Mar Tarazona Beltrán. Odontóloga
El ser humano vive dependiendo de dos funciones vitales, respirar y comer, aunque una es dependiente de la otra. Hay una función primordial y ésta es la de la boca pues, como la vida, es movimiento. De las dos áreas, la boca es la que se mueve y no la nariz. Las áreas respiratorias (nariz y senos paranasales) se hallan encima de la boca y en íntima conexión con ella. Si la boca trabaja en forma óptima, con masticación bilateral refleja, la respiración también lo será y con ello el cuerpo tendría asegurada la salud y bienestar.
La mandíbula o maxilar inferior se encuentra todo el tiempo trabajando en contra de la fuerza de gravedad, ya que para mantener la boca cerrada es necesario que los músculos mandibulares trabajen, manteniendo un grado de contracción, llamado tono muscular, que depende del grado de oxigenación. La lengua también está en estado de contracción mientras se mantenga un grado correcto de oxigenación ya que, si perdiera ese tono muscular, iría hacia atrás, obstruyendo las vías respiratorias y orales.
La vida es un equilibrio permanente, un estado de tono muscular dado por el grado de oxigenación óptima. El primer indicio de enfermedad o debilidad es la pérdida del tono muscular y la boca se abre.
En nuestros tiempos es fácil encontrar niños que permanecen todo el tiempo con la boca abierta, son respiradores orales con sintomatología muy diversa: cansancio muscular continuo, palidez, ojeras, enuresis (orinarse en la cama), trastornos de conducta, alergias, etcétera.
Gracias a la aparatología de ortopedia maxilar, el niño cambia en un corto periodo de tiempo (más o menos, tres meses), recupera su estabilidad fisiológica, emocional y ordena los reflejos, deja de orinarse, empieza a comer bien. La única colaboración que necesitamos es que el niño se coloque el aparato en la boca, normalmente lo acepta bien ya que cualquier cosa que nos haga respirar correctamente nos hará sentir mejor y nos agradará.
Los niños con respiración oral son niños con falta de desarrollo no solamente cráneofacial sino de todo el cuerpo. Vienen desde el vientre materno, de padres que no respiran adecuadamente, y ellos mismos dentro de la madre no pueden llegar a una maduración total. Este niño posee cráneo estrecho, nariz sin desarrollo, columna con cifosis dorsal y/o lordosis lumbar y trastornos en el pie. Son fallos del desarrollo por no tener una buena oxigenación. La respiración oral es un síntoma de defensa, el niño que respira por la boca está tratando de compensar la falta de respiración nasal.
La boca es el único órgano del ser humano que viene maduro al mundo. Allí se asientan los reflejos innatos, primarios como el de deglución y el de mamar, que es una masticación sin dientes.
El trabajo que la boca hace, va mucho más allá de lo que nunca hayamos podido imaginar. Es el esfínter jefe de todos los esfínteres del organismo. Una boca abierta nos indicará que el resto de los esfínteres: cardias, píloro, esfínteres del ojo, corazón, riñones, pulmones, el esfínter vesical, no pueden hacer una contracción correcta por agotamiento e incapacidad muscular debido a la falta de oxigenación.
Una persona que no mastica ni respira bien no es capaz de excretar de forma adecuada. Al mantener los excrementos detenidos en el organismo, los sistemas de defensa se alteran y agotan, y empiezan las manifestaciones externas como trastornos de la piel, sequedad, irritaciones, forúnculos… Ya que todo aquello que no sale por las vías excretorias: urinarias y digestivas, tiende a salir por la piel.
Con la aparatología ortopédica maxilar este equilibrio se recupera y manteniendo el aparato en boca se consigue la armonía funcional de músculos y huesos. La boca, al trabajar equilibradamente, de una manera bilateral, permite a la nariz realizar un trabajo óptimo. Todo ello nos ayudará a disfrutar de una buena salud y mantenerla durante toda la vida.