy especial y en varios libros he hablado de ella. Se presenta como OMnia y la fuente de canalización sería un guía cósmico que dio el nombre de Pastor. Hay cientos de encuentros, de sesiones, conferencias, en los que se despliega una sabiduría extraordinaria. Conocí personalmente a la canalizadora, estuve asistiendo a algunas canalizaciones en Francia y Suiza, y después oí muchas de sus charlas como quien bebe de la fuente más sanadora y clarificadora. También está un joven conocido como Kai y otros muchos más célebres internacionalmente como Seth, Kryon, Barbara Marciniak, etcétera.
-¿Qué te resuena de estos mensajes, exactamente?
-Esa resonancia intento que sea, repito adrede el término, integral, en el sentido de que uno está abierto desde el corazón para percibir que se emite desde esa fuente, que suponemos canalizada, y al mismo tiempo uno abre su mente para ver si aquel discurso parece convincente o no. Más que las ideas, que también, la experiencia en el momento de la canalización con OMnia/Pastor fue una impresión fortísima. Primero se transforma tu estado de conciencia, de ser, en presencia de una luz que parece inundar la sala en que te encuentras, una luz amorosa integrando esos aspectos una vez más. La sensación resultó tan fuerte que, sin que yo hubiera dicho una sola palabra, aquella persona estaba clarificando mis preguntas más íntimas, algo sorprendente...
-¿Y cómo presentas los registros akásicos?
-Si atendemos el axioma hermético, "como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba". Y así como en el ser humano hay una memoria donde quedan registradas todas las experiencias, a nivel planetario, solar, galáctico y cósmico también. El planeta es el cuerpo físico de expresión de una conciencia, de una inteligencia, el Logos planetario, como le llaman algunos; el sol sería el cuerpo de expresión de la conciencia solar, etcétera. El clarividente entrenado, el iniciado, es capaz de sintonizar con esas "frecuencias de radio" de los registros akásicos, de tal persona, de tal país, de tal época, y leer, simbólicamente, lo sucedido.
-¿Para qué sirve todo ello, dicho con un pensamiento utilitario?
-La comprensión del pasado ha sido siempre fundamental para comprendernos a nosotros mismos, pero puestos en el plan más pragmático, puede ser profundamente sanadora, como pasa con las terapias de vidas anteriores, con las regresiones, hipnóticas o no, a vidas anteriores... La comprensión de fenómenos del pasado, en ocasiones traumáticos, es profundamente sanadora y liberadora. Ampliando el lema psicoanalítico, el hecho de hacer consciente lo inconsciente de vidas anteriores, entender su grandeza y profundidad, hace que transforme mi visión de quién soy yo y de por qué me está pasando lo que me está pasando.
-¿Se puede estar en la sabiduría sin tener una actitud agradecida?
-No sería la sabiduría integral a la que me refiero. El hecho de añadir el término gratitud y de concederle cierta importancia es otro modo de intentar unir el campo de lo afectivo, tan olvidado cuando se habla de filosofías, de ciencias, de sabidurías, en el campo de esa sabiduría integral. Puede haber un conocimiento extraordinario y no ser un conocimiento científico filosófico, sino un conocimiento espiritual. Si utilizamos como ejemplo el sistema simbólico de los chakras, uno puede haber despertado el ajna, el chakra del entrecejo, y no tanto el chakra del corazón. La gratitud unida a la sabiduría integral es una invitación para abrir la mente y la comprensión, y también el corazón... el amor, la compasión y la gratitud.
-No como un acto de cortesía sino como actitud espontánea, del corazón.
-Efectivamente. No es el agradecimiento superficial, la cortesía que dices, por un hecho determinado, sino que es una síntesis del asombro filosófico y del agradecimiento por el hecho de ser. No es que me hayan hecho un pequeño regalo en particular, ¡es que me han regalado la vida y el ser! Y el estar presente y consciente de eso abre el corazón, incluso sin saber a quién se está dirigiendo esa gratitud, no importa en este caso. Es un sentimiento de apertura del corazón que agradece el hecho de estar contemplando una flor, una puesta de sol, cruzar una mirada con otro ser humano consciente, y esto es independiente de conceptualizarlo como gratitud hacia Dios, la Diosa, los Maestros de Sabiduría o la Vida.
-Quizá sea más agradecido quien no ha perdido la capacidad de asombro.
-El problema es que estamos tan identificados con nuestra mente que ya no nos asombra nada, creemos haberlo visto todo. Es como si el asombro se nos hubiera subido a la cabeza y allí se hubiera congelado. Debemos tratar de volverlo al corazón para asombrarnos hasta del grano de arena que contiene el universo entero, como decía William Blake. El asombro ante lo cotidiano, algo también muy zen, muy taoísta. Alcanzar la iluminación no es dar un salto a una dimensión sobrenatural, sino ver el resplandor de lo cotidiano.